Santa Ana tiene la primera planta de tratamiento de residuos forestales

En Santa Ana funciona la primera planta de pirólisis de la Argentina que transforma el aserrín en biocarbón, fertilizantes y biocombustibles evitando así que los residuos perjudiquen el ambiente.

Los residuos generados por la actividad forestal en Misiones suelen quemarse para evitar su acumulación. Esto genera humo, cenizas y gases que impactan en el ambiente de manera perjudicial y provocan el incremento del efecto invernadero y modifican el paisaje de la zona.

 

 

 Frente a este panorama, el ingeniero hidráulico Miguel Melnechuk especialista en tecnología de la madera y su hermano Guillermo, ingeniero electromecánico, desarrollaron un proyecto para instalar una planta de pirolisis rápida en Santa Ana, para el tratamiento de los residuos de la foresto-industria que utiliza tecnología sustentable sin efluentes y permite transformar los residuos en biocarbón, fertilizante y biocombustible.

 

 

“Cuando estaba cursando la maestría en “Tecnología de la madera” en la Universidad Nacional de Misiones, tomé conocimiento de una empresa incubada en Campinas, en Brasil, llamada Bioware, que estaba trabajando con una planta piloto de pirólisis rápida usando bagazo de caña de azúcar y así se me ocurrió la idea de usar la misma tecnología para el tratamiento de los residuos de la foresto-industria” señaló Miguel Melnechuk, impulsor de la biorrefinería.

 

 

La primera etapa del proyecto consistió en la instalación de la planta piloto para testear el potencial energético de los diferentes residuos de biomasa. Esta iniciativa fue posible gracias a un financiamiento de 192.985 pesos otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. El potencial energético de la biomasa se comprobó a través de un proceso que se conoce como pirolisis o carbonización que consiste en descomponer la biomasa mediante calentamiento en ausencia de oxígeno transformando los residuos en biocarbón, bio-oil y gases pirolíticos que pueden ser refinados en productos de mayor valor agregado. Para esto, se instaló un reactor, que por medio de un lecho de arena le transfiere calor al aserrín produciendo la carbonización del mismo.

 

 

En los ensayos en la planta piloto, se lograron procesar 2.000 kilos de residuo húmedo en una hora y con ellos se obtuvieron 200 kilos de biocarbón, 300 de bio-oil y 100 de extracto ácido en el mismo lapso de tiempo. El biocarbón elaborado en esta planta se puede utilizar como fertilizante para los suelos porque actúa como un elevador de pH en suelos ácidos, absorbiendo agua que luego puede estar disponible para las plantas. Además, posee una estructura laberíntica que genera un microhábitat para los microorganismos benéficos del suelo y retiene minerales y carbono atmosférico mitigando el cambio climático.

 

 

En la biorefinería también desarrollaron briquetas de carbón que se obtienen al aglomerar finos de carbón con almidón. Estas briquetas pueden utilizarse como sustituto del carbón tradicional, que al quemarse origina menos humo, dura un 50% más y resulta un producto renovable porque proviene de residuos de bosques cultivados.

 

 

El biocombustible producido puede utilizarse como sustituto del fuel-oil petroquímico y a su vez sirve como insumo para la obtención de saborizantes, solventes, pinturas, naftas y otros compuestos. A diferencia del fuel-oil, el biocombustible no contiene azufre, por lo que al quemarse no emana los gases que ocasionan la lluvia ácida.

 

 

Con una fracción del bio-oil, en la planta de pirólisis también produjeron extracto de ácido piroleñoso que suele emplearse como insecticida natural y como fertilizante foliar resistente a plagas y enfermedades.

 

 

 Una vez finalizada la instancia de ensayos, los ingenieros Melnechuk presentaron su proyecto ante la Incubadora de Base Tecnológica de Posadas (INCUTEMI) ubicada dentro del Parque Tecnológico Misiones (PTMI), con el objetivo de recibir asesoramiento para realizar el traspaso de la planta piloto a una empresa.

 

 

Así, el INCUTEMI se encargó de los aspectos legales, plan de negocios, habilitaciones, logística, packaging, etc. Con el apoyo del INCUTEMI, en Santa Ana se trabajó el escalado de la planta y en poco tiempo Biorrefinería Santa Ana colocará sus productos en el mercado con la intención de replicar este modelo de Biorrefinería en otras localidades.

 

 

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