Castigaron con 14 años de cárcel a un changarín que mató a un comerciante que no quiso venderle más cerveza

Clotildo Vázquez Leiva (40) recibió una pena dura. Su irrefrenable deseo de tomar cerveza lo llevó a cometer un crimen y ahora lo pagará con 14 años de cárcel. Así lo decidió el Tribunal Penal de Oberá, que esta semana juzgó al changarín, al que encontró culpable del delito de “homicidio simple”.
Purgará la sentencia en la Unidad Penal Dos. El hombre llegó a debate oral y público casi nueve años después de ocurrido el hecho. Pasa que estuvo prófugo mucho tiempo hasta que lograron atraparlo.
La víctima del changarín fue el comerciante Marcelino González y todo ocurrió en el paraje Cruce Caballero, la noche del 19 de junio de 2007.
No les esquivó a los jueces Vázquez Leiva a la hora de la indagatoria. Sin embargo, la versión que dio fue tan confusa como extraña. Habló de un golpe y de disparos que no lo hirieron.
El peón estaba ebrio. Quería consumir más cervezas y fue hasta el negocio de González, donde se encontraba la mujer de éste y un guardaparques, que estaba allí como cliente.
González accedió a venderle. Y el cliente se fue satisfecho. Sin embargo, al rato regresó al comercio. Como se percató de que había cerrado sus puertas, empezó a gritar, insultando a los que estaban adentro.
Al cabo de unos minutos, como los improperios no cedían, González decidió salir a calmar los ánimos. Tomó una linterna y un machete. La decisión le costó la vida.
Fuera de sí, apenas lo vio, Vázquez Leiva se abalanzó sobre el comerciante y lo acuchilló hasta matarlo.
En la indagatoria, el imputado admitió que ese día fue al negocio de González a comprar cervezas. Dijo que consiguió lo que quería en una primera ocasión y que tras el intento fallido de una segunda, alguien caminó detrás suyo en la oscuridad y le asestó un golpe, cuando ya se iba. Después añadió que esa misma persona, que deslizó era González, efectuó dos disparos. Aseguró que uno de los proyectiles lo rozó y otro dio en el suelo. Del resto, juró, no se acordaba de nada.
Como testigos declararon la mujer de la víctima, un hijo de la pareja y dos oficiales de la Policía que trabajaron en la investigación. Hubo un quinto testigo citado, sobrino del acusado, pero no compareció, porque se abstuvo.
A la hora de los alegatos, los defensores particulares Carlos Cabrera y José Curi admitieron que su cliente apuñaló al comerciante, pero lo hizo para defenderse de un supuesto ataque. Por eso pidieron que fuera condenado por el delito de exceso en la legítima defensa o, subsidiariamente, al mínimo de la pena por homicidio simple.
La fiscal Estela Salguero de Alarcón consideró plenamente probado el hecho. Dijo que no había dudas de la responsabilidad de Vázquez Leiva y que en modo alguno González lo había agredido. Solicitó una pena de 18 años de cárcel para el changarín.
Tras el crimen, el homicida huyó del lugar. La Policía lo buscó por todos lados, pero no lo encontró. Recién el 2 de abril de 2014, Vázquez Leiva fue atrapado en Bernardo de Irigoyen. Casi nueve años después del homicidio, los jueces Lilia Avendaño (presidió el debate), Francisco Aguirre y José Pablo Rivero lo sentenciaron a 14 años de encierro.

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