8M: una lucha que ayer, como hoy, tiene a la mujer como protagonista por un techo digno

La primera huelga inquilina del mundo se materializó en el barrio porteño de Barracas y luego se extendió a varias ciudades del país. El aumento del 30 por ciento en el monto de los alquileres y la prohibición de alquilar con niños reveló a las mujeres suspendiendo el pago del alquiler, de donde nace, despectivamente, el término «conventillera». En ese momento los dueños de las propiedades dicen exactamente lo mismo que ahora que no se tiene que meter el Estado y cómo respuesta a la huelga se crea la «cámara de propietarios», la misma que hoy pretende derogar la actual Ley de Alquileres.

 

La Federación Nacional de Inquilinos se presenta como un frente conformado por diversas organizaciones de varios puntos del país, unidos por la necesidad de construir un espacio que eleve las voces de 5 millones de argentinos que padecen diariamente los problemas de alquilar. Accionan por la reforma de la Ley de alquileres y para el 8M, presentan un texto que recuerda el origen histórico del término “conventillera”, usado frecuentemente para menoscabar los reclamos de las mujeres.

 

 

El término “conventillera” refiere a uno de los sucesos históricos más relevantes de comienzo del siglo XX conocido como la Huelga de inquilinos y que mayormente fue encabezada por mujeres. El conflicto se desata cuando los dueños de los conventillos (casa grande y antigua, con varias habitaciones o viviendas, donde viven numerosas personas de escasos recursos económicos) deciden aumentar los alquileres de manera descomunal. El escritor Osvaldo Bayer escribió al respecto que, “Protagonistas de esa ocupación van a ser las mujeres, ya que los hombres salen a trabajar. Resisten, resisten, resisten con una entereza digna de un aplauso histórico”.

 

En su comunicado, la Federación recuerda que en 1907 estalló en ciudades como Buenos Aires, Rosario, La Plata y Bahía Blanca una Huelga de Inquilinos contra los elevados alquileres que cobraban los propietarios. Las protagonistas, aunque pocos textos lo digan, fueron las mujeres, que corrían a escobazos a abogados, jueces y policías que querían efectivizar los desalojos. Con las escobas marchaban también, para barrer las injusticias.

 

El diario La Prensa del 21 de octubre de ese año, menciona la Federación de inquilinos, llegó a registrar que, cuando la policía intentó desalojar un conventillo, “las mujeres ya estaban preparadas e iniciaron un verdadero bombardeo con toda clase de proyectiles, mientras arrojaban agua que bañaba a los agentes”.

 

Así, retomando el espíritu de aquellas mujeres, migrantes muchas de ellas, la Federación de Inquilinos resinifica el término “Conventilleras” y lo convierte en bandera tomando aquel hecho como antecedente de su lucha actual por la Ley de Alquileres, destacando que el 60 por ciento de las participantes de la encuesta nacional de inquilinos con mujeres.

 

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