Situación actual y perspectivas económicas

Tal como lo veníamos mencionando en informes anteriores, la herencia del nuevo gobierno iba a ser complicada, y será todo un desafío el sincerar determinadas variables que sin duda pueden causar malestar social que complique la gestión y sobre todo con el fantasma del kirchnerismo sobrevolando con su deseo de volver al poder. Sin embargo, el cambio de modelo económico es una realidad y no podían enfrentarse los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios que sin dudas estaban, si se mantenía la misma política económica. Las primeras medidas del gobierno de Macri estuvieron enmarcadas por el fin del cepo cambiario, de las retenciones a la industria y al campo (salvo la soja que tuvo un pequeño recorte del 5%). La apuesta consistió en recuperar a las economías regionales mejorando los incentivos, tanto por reducción de la presión tributaria que recaía sobre el sector como por la eliminación del cepo, que reducía los márgenes de ganancia. La medida contribuirá, en paralelo, a incentivar en la inmediatez a los productores agropecuarios para que liquiden las cosechas y ayuden con ello a engrosar las debilitadas reservas del Banco Central. Y a pesar de que la medida parece insuficiente, el impacto fue positivo, no solo porque se eliminaron las distorsiones que causan las retenciones, sino también si uno toma en cuenta que se revirtió el continuo descenso de las reservas hacia valores positivos que transmiten tranquilidad.

Sin embargo, las liquidaciones no cubrieron las expectativas de la autoridad monetaria y del Gobierno puesto que todavía persisten fuertes expectativas de que el sinceramiento del tipo de cambio oficial sólo haya sido parcial y que puede haber una nueva devaluación hacia marzo una vez que venzan los contratos de futuros. Es que hoy, a diferencia de lo que se quiere mostrar, ese valor que ronda los $14 para el precio del dólar, lo fija el BCRA y no el mercado como pretende el gobierno, y esto lo vemos claramente cuando observamos las altas tasas que los bancos pagan por los depósitos a plazo fijo para evitar que corran al dólar o la absorción de pesos que el BCRA viene generando en las últimas 3 semanas con emisión de letras.

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En el frente fiscal también se confirmó la quita del impuesto a las ganancias para el aguinaldo de los que cobran hasta $30mil. La medida parece justa y popular, pero no conveniente ni oportuna dado el fuerte déficit fiscal que ya tiene al fin de las retenciones y tarifas como un gran hueco más a financiar. Ahora bien, el problema ha sido y sigue siendo la Inflación. Cuando Macri en campaña habló del fin del cepo, reactivo uno de los peores defectos de nuestra sociedad, la especulación, con los supermercados en primera fila. Los analistas estiman la inflación en el orden de 35% para 2016 mientras el BCRA apenas arriba del 20%. El Gobierno sabe que hoy no hay otra forma de reducir el gasto público que no sea por la vía de la inflación. Si no puede reducir el salario nominal, ni se pueden generar todos los despidos necesarios en un sector público sobredimensionado, sólo queda avanzar en una baja real de los salarios por la vía del impuesto inflacionario. Si los analistas privados tienen razón y la inflación del año se acerca a sus pronósticos (35%), mientras el Gobierno logre acordar con los sindicatos aumentos salariales del orden del 20 o 25%, la baja real de los salarios permitirá avanzar en el requerido ajuste fiscal que el consenso de los economistas reclama. Por supuesto que la política no está exenta de críticas y se sabe que el mayor desafío pasará por afrontar las negociaciones salariales con los sindicatos, que nunca fue una tarea sencilla. Resumiendo, la baja de la tasa de inflación es prioridad pero no para 2016 porque los tiempos no dan, es parte del programa gradualista que el Gobierno viene aplicando y lejos del shock que se esperaba. Quizás si en 2017 mediante el tan reclamado plan antiinflacionario, la baja de la inflación sea más una realidad sobre todo si el gobierno pretende cumplir con su promesa de lograr la vuelta del crédito hipotecario en forma masiva, algo verdaderamente utópico hoy en día. Pero para lograr tal cruzada, poner la inflación y las tasas en un digito es fundamental. Por otro lado, si bien es cierto que en solo un mes de gestión el BCRA ya ha bajado la base monetaria que hasta el 10 de diciembre crecía al 45% anual al 35% anual actual, la vía para lograrlo ha sido la fuerte esterilización emitiendo lebacs para retirar pesos de la calle. Pero esto se logró al elevar las tasas de interés y permitir que tanto inversores locales como extranjeros pudieran comprar títulos del BCRA sin límite. Está claro que eso no será suficiente puesto que convivir mucho tiempo con tasas elevadas, alta inflación y el consumo que ya está resentido, puede provocar que baje la inflación pero por un fuerte estancamiento de la economía, algo sin dudas no deseado. Sin embargo la tarea no parece sencilla, basta con ver lo que está viviendo el turismo con menos del 60% de ocupación en las principales plazas en pleno enero. Es que a pesar de la fuerte devaluación de diciembre, la viveza criolla no aprende y con aumentos promedio del 50% respecto de la temporada pasada, el turismo argentino se volcó en masa a un Brasil con precios mucho más accesibles en todos los rubros, es decir, seguimos siendo caros.

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En el frente cambiario, la nueva administración apuesta a generar un fuerte ingreso de divisas que sólo puede ser la consecuencia de un cambio rotundo en la política exterior y ahí, el acuerdo con los holdouts es prioridad a fin de bajar el costo financiero que implica un default y abrirse a los mercados internacionales. Adicionalmente, Macri pretende llevar adelante una amplia agenda de política internacional que ya comenzó cuestionando a Venezuela y siguió con la anulación del polémico memorándum con Irán. Además, extendió lazos dentro del Mercosur con Brasil, Uruguay además de Chile, y ya mira con bueno ojos la Alianza del Pacífico, además de relanzar los vínculos con la Unión Europea y Estados Unidos por el cual, ya el presidente de Francia Hollande confirmo su visita al país y el presidente de USA, Obama, es muy probable que también lo haga antes del final de su mandato. También se aceptó el fallo de la OMS sobre las importaciones (DJAI) y hay señales bien claras en su voluntad de atraer capitales. En efecto durante el mes de Enero viajará con Sergio Massa al Foro Económico de DAVOS, lugar al que el kirchnerismo le dio la espalda, y con la clara idea de mostrar al mundo una Argentina lejos de las políticas que tuvieron lugar en los últimos 12 años y tentar a inversores. Está claro que para esto último, no solamente bastara con medidas económicas, sino que habrá que repensar tanto en una reforma tributaria nacional además de velar por mayor seguridad jurídica y un país con reglas claras y respetadas. Nada sencillo.

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La noticia de los últimos días ha sido el anunció de parte de Gabriela Michetti de despedir 2035 empleados del Senado por decreto, advirtiendo que los ministros van a tomar medidas del mismo estilo para erradicar del Estado estructuras políticas compuestas por militantes kirchneristas. La medida, a la que se sumaron el BCRA y el Centro Cultural Néstor Kirchner, es igualmente una gota en el océano teniendo en cuenta los más de 2 millones de nuevos asalariados nombrados durante el gobierno anterior a nivel nacional, provincial y municipal, pero deja entrever que también habrán ajustes en el gasto público una vez se complete la auditoría general de los organismos públicos. Habrá que ver de qué forma el gobierno actual piensa llevar adelante estas medidas sin que el humor social sumado al aumento de tarifas que arrancarán en febrero, se desborde. El gobierno arrancó su partido, y con el final del cepo cambiario solo mostro algunas cartas. Las medidas tomadas hasta el momento son puramente monetarias y lejos del shock necesario, lo cual puede ser peligroso. Es cierto que Macri plantó expectativas positivas pero deberá antes de que se cumplan 100 días de mandato sustentarlas con medidas verídicas y contundentes que impacten a nivel macro-fundamental del país, como atacar el desorbitante gasto público y su consecuente déficit fiscal e inflación de 2 dígitos o resolver el conflicto con los holdouts. De lo contrario esas expectativas se esfumaran rápidamente y las críticas no tardaran en arribar. El famoso pacto social del que tanto se habló en campaña, hoy parece lejano. Finalmente, el gobierno anterior no ha dejado una herencia como para relajarse, y ser gradual con esta realidad donde los mercados emergentes ya están en crisis, puede ser un error. El gobierno deberá animarse a presentar en sociedad un plan con itinerario de ejecución y números objetivo. Si no lo hace ahora, no solo dejara pasar la oportunidad de una Argentina todavía atractiva, sino que puede terminar el 2016 con las manos vacías. Obviamente ninguna medida será gratuita.

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