Atentado en Barcelona: confirmaron la muerte del cerebro de la banda

Fuentes oficiales afirmaron que el imán Essatti, responsable del adoctrinamiento del comando, «murió en la explosión» de la casa de Alcanar, donde el grupo terrorista almacenaba garrafas de gas y explosivos para un atentado mucho mayor.

Finalmente, se confirmó que el cuerpo sin vida encontrado en Alcanar es el de Abdelbaki Essatti, un marroquí de unos 40 años que estuvo al frente de la mezquita del pueblo.

Todas las sospechas apuntaban al imán de esta localidad, de apenas 11.000 habitantes y donde residen poco más de 500 musulmanes. Essatti había llegado al pueblo en 2015 y sobre él recaería la responsabilidad del reclutamiento y la radicazalición de los jóvenes que integraban la célula de los atentados de Cataluña.

Confirmados los vínculos de la explosión de la noche del miércoles en el chalet de Alcanar con los atentados del jueves en Barcelona y Cambrils, Essatti ss uno de los terroristas que murió en la deflagración mientras manipulaban los explosivos para fabricar «la madre de satán» -tipo de explosivo utilizado por DAESH-.

Hasta el momento, lo único confirmado era que el imán estaba ausente de su casa desde hace varios días.

Adoctrinar a los más jóvenes

Los miembros de la comunidad musulmana de Ripoll niegan haber escuchado un solo mensaje radical de Essatti en público. De hecho, nadie lo relacionaba con el salafismo y, al parecer, Essatti sí adoctrinaba a los más jóvenes pero fuera de la mezquita. De hecho, durante la presencia de Essatti al frente de la mezquita se produjo un cisma que partió en dos, literalmente, a la comunidad musulmana de Ripoll. Un conflicto entre dos sectores enfrentados derivó en la apertura de otra mezquita en el pueblo, apenas a cien metros de la primera. Las versiones son contradictorias respecto a aquellos sucesos. Mientras algunos apuntan a que Essatti llegó a Ripoll para intentar pacificar el conflicto entre ambos grupos, otros aseguran que el desencuentro se generó durante su presencia en el pueblo y que el propio Essatti abandonó una mezquita para unirse a la nueva.

Fuentes de la lucha antiterrorista sospechan que Essatti, de unos 40 años, fue la figura clave en la radicalización de los jóvenes, alguno de ellos menor de edad, que atentaron en Barcelona y Cambrils. De hecho, la relación de Essatti con los más jóvenes era habitual; no en vano daba clases de árabe y formación religiosa a ochenta niños en el pueblo.

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