Especial de Misiones Online (Cap.I): La formación y el ideario de Manuel Belgrano, el humanista de la revolución

El 4 de junio de 1770 nacía en Buenos Aires, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, el líder más brillante que tuvo el Río de la Plata en la época de la revolución y la independencia. A Belgrano lo conocemos todes los argentinos por haber sido el creador de nuestra bandera, pero en verdad fue mucho más que eso. La vida de este personaje fue tan interesante que, seamos justos, lo de la bandera es apenas una anécdota. En el escenario de fines del siglo XVIII, Belgrano era uno de los intelectuales más lúcidos de toda la región, tal como lo revelan sus estudios y sus escritos al frente del Consulado porteño. Al momento de la revolución, era un referente de peso en la sociedad de lo que por entonces era la capital del Virreinato del Río de la Plata. A ese Belgrano en formación es al que nos aproximaremos en este artículo.

 

Los primeros años

Manuel fue el octavo de 16 hijos que tuvieron sus padres, Domingo y María Josefa González. Su padre era un comerciante italiano quien, luego de nacionalizarse español en Cádiz, se radicó en Buenos Aires, en donde contrajo enlace con una criolla. Todo indica que habría recibido instrucción básica en la escuela del convento de San Pedro Telmo, próximo a su casa. A los 14 años ingresó en el Real Colegio de San Carlos, de donde egresó dos años después con el título de licenciado en Filosofía.

De inmediato partió a Europa para estudiar en la Universidad de Salamanca y en la de Valladolid, en la que obtuvo el título de bachiller en Leyes, en 1789, y el de abogado, en 1793. Con apenas 23 años, Belgrano prácticamente había completado su proceso educativo formal.

Frente de la casa en la que nació y murió Manuel Belgrano. Foto de 1872, tomada antes de ser demolida

 

Su estadía en Europa coincidió con el cambio de mentalidad que produjeron las ideas modernas en las sociedades europeas. La revolución francesa, de 1789, impulsó al ideario liberal como un nuevo paradigma sobre el cual construir una sociedad menos autoritaria y más libre. La libertad, la igualdad y la fraternidad se hicieron bandera de lucha para toda una generación de jóvenes europeos y americanos, entre los que se encontraba Belgrano.

 

Belgrano en uniforme militar, según la concepción pictórica de Jorge González Moreno, en “Manuel Belgrano, los ideales de la Patria”, Instituto Nacional Belgraniano, 1995

 

Sus ideas políticas se complementan con una profusa formación en materia económica, quizás por impulso de su propio padre, que ansiaba para Manuel la carrera comercial. El pensamiento en materia de economía política de Belgrano remitía a la escuela española de Jovellanos y Campomanes, como así también al liberalismo inglés, a los fisiócratas franceses de la escuela de François Quesnay y a los economistas italianos Galiani y Genovesi. A todos ellos, Manuel los leía en el idioma original, ya que uno de los objetivos de su viaje a Europa había sido aprender las lenguas que, por entonces, dominaban la producción científica y política.

 

El 30 de enero de 1794, el rey Carlos IV publicó en Aranjuez la “Real Cédula de erección del Consulado de Buenos Aires”, para cuyo cargo de secretario se designó a Manuel Belgrano. Así, aquel joven de una familia numerosa de Buenos Aires, regresaba a la capital virreinal imbuido de ideas modernas a las que poner en práctica desde un cargo central en la administración de la economía local.

 

Portada de la Real Cédula de erección del Consulado de Buenos Aires

El consulado y la prensa

El Consulado era un órgano de gobierno cuya función principal era la de actuar como justicia en los pleitos mercantiles. Además, en el artículo 22° de la cédula Real, se le confirió la tarea de “la protección y el fomento del comercio […] el adelantamiento de la agricultura, la mejora en el cultivo y beneficio de los frutos, la introducción de las máquinas y herramientas más ventajosas, la facilidad en la circulación interior…”. En suma, el Consulado se constituía en una especie de usina para el estudio de la realidad económico-productiva del Río de la Plata y la propuesta de soluciones para mejor su industria, la agricultura, el comercio y las comunicaciones. Y en estos rubros, la tarea de su secretario, Manuel Belgrano, sería descollante y activa.

 

Entre 1794 y 1809, Belgrano presentó entre 12 y 16 memorias sobre algún tema económico en cada una las aperturas de sesiones del organismo. Solo se conocen seis de ellas, las que nos permiten dimensionar el esfuerzo de su autor, tanto por conocer la realidad del vastísimo territorio virreinal, como para proponer actividades que movilicen los recursos locales.

 

La primera de ellas es la traducción del clásico del fisiócrata François Quesnay, “Máximas generales de gobierno económico de un reino agricultor”. Esta teoría se sintetizaba en la idea de que la mayor riqueza de las naciones es su agricultura. En las memorias siguientes, se destaca la influencia de esta filosofía en las propuestas belgranianas (ver noticia relacionada: ¿Qué proponía Belgrano para la economía de Misiones?).

 

Entre otros temas, Belgrano escribió sobre los “medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio”, sobre la “libertad de comercio”, sobre la “utilidad, necesidad y medios de erigir un aula de comercio en general”, sobre la “instalación de fábricas de curtiembres”, sobre “la necesidad de aumentar nuestra población”, sobre “el comercio interior” y sobre un “viaje científico por las provincias del virreinato” del que lamentablemente se desconoce el texto completo.

 

Toda esta tarea desde el consulado, se complementó con una militancia periodística en los medios fundacionales del periodismo rioplatense: El Telégrafo Mercantil, el Correo de Comercio y el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio. En estos tres medios Belgrano tuvo diversa participación, pero en todos ellos se destaca su pluma en pos de activar la economía local, luchar contra el monopolio español y fomentar el crecimiento regional.

 

Ejemplar del Correo de Comercio, del 3 de marzo de 1810.

 

En estos periódicos desplegó su ideario económico con ideas como redistribuir la tierra para favorecer su puesta en producción, construir graneros para el almacenamiento de granos de exportación, actividad que se debería hacer en barcos nacionales, construidos en el país. Belgrano consideraba que el mercado interno era el “alma de los Estados”, por lo que propiciaba la realización de obras de infraestructura para mejorar las comunicaciones y el comercio.

 

Todas estas propuestas chocaron contra la realidad de una monarquía anquilosada, conservador y poco propicia a la atención de las necesidades de sus colonias. En su “Autobiografía”, Belgrano reconoce que: “Mi ánimo se abatió y conocí que nada se haría a favor de las Provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común; sin embargo, […], me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar”.

 

Lo cierto es que, para el momento del estallido revolucionario, Belgrano era un profundo conocedor de los problemas y de las necesidades de las provincias rioplatenses. Por su formación, sus estudios, su paso por la función pública y su prédica periodística, nuestro personaje estaba destinado a ocupar un rol relevante en el proceso independentista. El rol de ser el gran humanista de la revolución.

 

 

Por Pablo Camogli (*)

Foto de portada: Retrato de Manuel Belgrano, realizado en Londres, en 1815, presumiblemente por François-Casimir Carbonier.

 

(*) Camogli es licenciado en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo y magister en cultura guaraní-jesuita por la Facultad de Arte y Diseño de Oberá. Además, es autor de 8 libros sobre historia argentina para las editoriales Aguilar y Planeta y es autor de manuales escolares para editorial Kapelusz. Actualmente dirige el sitio www.misionestienehistoria.com.ar

 

 

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