El oriundo de Santa Rita Gonzalo Klusener encaminó una nueva victoria del “Tallarín” en la B Nacional y cuando parecía que Gimnasia de Jujuy y la lluvia podían complicar al puntero, los cordobeses volvieron a mostrar carácter. 2 a 1 y paso más para volver a Primera.
Talleres volvió a usufructuar dos de sus principales virtudes: un plantel rico y con poder de gol que le permitió obtener ante Gimnasia de Jujuy un triunfo importantísimo que puede allanarle el camino al ascenso, aunque resten nueve fechas por jugar.
Gimnasia asumió la postura que se esperaba como protagonista del partido en virtud de la obligación de ganar, para descontarle puntos a Talleres ya que era uno de los escoltas.
Los volantes del “Lobo” coparon el medio. Así, a los dos minutos, el local avisó con un cabezazo de Agustín Sufi, apenas afuera. A los seis minutos Olivera remató un corner y pegó en la parte exterior de la red de Maximiliano Cavallotti.
Parecía que Talleres despertaría, pero a los 11 minutos en una deliciosa jugada colectiva que incluyó cinco toques, el local llegó al 1-0 parcial. Pablo Garnier bajó una pelota de pecho, le dio Álvaro Césped y su remate, pifiado, llegó a Sufi (se demoró David Achucarro), quien no tuvo problemas para vencer a Guido Herrera.
Esta vez fue a los 38 minutos cuando tras un córner de Nazareno Solis, Carlos Quintana cabeceó en el centro del área, la pelota fue sacada en la línea por Ferreyra y Gonzalo Klusener cabeceó al gol. Los jujeños protestaron con razón una falta previa de Achucarro.
El final de la etapa no frenó a Talleres ya que, al inicio del complemento, produjo la mejor jugada del partido. La trajo Barrionuevo y se la entregó a Solis, quien entró al área. Correa quedó desparramado y el delantero cedió para Ivo Chaves, quien la colgó de un ángulo para el 2 a 1 final.
Gimnasia se fue con todo. Herrera le sacó un cabezazo a Cortizo y un bombazo a Ferreyra, se pidió penal de Quintana a Noriega y finalmente Ojeda le dio al travesaño.
Talleres pudo lograr el tercero: un córner de Barrionuevo fue la cabeza de Klusener y, esta vez, el travesaño salvó al local.
