Se vende en un promedio de $42.50 pesos y se compra en $40.50 pesos en las casas de cambio ubicadas de Posadas.
El real en tanto, está 10.20 para la compra y 10.60 para la venta. El Euro está 45 para la compra y 49.50 para la venta.
Mientras tanto, en el plano económico, desde el Gobierno Nacional, esperan 5 días de dura batalla con mercados hasta que comience, desde el lunes próximo, una constante mejora en la oferta diaria de divisas.
Desde el equipo económico se considera además que en jornadas como las del jueves y viernes no tiene sentido ir contra la corriente y pelear para fortalecer el peso; sino que para no perder puestos de competitividad en las exportaciones locales, es mejor dejar actuar a los mercados y acompañar las depreciaciones de las monedas de los países emergentes. Más si la devaluación arrastra al real. Dicen en el Palacio de Hacienda que esta posición es una enseñanza que surgió de la crisis durante 2018. Y que habiendo aprendido, no es bueno retrasar correcciones en el mercado local con intervenciones y manipulaciones ficticias de la moneda local, ya que luego el mercado se cobra con creces el sostenimiento de un valor del peso que no coincide con las pantallas de Excel de los operadores globales.
Sobre el tipo de cambio, y el cierre cercano a 41,8 del viernes (BNA), también hay una mirada oficial optimista. Se compara ese valor con el precio que el dólar llegó a tener en septiembre, con lo que no habría una sobreactuación de los mercados, sino más bien una corrección necesaria a partir de la inflación y la mencionada situación internacional. Y que los operadores saben que hacia delante se debe esperar una mayor oferta de divisas, que puede extenderse más allá de la cronológica llegada de los u$s9.600 millones del FMI para subastar diariamente hasta fin de año, y la demorada liquidación de parte de la cosecha. Se suma en los cálculos oficiales un tercer factor: el superávit comercial que mostrará el país este año que generará no sólo ingreso de dólares sino además que no haya que aportar divisas para cubrir rojos entre importaciones y exportaciones.
Mientras se llega a ese puerto (no tan lejano según la expectativa oficial), el BCRA continuará profundizando el programa monetario contractivo con la tasa de Leliq como bandera y faro, aún a riesgo de desandar el camino contractivo que se vivió al comienzo del año y que ya genera algunas críticas dentro del propio gabinete y la coalición gobernante. “Peor sería salir a explicar una corrida dramática”, afirman desde la Casa de Gobierno, donde se le da la derecha a la estrategia de la entidad que maneja Guido Sandleris.
Desde el sector privado se espera incluso que la entidad profundice el escenario de lucha y que las tasas de las Leliq comiencen a reflejarse en otros instrumentos. La agencia Consultatio habla directamente de la posibilidad de que el Central “tome alguna medida para mejorar el canal de transmisión de la política monetaria y hacer que la tasa pasiva de referencia (la tasa Badlar), que es la que realmente importa para las decisiones de portafolio de los inversores, acompañe la suba en la tasa de Leliq.