En el 32° Aniversario de la reconquista de la democracia el pueblo argentino elegirá sus nuevos representantes tanto para el poder ejecutivo como para el legislativo, a nivel provincial y nacional. Estas elecciones presentan un hecho novedoso, la activa participación de jóvenes en el escenario electoral. Esta irrupción de la juventud en el escenario político suscita un debatido en nuestra sociedad. Algunos ven esta situación de manea positiva como la representación de crecimiento, existen otros sectores que lo catalogan de negativo y se resisten a ello, argumentando la falta de merito y experiencia de estos “nuevos” actores, y denuncian una utilización de los jóvenes por la política partidaria.
Como joven comprometido con la historia política de mi país y de mi provincia puedo decir que los jóvenes no somos utilizados por la política, sino que desde una consciencia democrática, participativa y colectiva, somos nosotros los que usamos a la política como una herramienta de transformación. Históricamente los jóvenes fueron parte de los grandes cambios por los que atravesó tanto nuestra nación como el mundo entero. Sin embargo, el proyecto iniciado en el 2003, por Néstor y Cristina, devolvió a los jóvenes la oportunidad de ser el motor de la transformación.
Este gobierno gestionó y creó las leyes de inclusión para los jóvenes, las reformas llevadas adelante significaron la ampliación de los nuestros derechos. Ahora es nuestra tarea, la de juventud, tomar las oportunidades que nos dieron y convertirnos en los protagonistas de esta nueva Argentina, no como futuro sino como actores actuales que disputan espacio de poder para conservar y ampliar las conquistas, además de seguir luchando por las generaciones venideras.
Desde nuestro espacio político, el Frente para la Victoria, los jóvenes entendemos que la participación social y política tiene que ver con la acción colectiva y por lo tanto con el trabajo en equipo. El armado de las listas para candidatos no se dio de forma azarosa, solo el trabajo en equipo entre los más “viejos” y la juventud puede garantizar políticas efectivas y exitosas. Hay que dejar los personalismos y las mezquindades de lado, el objetivo es conseguir instituciones intergeneracionales donde unos aporten sus largos años de experiencia y otros (nosotros) una nueva visión de este mundo cambiante y nuestras experiencias. No nos olvidemos que nuestra percepción del mundo viene acompañada de conocimientos técnicos, profesionales, militantes, que sumado a nuestro deseo nos convierte en el motor de cambio político y social. Que nos estimula e incentiva a involucrarnos en cuestiones políticas, comunitarias, culturales y sociales en pos de seguir construyendo una sociedad mejor.
Néstor Kirchner manifestaba que “La tarea de la juventud argentina es dar una verdadera lección moral para todos los argentinos, no solicitando, no robando lugares, sino consolidando el espacio que les corresponde dentro de la sociedad, participando activamente en la construcción institucional del país. No como un apéndice más, sino como parte activa, real y concreta de que el pensamiento de las nuevas generaciones argentinas está inserto en el proyecto que tenemos que encontrar los argentinos, que nos sintetice definitivamente para construir un país con equidad e inclusión”.
