Ayer un niño Mbyá murió atropellado por un colectivo cerca de la terminal de Posadas. “A partir de la muerte de este niño se debería pensar en una política para abordar esta realidad de nuestros hermanos en las calles y en las plazas”, dice Kiki Ramírez, integrante del Equipo Misiones de Pastoral Aborigen.
Kiki Ramírez – RadioActiva
Ramírez contó que todavía no se comunicaron directamente con la nueva directora de Asuntos Guaraníes de la provincia Norma Silvero, pero espera que luego de este trágico incidente esté trabajando en proponer una política indígena seria que vele por los derechos y la seguridad de estas personas.
“Esto es una triste consecuencia, pero lo que hay que conversar mucho y visibilizar son las causas que llevan a la comunidad a tener la necesidad de ir a la ciudad como pasó en Posadas y en otros lugares. Lamentamos mucho este hecho y nos tiene que llevar a todos a una reflexión y quizás al Gobierno, creo que es para tomarse en serio este emergente que es la muerte de este niño”.
Además, indicó que es un buen momento para reflexionar y pensar por qué estás comunidades viven en las inmediaciones de la ciudad, en condiciones que ningún ser humano quisiera vivir, llenos de necesidades y recibiendo un nivel altísimo de discriminación por parte del resto de la población.
“No es bueno que los niños estén mendigando, creo que ellos no lo eligen por sí mismos, algo está pasando y eso es lo que hay que preguntarse, ¿Qué les obliga a estar en las ciudades pasando días y días de espera con sus familias en las calles, en las plazas y en las avenidas?”, reflexionó Ramírez.
En cuanto a esto, y teniendo en cuenta la cercanía que mantiene con estas comunidades, sostuvo que hay dos cuestiones que les lleva a vivir de esta forma. En primer lugar, señaló que una de las razones es la escasez de agua que tienen en sus territorios debido a las altas temperaturas y a los largos períodos de sequías. Aseguró que hay familias enteras que no cuentan con este recurso hace semanas, dado que las vertientes de las cuales se abastecían se quedaron completamente secas.
En segundo lugar mencionó que los miembros de estas comunidades sufren cada vez que los bosques ubicados dentro de sus territorios son desmontados para obtener la madera. Es una situación muy frecuente que los aqueja tanto que se comunican con este equipo para pedir ayuda y evitar que esto suceda. Contó que hoy irán a asistir a una comunidad cerca de la localidad de San Vicente por este mismo problema.
Ramírez explicó que si bien las condiciones climáticas no pueden ser evitadas, la tala de árboles sí, por eso reiteró la importancia de que se creen políticas provinciales para impedir que esta actividad siga debilitando la vida dentro de las comunidades.
“Si se continúa con ese modo de tratar a los territorios indígenas y si no se respetan las leyes que respalda sus derechos esto se va a agravar. No hay una política de acompañamiento, se dan subsidios y asistencia, pero sin un seguimiento o mirada crítica”, apuntó.
Por último, Ramírez reconoció que cualquier tipo de ayuda que le puedan dar, no soluciona todos sus problemas de forma inmediata dado que para lograr cambios importantes se necesita un proceso largo de acompañamiento y asistencia. Pero resaltó que ahora es el momento para abordar sus problemas y comenzar a subsanar sus necesidades.
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