Un motociclista dijo que era una «gran suerte estar vivo» tras ser atravesado en el cuello por dos barras de hierro en un extraño accidente, en el que casi pierde la vida. Sucedió en India.
El hombre, de 26 años, se estrelló contra los hierros que colgaban de la parte trasera del camión. Dos de ellos se incrustaron en el cuello, atravesaron su cuerpo con salida en la parte media de la espalda.
En diálogo con la prensa revivió su terrible experiencia afirmando en todo momento que pensaba que iba a morir.
“Dos barras de hierro perforaron mi cuello cuando me estrellé contra el camión. Sentí que algo me había lesionado gravemente”.
“Luego sentí los hierros en mi cuello y tuve miedo de morir en ese instante. Sucedió en una fracción de segundo y yo no podía entender cómo no podía controlar la moto”, continuó. “Pensé que iba a morir en cualquier momento”.
Testigos dijeron Rajput fue encontrado tirado en un charco de sangre, pidiendo ayuda a gritos. Fue llevado a un hospital cercano por los vecinos del lugar, donde los médicos se sorprendieron al verlo todavía consciente.
Los doctores que lo atendieron afirmaron que “el impacto del choque fue tan grave que las barras de hierro habían ingresado a través de su cuello y salieron por la espalda. Nos pareció que había pocas esperanzas de salvarlo.Nos sorprendió mucho que él todavía estaba en sano juicio y logró sentarse. Estaba hablando todo el tiempo”.
Inmediatamente se lo llevó a cirugía y después de una operación de tres horas, se le quitaron las barras de hierro de su cuello.
“A veces, en este tipo de accidentes, se puede causar más daño una vez que el objeto extraño se elimina del cuerpo”, explicaron.
“Fue un milagro que las barras no hayan traspasado los principales vasos sanguíneos”, continuó uno de los médicos.
“Todas las partes vitales permanecieron intactas a pesar del impacto de choque tan grande”. Rajput, que trabaja como obrero de la construcción, se está recuperando en casa.
El hombre se mostró sorprendido cuando los médicos le mostraron las fotos. Mientras las barras estaban en su cuello.
«Creo que tengo suerte de estar vivo”, concluyó.
