El asesino misionero de las mil caras: a 11 años de la perpetua a “Gusano” Menocchio, uno de los delincuentes más sanguinarios de la historia argentina

Repasamos la historia de Luis Raul Menocchio, apodado “el Gusano” o “el hombre las mil caras”, que fue condenado a cadena perpetua el 30 de mayo de 2012. Provenía de una de las familias más adineradas de Misiones. Su padre era propietario de uno de los más importantes puertos yerbateros de la región, lo que le permitió a Luis Raúl, crecer en medio de lujos y comodidades.

A 11 años de la perpetua a “Gusano” Menocchio, uno de los asesinos más sanguinarios de la historia argentina. En el año 2012, Luis Raul Menocchio fue sentenciado a cadena perpetua por el homicidio de Claudio Nozzi, productor de la señal HBO, con quien tenía un ambicioso proyecto cinematográfico.

Sin embargo no fue la única sentencia ya que en 2013, fue condenado a otra cadena perpetua por el asesinato de Manuel Rosseo y su cuñada, Noelia Bartolomé. El hecho había ocurrido el 13 de enero de 2011 en Chaco.

Los cinco homicidios cometidos por Menocchio, quien también fue conocido como el asesino de las mil caras, por las cirugías plásticas a las que se sometió para modificar sus rasgos, tuvieron un móvil en común: la codicia.

El Gusano, estafó y mató a personas en la provincia de Corrientes, Chaco y el país vecino de Paraguay. Hijo de uno de los empresarios más importantes de Misiones y dueño de puertos yerbateros de la región, le permitió a Menocchio crecer en medio de lujos y comodidades.

Mató al estanciero Manuel Roseo y a su cuñada, Nélida Bartolomé, dueños de La Fidelidad, un establecimiento rural de 250.000 hectáreas, en Chaco, convertido hoy en parque nacional.

Antes de asesinar a los estancieros, había cometido otros tres homicidios. En marzo de 2005, el Niño o el Gusano, como se lo conocía, asesinó, en Corrientes, al productor de cine Claudio Nozzi. Además, tenía un pedido de captura internacional dictado por la Justicia paraguaya, que lo consideró presunto responsable de los homicidios del comerciante formoseño Eduardo Maciel y su pareja, Graciela Méndez, cuyos cuerpos fueron hallados dentro de dos tambores rellenos con cemento, ladrillos y tres baterías de autos en un monte de Fernando de la Mora, cerca de Asunción.

Cruzó nuevamente a Argentina y al llegar a Resistencia gastó todo el dinero en efectivo que llevaba para pagarle a un cirujano plástico la operación de cambio de rostro. También adquirió la identidad falsa a nombre de Hugo Jara. Usó esta identidad apócrifa para armar la puesta en escena que terminó con el homicidio de Nozzi.

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Para deshacerse del cuerpo, los asesinos del productor de cine Claudio Nozzi le ataron sus manos con cadenas, le pusieron seis candados, le colocaron esposas en los pies y dos anclas, una de tres picos a la altura de las muñecas y la de dos picos, en los tobillos. Los homicidas arrojaron el cadáver en el río Paraná y volvieron en un bote semirrígido al yate Trasulag II, que el empresario asesinado compró por US$300.000 dos días antes de que lo mataran. Limpiaron la sangre con una hidrolavadora y luego armaron allí una fiesta con música, alcohol y mujeres.

Hugo Jara era uno de los tantos nombres falsos que se inventó cuando era investigado por el crimen del cineasta. Detrás de él se ocultaba Luis Raúl Menocchio, alias Gusano, el asesino de las mil caras. Y el tal Ramírez no era cocinero, sino el guardaespaldas del impostor.

la Justicia paraguaya había ordenado su captura internacional por los homicidios del comerciante formoseño Eduardo Maciel y Graciela Méndez, cuyos cuerpos fueron hallados dentro de dos tambores rellenos con cemento, ladrillos y tres baterías de autos en un monte de Fernando de la Mora, cerca de Asunción.

Antes de ser detenido por el homicidio de Nozzi, el astuto Menocchio se instaló en Paraguay y se convirtió en animador de las fiestas más importantes del jet set de Asunción. Armó una empresa de seguridad y transporte de caudales y abrió una sociedad comercial dedicada a la televisión por cable.

Aunque la Justicia paraguaya sospechaba que todos los emprendimientos de Menocchio crecieron a partir de capitales de origen ilícito, el Gusano tuvo que huir de ese país porque lo acusaban de los homicidios de Maciel y de Méndez, una joven empleada de un local nocturno de Asunción, de 19 años.

El 16 de agosto de 2004, los testigos vieron llegar a Menocchio con un lata llena de un polvo blanco. Mujeres vestidas con lencería erótica le hicieron un pasillo hasta el interior del local. En la barra, Menocchio volcó el contenido de la lata y todos los participantes de la fiesta consumieron la sustancia. Según los testigos, Maciel y Méndez abandonaron la boite en la camioneta Ford Explorer de Menocchio.

La hipótesis de los investigadores paraguayos indicaba que Menocchio habría matado a Maciel por el faltante de una importante cantidad de dinero que le había entregado con el objetivo «lavarlo» en el circuito financiero legal.

A raíz de ese doble homicidio, Menocchio tuvo que abandonar Paraguay. El juez penal de Asunción Alcides Corbeta emitió el pedido de captura internacional N°1349 contra el empresario, al considerarlo el presunto autor material de los asesinatos.

Pero el Gusano logró escapar. Cruzó la frontera, pasó por Formosa y viajó a Chaco. En Resistencia También adquirió la identidad falsa a nombre de Hugo Jara.

“Se probó en la audiencia el poderío económico de Menocchio. Esto surge de la lectura de los archivos personales de su computadora. Allí figuran las múltiples empresas que tenía. En esos documentos consta que no podía disponer de todo su capital porque estaba prófugo de la Justicia paraguaya. El dinero en efectivo que llevaba encima solo le alcanzó para cambiarse el rostro. Dicha intervención quirúrgica se concretó en la Argentina, pues su novia lo conoció con otra cara. Esa falta de liquidez lo llevó a vivir con Nozzi en un country en Don Torcuato”, expresaron los jueces del Tribunal Oral N°1 de Corrientes al fundamentar la condena a prisión perpetua contra el Gusano por el homicidio del cineasta.

Luego de escuchar a los testigos, los magistrados concluyeron que Menocchio asesinó a Nozzi porque necesitaba dinero para poder viajar a Panamá y a otros paraísos fiscales para rescatar los fondos que tenía inmovilizados por orden de la Justicia paraguaya, que ya lo acusaba de los asesinatos de Maciel y de Méndez.

Según se determinó en la investigación, luego de matar a Nozzi, Menocchio tomaría la identidad del cineasta para vaciar sus cajas de seguridad y las cuentas que tenía en el exterior.

El misionero Luis Raúl “El Gusano” Menocchio, al ser detenido por el asesinato del cineasta Claudio Nozzi

El 30 de mayo del 2012, Menocchio, apodado “el Gusano” o “el hombre las mil caras”, por la prensa argentina, fue condenado a cadena perpetua.
En el 2013 le dieron una segunda cadena perpetua, por el crimen de Manuel Rosseo y Nélida Bartolome.
Por los asesinatos cometidos en Paraguay jamás fue juzgado y sus estafas también quedaron impunes. Luego de un supuesto intento de fuga El Gusano fue trasladado a la cárcel de Chubut, donde cumple su condena.

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