Consiguió trabajo y dice que la echaron por quedar embarazada

Constanza tiene 20 años y está por ser mamá. Denuncia que al quedar embarazada le pidieron la renuncia.

Constanza Corea Reynoso tiene 20 años y vive en Valentín Alsina.  La convocaron de la Federación Argentina Sindical del Petróleo. “El llamado lo hizo Alberto Roberti, el secretario general, en persona. Me dijo que me presente, que me iban a emplear”. Hasta que se cumplieron casi 6 meses, todo fue perfecto.

“Entré en el departamento de Legales y me alentaban. Hasta que comenté que estaba embarazada. Dos semanas después, me hicieron firmar una renuncia. Nadie me explicó por qué”, se quiebra la chica. “Me siento usada”, se lamenta.

A Constanza la habían efectivizado poco después de iniciar su trabajo, asegura. “Nunca tuve una queja”, enfatiza. Sin embargo, según dice, el 20 de julio, un rato antes de que termine la jornada laboral, la llevaron a renunciar.

“El gerente de Recursos Humanos argumentó que ni la obra social ni el sindicato tenían fondos para pagar sueldos. Me llevó en taxi a una sede del Correo Argentino para que mande el telegrama. Me dijo que si lo hacía me iban a dar una ‘bonificación’, como premio a la buena voluntad, y que me iba a convenir más que el monto y los trámites de la indemnización por despido”, se quiebra.

Finalmente, según la joven, le depositaron 20 mil pesos, “el equivalente a dos sueldos de bolsillo”.  Como la ley argentina protege el embarazo, por el despido le hubiera correspondido un año de sueldo. “Cuando reclamé, me contestaron: ‘Ya firmaste el telegrama’”, dice.

 Su asesor jurídico, Héctor Lavia, rechazó la denuncia. “Estuvo trabajando con nosotros, pero nunca pedimos que la despidieran, ni nadie la indujo. Tampoco envió un telegrama informando que estaba embarazada, para cumplir con la notificación fehaciente. Lo único que recibimos fue su telegrama de renuncia”. Según Lavia, “fue contratada y por motivos que desconocemos luego renunció”.

Constanza vive en una casa humilde, de alquiler, con su mamá, que está en tratamiento por problemas nerviosos, y su padre, de 58 años, que hace changas, pero tuvo que suspender sus trabajos como albañil luego de padecer un cáncer. Ninguno tiene obra social, asegura. Dice la chica: “Nos arreglamos con changas y la ayuda de familiares”. Semanas atrás, la familia tuvo que acordar un plan de cuotas para pagar $ 1.800 y que no le corten el servicio de gas.

La joven de Valentín Alsina se pregunta por qué la despidieron. “Fue un año electoral en el país y también de elecciones en la Federación. No sé si me tomaron para dar buena imagen por ese motivo. Tampoco me dijeron si me echaron por el embarazo. En seis meses, pasé de la ilusión de un trabajo a no tener nada”.

Mientras espera a la nena que lleva en el vientre, dice: “Como me lo hicieron a mí, se lo pueden hacer a miles. Así es como siendo joven uno se siente frustrado”.

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