Lo condenaron a 20 años de prisión por haber matado a cuchillazos a su esposa

Néstor Fabián Barúa (34) fue condenado este miércoles a 20 años de prisión efectiva por el Tribunal Oral Penal 1 de Oberá por haber asesinado a su mujer. La víctima fue Francisca Medina (56) quien recibió 15 puñaladas con un cuchillo de 18cm, seis de ellas muy graves, una en el cuello que le provocó la muerte casi de manera inmediata.

El cuerpo de magistrados lo halló autor penalmente responsable del delito de «homicidio calificado agravado por la relación de pareja», pero consideró que mediaron circunstancias extraordinarias de atenuación.

El aberrante hecho ocurrió el pasado 3 de mayo del 2014 en el barrio de Systen Vick de Oberá. Según los vecinos que prestaron declaración testimonial en el juicio, minutos antes de conocerse la muerte de la mujer, ambos estaban discutiendo muy fuerte porque el homicida estaba alcoholizado, lo que le ocasionaba un perjuicio enorme para su salud ya que estaba medicado por ser epiléptico. Los gritos de esa pelea llegaron a oídos de los vecinos que no se sorprendieron porque estaban acostumbrados a ese tipo de trato por parte de la pareja.
Cuando los efectivos policiales llegaron a la vivienda de la pareja, ubicada en calles Bermejo y Serrano, el agresor estaba sentado frente a la casa con el cuchillo en la mano, totalmente borracho. Al percatarse de la presencia de los policías intentó pararse pero cayó de espaldas porque no podía estar en pie.
Según Barúa, quien no declaró en el juicio, pero sí en la etapa instructora, Francisca estaba muy enojada esa noche porque él estaba alcoholizado y eso le molestaba mucho a ella. “Esa noche discutimos porque quise irme de la casa. Yo le dije que no quería pelear, ella tenía mi documento y no me quería devolver, cundo le pedí ella me saltó con un chuchillo, yo me defendí y no sé cómo pero le hinqué en el cuello”, se excusó el homicida.
Esa noche, Barúa se había tomado más de media botella de vodka, estaba alcoholizado. La víctima quedó tendida sobre la cama con diferentes cortes en todas partes del cuerpo, seis de ellas muy graves. Había manchas de sangre por todas partes de la habitación que estaba desordenada con signos de haber ocurrido una pelea.
La pareja estaba conviviendo hacía por lo menos dos semanas y tenían una relación conflictiva por el hecho de que Barúa era alcohólico, estuvo internado tres años para intentar superar esa enfermedad y se hallaba medicado al respecto; además padece de epilepsia.
Luego de cometer el homicidio, Barúa salió a pedir auxilio a los vecinos, con la botella de vodka en la mano, indicando que su pareja estaba desmayada, los vecinos creían que había sufrido un ataque y que solamente fue eso.

El vecino Orlando González fue el primero en ver lo sucedido porque su esposa intentó socorrer a Barúa, pero cuando ingresó a la casa vio manchas de sangre y no se animó a entrar a la habitación, por lo que González acudió al lugar y se encontró con la aberrante escena. “La mujer estaba sobre la cama, al lado del cuerpo estaba un cuchillo (que fue reconocido) y manchas de sangre por todos lados. Miré si Francisca estaba respirando, pero ya no lo hacía, por eso le dije a mi señora que avise a la policía porque era algo grave” relató ante el Tribunal.
La mañana del miércoles, en que se desarrolló el juicio oral y público, pasaron ocho testigos, entre ellos dos efectivos policiales que fueron avisados por radio de la denuncia efectuada al Comando por parte de Lorena Heredia.
En los alegatos, la Fiscal Estela Salguero solicitó que Barúa sea condenado a prisión perpetua por el Tribunal porque consideraba que estaba consciente de lo que realizó y que no fue en su legítima defensa: “No presentaba lesiones en su cuerpo, por eso la víctima en contexto de violencia de género era Francisca”.
Por su parte, la defensora oficial Teresa Gómez señaló que su defendido actuó en contexto de extrema legítima defensa y solicitó que se tenga en cuenta la confesión del hecho realizada en la etapa instructora. Por eso solicitó que sea condenado por homicidio en exceso de legítima defensa.
Vale destacar que la víctima fue condenada en dos oportunidades, una de ellas a cárcel por cinco años por haber matado a garrotazos a su concubino y otra condena a dos años de prisión en suspenso por un hecho de violencia con vecinos. Estos antecedentes marcaban el carácter fuerte de Francisca, pero no justificaron el accionar de Barúa.
El Tribunal, presidido por Pablo Rivero y secundado por Lilla Avendaño y Francisco Aguirre, halló como autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado agravado por la relación de pareja, habiendo mediado circunstancias extraordinarias de atenuación, a la pena de 20 años de prisión efectiva a Néstor Fabián Barúa.

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