España | Un terremoto de 4,9 de magnitud sacudió la isla La Palma en Canarias

Según el Instituto Geográfico Nacional, los temblores se producen a causa de la reactivación del volcán Cumbre Vieja, ocurrida el 19 de septiembre y que ya destruyó unas 900 hectáreas y más de 2000 construcciones, la mayoría de ellas viviendas.

 


Un terremoto de 4,9 de magnitud sacudió este sábado por la tarde la isla española de La Palma, en Canarias, dónde se encuentra hace más de un mes en erupción el volcán Cumbre Vieja, informó el Instituto Geográfico Nacional (IGN) que lleva contabilizados más de 30 temblores a lo largo de la jornada.

 

Según el IGN, los temblores se producen a causa de la reactivación volcánica del Cumbre Vieja, ocurrida el 19 de septiembre y que ya destruyó unas 900 hectáreas y más de 2000 construcciones, la mayoría de ellas viviendas.

 

Unas 7 mil personas tuvieron que ser evacuadas a causa de los temblores que según el IGN comenzaron en la mañana de este sábado, con un sismo de 4,3 de magnitud y a 36 kilómetros de profundidad.

 

Horas más tardes, se produjo el mayor temblor que llegó hasta 4,9 de magnitud, el más grande que sintió la isla desde que el volcán entró en erupción.

 

A causa del temblor, también se produjo el derrumbe del cono principal del volcán que continúa generando ríos de lava.

 

«Los centros emisores continúan evacuando lava», informó el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende.

 

En un informe difundido en la cuenta de Twitter del Gobierno canario, Morcuende explicó que «la totalidad de las coladas se siguen alimentando», es decir que todos los canales por donde fluye lavan continúan abiertos.

 

Pero, además, señaló que la «colada que está recibiendo más aporte es la que terminó en el delta lávico llegando al mar y que está alimentada por flujos subterráneos».

 

A un mes de la erupción del volcán Cumbre Vieja, no hay perspectiva de que cese

 

La erupción del volcán Cumbre Vieja continuaba lanzando lava y cenizas sobre la isla española de La Palma, en el archipiélago de Canarias, donde ya destruyó centenares de viviendas y obligó a evacuar a casi 7.000 personas desde que comenzó su erupción hace exactamente un mes.

 

El Cumbre Vieja entró en fase eruptiva el 19 de septiembre, cuando emitió ríos de lava que iniciaron un lento descenso hasta que alcanzaron el mar diez días después. erupción del volcán

 

La erupción no provocó víctimas, pero las coladas de magma -grises y naranjas- destruyeron 1.956 edificios, incluidas centenares de casas, y ya cubrió 763 hectáreas, de acuerdo con las últimas cifras oficiales.

 

Las nubes de ceniza que emite sin descanso el volcán, y que tiñen de gris parte de la isla, también alteraron las conexiones aéreas con La Palma, cuyo aeropuerto dejó de operar en varias oportunidades.

 

Cuando se cumple un mes del inicio de la erupción, que fue acompañada de manera recurrente por sismos de menor magnitud, los geólogos no saben pronosticar cuánto tiempo puede extenderse su actividad.

 

El Cumbre Vieja expulsa 10.000 toneladas de dióxido de azufre por día y, para considerar que empieza a apagarse debería descender a 400 toneladas, explicó a la prensa David Calvo, portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).

 

«Nadie es capaz de afirmar que esta es su finalización», dijo por su parte el jefe del gobierno regional de Canarias, Ángel Víctor Torres, según informó la agencia de noticias AFP.

 

Una segunda colada de lava se encuentra ahora a unos 30 metros de la costa, al oeste de la isla, y su contacto con el océano podría provocar emisiones tóxicas, advirtieron los especialistas.

 

Según David Calvo, este nuevo flujo, cuya temperatura supera los 1.100 grados, avanza muy lentamente y podría llegar en las próximas horas al mar, obligando probablemente a encerrar a los vecinos que se encuentran en las zonas más cercanas.

 

 

La primera colada de lava tocó el océano a finales de septiembre, y al solidificarse tras el contacto con el agua generó una nueva península que suma ya 40 hectáreas.

 

Desde el inicio de la erupción, casi 7.000 vecinos de esta pequeña isla atlántica de 85.000 habitantes han tenido que dejar sus casas.

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