Lousteau: “Tenemos el Estado más grande de la historia”

Para Martín Lousteau, todos los problemas económicos del país tienen a la inflación como factor subyacente. En una charla en la que hubo mucho de diagnóstico y bastante menos de propuestas concretas, la creciente figura política de la oposición aseguró que todo lo malo que le pasa al país es autoinducido y nada tiene que ver con la crisis que atraviesa el mundo. Evitó hablar de ajuste, pero pidió que la Nación deje de “malgastar” dinero. Reconoció que la situación que enfrentará el próximo presidente será  menos grave que la que le tocó a gobiernos anteriores. Desestimó la posibilidad de conformar un interbloque “anti K” en el congreso de la Nación.

El primer ministro de Economía de Cristina Kirchner y actual socio político de Lilita Carrió en Capital Federal brindó ayer una charla en Posadas acompañado por los principales referentes del radicalismo provincial. En diálogo con medios de prensa hizo un diagnóstico muy negativo del manejo de la economía que hizo la Nación tras su salida del Palacio de Hacienda, pero no dejó más que consideraciones generales cuando fue consultado respecto a medidas concretas  que deberían  tomarse para superar el cuadro descripto.

A la hora de analizar la situación actual no  dudó en mencionar a la inflación como la madre  de todos los demás problemas que enfrenta la economía. Como ejemplo, citó el creciente gasto en subsidios: “En 2003 se destinaron 1.500 millones de pesos, este año serán 135.000 mil millones de pesos. Eso ocurre por  la inflación,  si tenés un costo de 100 pesos en la prestación de un servicio públicos y cobrás 100 no necesitas subsidios, pero si al año siguiente tenés una inflación del 20 por ciento y decidís no aumentar la tarifa, tenés que poner 20 pesos de subsidios; si al año siguiente pasa lo mismo, el costo se va a 144 y tenés que poner  44 de subsidios. Lo hacés por 10 años y tenés una bola de nieve”, indicó.

Atribuyo al mismo factor la pérdida de la competitividad en el tipo de cambio, factor que perjudica particularmente a economías regionales exportadoras como la madera y el té y la necesidad de recurrir a un cepo cambiario. “Cuando renuncié al Banco Central en 2004 el dólar estaba a 3 pesos, hoy vale 5,80, un 90 por ciento más que  hace 8 años y medio. Si hacemos el cálculo anual encontramos una devaluación de 9 por ciento durante el mismo período la inflación fue de 20 por ciento por año. Cuando eso pasa tenés inflación en dólares y tenés un dólar barato. Cuando tenés un dólar barato, la gente sale a comprarlo, entonces las reservas bajan y el gobierno pone un cepo. Cuando eso pasa, creas un  mercado paralelo, entonces te quedás con dos tipos de cambio y la industria de la construcción cae y como tenés atraso en la cotización oficial, las economías regionales se ven afectadas”, analizó.

También cuestionó el crecimiento del aparato público. “Tenemos un Estado que se engordó mucho, es el Estado más grande de nuestra historia y cada vez ahoga más a la producción con la presión impositiva”, dijo.

Como remedios para curar a la economía de los problemas diagnosticados, el autor de la polémica “125” puso la mira en el gasto público, pero evitó hablar de recorte o de ajuste, términos  poco redituables en términos políticos, se limitó a expresiones como “que se gaste bien el dinero  público” o “que se evite el malgasto”. “Argentina malgasta, el gobierno tiene 400 mil millones de pesos más que en 2003 (netos de inflación), lo que quiere decir que este año hay 40 mil pesos más que en 2003 y no parece que cada familia reciba 40 mil pesos más en salud, vivienda o infraestructura”, consideró.

Problema endémico

 A contramano del discurso oficial, el egresado de la London School of Economics, reconoció que “el mundo está convulsionado”, pero advirtió que “nada de lo malo que le pasa a la Argentina tiene que ver con lo que le pasa al mundo. No hubo casi ningún impacto en Argentina por la situación de las economías en crisis de Europa, todo lo malo que le pasa al país es inducido internamente por mala praxis, por haber acumulado inconsistencias. Hoy  tenemos una economía que no crece y tiene mucha inflación, la segunda mayor detrás de Venezuela”.

Opinó que hay un problema de método en cómo el gobierno diagnostica y las medidas que adopta en base a ese diagnóstico. “No hay un equipo que filtre las iniciativas a la presidenta y ella tome las últimas decisiones, va cada uno radialmente con sus ocurrencias, muchas ocurrencias y pocas ideas”, señaló.

Aseguró que la consecuencia de esos malos manejos es que “Argentina está dilapidando una oportunidad muy importante, creció mucho durante un tiempo importante en la última década. La crisis de 2001 tuvo un  costo social muy grande, 50 por ciento de pobreza, 23 por ciento de desempleo, pero también limpió los problemas históricos que arrasaba Argentina y le impedían crecer: un peso muy alto de la deuda y un tipo de cambio poco competitivo, la devaluación hizo que de golpe el tipo de cambio fuera muy competitivo y la reestructuración hizo quela deuda no tuviera peso sobre las erogaciones del Estado. Tuvimos entonces un Estado superavitario sin peso de deuda y tipo de cambio competitivo, si miramos hoy el tipo de cambio perdió competitividad, tenemos un estado deficitario y por desatinos tenemos problemas con la deuda reestructurada”, dijo.

Sin cambios

Anticipó que en los próximos dos años, los últimos del gobierno de Cristina no se modificará la situación actual. “Yo no veo que el gobierno esté tomando nota del diagnóstico, no espero cambios, vamos a seguir en una economía a la que le cuesta crecer, con  cada vez más trabas y alta inflación”, enumeró.

Extendiendo el análisis a los años siguientes, advirtió que el próximo presidente se encontrará con desafíos que este Gobierno agregó sin necesidad,  pero reconoció que “no son problemas tan graves como los que tuvimos el pasado, todavía son perfectibles pero mientras más tiempo pase sin que hagamos algo al respecto más grave va a ser”.

Consideró que el desafío mayor será “pensar cómo salir de los atajos, vamos a tener que pensar cómo hacer para que la política y la economía tengan menos ciclos, tenemos que discutir un nuevo esquema tributario”. “Tenemos que salir de los ciclos porque el desafío enorme que tenemos es agregar valor a la producción y para eso hace  falta invertir. Una cosa es hacer soja y maíz, otra es hacer soja y maíz, ponerlos en el estómago de pollo, precocerlo, trozarlo, hacer milanesas, empaquetarlos y mandarlas a supermercados de Europa, para eso hace falta mucha inversión y uno no puede invertir si no sabe que va a pasar en dos años, no se puede invertir si por ejemplo no sabemos si en dos años el tipo de cambio va a ser competitivo para exportar”, analizó.

«No creo en el ‘círculo rojo’”

A la hora de analizar la composición del próximo Congreso nacional y definir el rol que tendrá la oposición en ese cuerpo. “No creo en una alianza anti K. No sé qué va a hacer el propio PJ, si serán oficialismo u oposición. Puedo decir lo que vamos a hacer nosotros: no le vamos a mentir a la gente, decir que  podemos bajar la inflación desde el Congreso es mentira. Nuestra  primera tarea será impedir que el Gobierno profundice los problemas, la segunda proponer y la tercera relevar y consensuar, porque para salir de los ciclos, lo que tenemos que saber es adonde queremos ir como país desarrollado, eso requiere construir mayorías”, finalizó.

 

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