Una tubería de PVC, un piñón de bicicleta, una caja de cartón o una garrafa. Para Urraka, música con objetos, la música es la vida misma y el escenario su mundo ideal. El sábado el Teatro Lírico fue testigo de cómo se puede componer música de todos los estilos sin usar ningún instrumento convencional, y el público los ovacionó.
Una chacarera power se fusiona con el teatro de mímica. Los gestos de los actores dicen tanto que no hace falta oírlos. Maestros del arte de la pantomima, los integrantes de Urraka, música con objetos cuentan historias recurriendo sólo al lenguaje corporal y a las notas extraídas de los más variados e insólitos objetos. Bueno, lo de “insólitos” es sólo en lo referente al mundo de la música, porque en realidad son objetos totalmente comunes en la vida diaria. Una batería de tubos de PVC atados con cinta de embalar y golpeados con una paleta de goma se convierte en un órgano muy especial. Una sucesión de engranajes de bicicletas y las llantas se convierten en una máquina de sonido industrial. Un set de percusión de bidones de agua, una garrafa recortada, una cajita de fósforos, una antena de TV.
Cumbia, folklore, chamamé, milonga, reggae y sonidos incidentales fueron derramados por estos bonaerenses que vienen de causar sensación con un ciclo de presentaciones en Tecnópolis. Resignificando los elementos de la vida diaria, crean escenas sencillas dotadas de altas dosis de humor físico en medio de una puesta coreográfica conformando un rompecabezas teatral.
