Una caricia agradecida

En esta época del año la vida se viste de celebración, de cierres y apertura, encuentros, balances, proyecciones en perspectiva.  Todo decorado de un color, de un tono de un sabor.

Momentos de agendas comprometidas con fechas de cierres y finalización. El calendario marcado como una meta a llegar; un desafío cumplido.

Todo el camino del año recorrido para llegar a un punto algo que al principio parecía lejano ahora está en su culminación. Finales que representan inicios, personas que han llegado a la meta y se están recibiendo de alguna profesión, otros que están en épocas de rendir sus últimos finales, de alcanzar eso que tanto han anhelado que es mucho más que un denominado título, es un camino recorrido compartido, transitado alegrías decepciones, tristezas, pero sobre todas las cosas aprendizaje.

Transitar en la vida dejando el lado de bueno o malo, aprobado o desaprobado, negro o blanco sino admitir que voy caminando y en el proceso puedo equivocarme y aprender de mis errores y crear nuevas oportunidades. Puede que el proyecto no haya concluido como esperábamos y puedo mirarlo como fracaso o puedo observarlo como espacio de reflexión y de nuevos intentos.

El espacio recorrido con nuestro cuerpo, con nuestras emociones y nuestra forma de comunicar lo que nos pasa.

Comunicamos a través del lenguaje, construcciones poderosas que abren posibilidades que no existían o las cierran como una puerta pesada la cual costara mucho abrir dada su cerradura.

Las palabras como modo de regalar al otro y a mí mismo un reconocimiento, una caricia al alma que muestre mi alma en su extensión.

Hay una en especial conformada con pocas letras que unidas forman un gran significado. Que la podemos ver como la caricia recibida como la mirada con buenos ojos desde mi alma hacia tu alma; gracias.

La declaración de gracias nos permite ver desde otro lugar mi camino transitado. Transmitirlo a personas, cosas, situaciones a conocidos o a desconocidos que hicieron de nuestro día un momento inolvidable. Un espacio de plena creación en estado presente, latente.

Observar donde iniciaste y adonde has llegado; han pasado las estaciones y cada una ha dejado su color su aroma, su sabor, pero sobre todas las cosas han dejado una impronta, una huella.

¿Con cuántas cosas de tu vida te sientes agradecido hoy? ¿Cuántas caricias has regalado a tu alma  o piensas que no tienes nada que agradecerte a vos mismo? ¿Cuántas caricias tienes para regalar?

¿Qué nos sucede cuando consideramos que el otro sabe que nosotros estamos agradecidos? Espacios de obviedad que solemos habitar nosotros mismos que no son los espacios que el otro vive. ¿Cómo te ves saliendo de ese espacio y preparando un regalo en un hermoso envoltorio compuesto de letras?

La invitación como cuando eras niño e invitabas a alguien a jugar y le pasabas la pelota como símbolo de aceptación regalale una caricia como agradecimiento a todo aquel que hay formado parte de tu calendario porque quizás la celebración no se trate de grandes encuentros y regalos sino de reconocer un espacio memorable entre todas las cosas personas y situaciones que han hecho de tu camino un logro continuo. Gratitud como regalo, encuentro entre almas generosas unidas por el amor. Los puentes son posibles siempre que estés dispuesto a cruzarlos y a agradecerlo

 

Natalia Ferreira

[email protected]           

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas