La alta inflación pone a la Argentina ante el riesgo de nueva recesión según economistas convocados por el Centro para la Concertación y el Desarrollo

Tras un intenso debate de ideas en el evento titulado “Inflación. Otras Voces”, los economistas convocados por el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD) coincidieron en que la muy alta inflación que vive el país, que casi seguro supere el 70% al cierre del año, se convierte en la peor amenaza para el crecimiento económico y genera el riesgo de una recesión.

Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de la consultora EcoGo; Agustina Gallardo, economista jefe del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); Diego Bossio, economista de Equilibra; Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA); y Mariano De Miguel director del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), debatieron sobre las causas y consecuencias de la inflación, y sobre medidas para superarla con la moderación del director general del CCD y ex ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.

Centro para la Concertación y el Desarrollo

Los economistas coincidieron en el fuerte impacto que provoca la dinámica de los precios en la Argentina, no solo por la generación de pobreza sino porque está actuando como un ancla para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). También encontraron un punto en común en la necesidad de ingresar dólares a las reservas, para lograr sostener el crecimiento y controlar los precios.

Al dar paso al debate Trotta remarcó que “es necesario que el Gobierno despliegue una hoja de ruta con medidas concretas contra la inflación que permitan la generación de confianza en los distintos sectores”.

Para el exministro “es fundamental la articulación entre las distintas áreas de gobierno y el entendimiento con otras fuerzas políticas, empresariales y del sector del trabajo. Por eso nosotros desde el CCD promovemos este tipo de encuentros para buscar ideas, en momentos en los que vemos que hay poca reflexión en general entre los actores políticos”.

La inflación destruye el crédito

Agustina Gallardo, economista jefe del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), destacó en su participación que la inflación “entorpece y distorsiona” todos los precios relativos de la economía, con impacto en el crédito, que es un motor central para el desarrollo de las inversiones que dinamizan el crecimiento de los países.

“Los países con alta inflación deterioran el crédito. Esto es porque cuando se alteran los precios, el precio del dinero se altera. Y, además, nadie quiere hacer contratos demasiado largos porque no saben qué vendrá hacia adelante”, comentó Gallardo.

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También explicó que los ingresos de los bancos hoy están generados en más del 50% por las mesas de dinero y no el crédito, dado que “no es un fenómeno rentable” para las entidades. Señaló que puede haber alguna excepción en las entidades que cobran muy caro el financiamiento, pero los ingresos vienen fundamentalmente de instrumentos públicos.

Gallardo resaltó el dato de que “el crédito al sector privado no financiero no llega al 9% del Producto Interno Bruto”. Asimismo, remarcó el “carácter procíclico” del crédito en la Argentina: “el rasgo más característico del crédito bancario es que presta más cuando la economía está creciendo y a muy corto plazo. Pero el verdadero crédito que nos puede ayudar, que va a empleo e inclusión, es el de largo plazo”, sostuvo.

Pensar en un plan

Para el exdirector ejecutivo de la ANSES, Diego Bossio, la inflación “duele”. Se trata del mayor problema de la Argentina desde “hace mucho tiempo, duele y hace mucho daño”. Al hacer una breve comparación describió que “Bolivia tuvo 0,5% de inflación en el primer trimestre.

Uruguay, en medio de un rebrote inflacionario mundial, tuvo 5% de inflación en el primer cuatrimestre. Lo mismo Brasil y Chile. Por eso tenemos que ver lo que pasa en el vecindario. Se puede resolver la inflación”.

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Un punto expuesto por Bossio en el coincidieron sus colegas del panel es que “con inflaciones arriba del 30% se compromete el crecimiento económico. Con inflaciones bajas o moderadas, crecés entre 7 y 8 años de cada década; con alta inflación, crecés un año sí y otro no”.

Entre los datos que señaló el economista de Equilibra, se destacan que “desde 1944 a la actualidad, en los años en los que la inflación fue de menos del 15%, el crecimiento promedio del PIB fue del 5,2%; cuando hubo entre 15% y 30%, el crecimiento fue del 3,3%; cuando estuvo por encima del 30%, el crecimiento fue del 0,3%”. Esto según dijo muestra que la inflación afecta decididamente al crecimiento.

Para Bossio “la Argentina no sufre de restricción externa”, porque hay más de 256.000 millones de dólares, “pero el problema es que no están en el sistema. No están en el Banco Central ni como flujo”, afirmó.

Y también fue crítico de la situación fiscal al remarcar que “desde 1960 hasta la fecha, en una cantidad de años que entra en una mano, hubo equilibrio fiscal. Se puede tener déficit fiscal, pero como herramienta contracíclica, no como algo crónico. Esto hay que abordarlo”, sentenció.

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La clave de los costos

Desde el inicio de su exposición el economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, quiso marcar una diferencia conceptual advirtiendo que la inflación es la variación persistente de los precios y no un salto de los precios relativos, como ocurrió en la crisis de 2001.

Resaltó que “hablar de la concentración y la avaricia para explicar la inflación no colabora en el debate. Esto no quiere decir que no podamos discutir rentabilidades extraordinarias o mercados oligopólicos. Esto es una discusión de política comercial, productiva y de cadena de valor. No es discutir la inflación, que es un tema macroeconómico”.

También buscó dejar en claro que “hablar de inflación multicausal es no decir mucho”. El concepto central de su exposición fue el de “la revisión de la dinámica de los costos”, entre los que resaltó el precio de las commodities; el tipo de cambio y la disponibilidad de dólares; tarifas y salarios, entre otros.

“Yo diría que hay que ir por dos lados. Primero, intentemos evitar la devaluación. Y si no podemos, que sea ordenada y estabilizadora. Segundo, no hay que olvidar la retroalimentación que hay entre la macroeconomía (para generar confianza en la moneda nacional y ordenar los precios relativos) y las políticas productivas y de desarrollo”, afirmó.

Para el economista de la UIA “si Argentina hubiese crecido 3% por año, hoy tendríamos que importar más o menos u$s40.000 millones más por año. Si recuperamos una senda de crecimiento, se requieren más importaciones. Y si vamos a importar más, hay que exportar más. Por eso es tan complicada la agenda, con un doble desafío que es macroeconomía y moneda sana más una política productiva para generar dólares. Sin las dos cosas operando al mismo tiempo, generar mejores salarios, inversión y bienestar va a ser imposible”.

Reconstruir la moneda

De entrada, en su exposición Marina Dal Poggetto destacó que en la Argentina la tasa de inflación “incide y mucho” en las decisiones de consumo e inversión. Y señaló que la baja cantidad de crédito disponible en el país tiene que ver con la forma en la que los argentinos ahorran generalmente: por fuera del sistema financiero y por fuera de su moneda.

“Una moneda se construye haciendo que quien apuesta en contra de esa moneda, pierde”, enfatizó para así comentar que “después de la crisis de 2001, la Argentina tuvo la oportunidad de construir su moneda y dilapidó esa posibilidad para forzar la tasa de crecimiento económica vía políticas fiscales extraordinariamente expansivas”.

Para la directora de EcoGo es claro que “lo que está habiendo en la Argentina es una distorsión violenta de los precios relativos. El año pasado y como en todos los años electorales, de uno y otro lado de la grieta, siempre se usó el atraso del tipo de cambio para mejorar el crecimiento. Cuando mirás la dinámica de los precios, hay algunos que suben al doble que la inflación y otros que están congelados”.

“Tenés inflación alta, precios relativos desalineados, una brecha cambiaria arriba del 100% y un balance del Banco Central que está literalmente reventado, sin dólares y con pesos sobrando en la economía. La verdad es que urge un plan de estabilización”, afirmó. Y entre sus conclusiones estuvo que que Argentina sistemáticamente va erosionando la capacidad de ahorro de sus habitantes.

Dal Poggetto también expresó un punto de denate entre los economistas que participaron en el evento del CCD. Según su mirada, un plan de estabilización requiere de un horizonte, gobernabilidad, un shock de precios de bienes y servicios, shock del tipo de cambio, shock de tasas de interés, y una clara consolidación fiscal que permita cortar con el financiamiento monetario.

Encontrar el ancla

En las reflexiones finales del encuentro, el coordinador general del IET, Mariano De Miguel, resaltó que según su visión “el gran desafío de Argentina en materia inflacionaria es encontrar un ancla de los precios. El problema es que, si revisamos las principales palancas de los costos que a su vez gobiernan la dinámica de los precios, el ancla no parece fácil de determinar”.

De Miguel explicó que “los precios internacionales acusan recibo del contexto global. Las tarifas y el tipo de cambio están a merced del acuerdo con el FMI. Y usar de ancla a los salarios en el contexto nacional actual no sería fácil ni deseable”.

 

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