¿Qué proponía Belgrano para la economía de Misiones?

A lo largo de sus escritos sobre economía y producción, hay escasas referencias directas a Misiones. Ello se puede explicar, quizás, en el escaso conocimiento y en cierto preconcepto que la elite liberal tenía sobre la experiencia de las Misiones guaraní-jesuíticas. De todas formas, hay algunas referencias puntuales y varias vinculadas a descripciones del Paraguay o de Corrientes.

 

En el número 7 del Correo de Comercio, del 14 de abril de 1810, se explica que “carecemos de planos geográficos y topográficos de las Provincias del Virreinato […] apenas debemos a las expediciones de la demarcación de límites la Provincia de Cochabamba, parte de la del Paraguay y Misiones”. En la época, era muy común referirse al Paraguay para denominar a toda la región, incluyendo a Misiones.

 

El 18 de agosto de ese año, en el número 25, se describe al territorio de Corrientes con detalles que bien se pueden aplicar a lo que por entonces era Misiones, cuya jurisdicción se extendía por toda la costa del Uruguay, hasta el actual Entre Ríos. Dice el artículo que “sus extensos campos favorecidos por una multitud de ríos que los bañan y por un clima tan benigno que ni los abrazan los ardores del sol, y muy rara vez se ven marchitados por los hielos y las escarchas. […] El trigo, la cebada y demás granos se dan en toda la jurisdicción en muy regular cosecha. […] Por el mismo orden se cultiva la caña, algodón y mandioca”. El autor enfatiza en los beneficios de la caña, cuya producción regional apenas se utilizaba.

 

De todas formas, la propuesta productiva en la que más enfatizó Belgrano para esta región, fue en la de cáñamo, comúnmente conocida como marihuana. En aquella época no existían los absurdos prohibicionismos que impiden el cultivo de esta planta en la actualidad, cuyos usos industriales son múltiples, variados y muy redituables. Hace más de 200 años, el cáñamo se usaba en la fabricación de telas, muebles y, masivamente, en la industria naval. El 9 de junio de 1797, Belgrano leyó la memoria titulada “Utilidades que resultarían a esta provincia y a la península del cultivo del lino y cáñamo”. Desde la óptica del autor, estos cultivos serían “exterminadores de la miseria”, ya que su producción era un recurso para que “trabajasen tantos infelices” que no tenían ocupación.

 

 

 

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