Carta del Obispo Martínez: “Pan para Compartir”

En su carta de este domingo el obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez nos recuerda que «este domingo celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, “el Corpus”, y como todos los años queremos darle una especial significación y relevancia a “la eucaristía”  como centro de la vida cristiana. En todas las comunidades de nuestra Diócesis celebramos esta liturgia del Corpus, en las Misas y procesiones adorando el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, el Señor. En la zona de Posadas y Garupá, hemos suspendido todas las Misas del sábado por la tarde, para celebrar la Misa a las 16 horas en el Anfiteatro Antonio Ramírez de Posadas y posteriormente el recorrido por las calles de nuestra ciudad, hasta llegar a la Catedral.

“PAN PARA COMPARTIR”

Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas 
Solemnidad del Corpus Christi (2 de junio de 2013)

 

Este domingo celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, “el Corpus”, y como todos los años queremos darle una especial significación y relevancia a “la eucaristía”  como centro de la vida cristiana. En todas las comunidades de nuestra Diócesis celebramos esta liturgia del Corpus, en las Misas y procesiones adorando el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, el Señor. En la zona de Posadas y Garupá, hemos suspendido todas las Misas del sábado por la tarde, para celebrar la Misa a las 16 horas en el Anfiteatro Antonio Ramírez de Posadas y posteriormente el recorrido por las calles de nuestra ciudad, hasta llegar a la Catedral. En cada Parroquia de los distintos pueblos y ciudades de la Diócesis se significará de una manera especial este acontecimiento. Es importante recordar nuevamente como San Roque González y los misioneros de las reducciones guaraníes hace 400 años celebraban “el Corpus” en nuestra tierra. Los indígenas tenían una gran devoción al “Cuerpo y a la Sangre del Señor”. Mientras se realizaba la procesión las comunidades indígenas traían sus instrumentos de trabajo, plantas, ramas, animales…  para que fueran bendecidos con el “Corpus Christi”. 

El texto de este domingo (Lc. 9,11b-17), nos relata la multiplicación de los panes y nos permite profundizar en este misterio central de la fe de los católicos, que es el sacramento de la eucaristía. La Misa, es donde recibimos el Pan de la Palabra y el Pan del Cuerpo y la Sangre del Señor. Por eso en la lectura que leemos este fin de semana el Apóstol San Pablo, nos dice: “Por lo que a mí me toca, del Señor recibí la transmisión a saber… El Señor, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y después de dar gracias lo partió y dijo: “Este es mi Cuerpo entregado por ustedes, hagan esto en memoria mía…” (1 Cor. 11,23-26).

La Eucaristía es el momento culminante del amor, de la donación Pascual de Jesucristo. Es aquello que expresa la necesidad de vivir en la caridad y sobre todo practicarla. La comunión del pan y del vino, del Cuerpo y la Sangre, implican que nosotros formamos un solo Cuerpo: “…Todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan” (1 Cor. 10,17). La caridad es el fundamento del amor solidario tan necesario como aspecto de la espiritualidad de todo cristiano, y que nos lleva a privilegiar a los más pobres en el corazón de los cristianos que van madurando su fe. Necesariamente nos cuestiona el pedido que Jesús le hace a los Apóstoles, en el texto del Evangelio de este domingo: “Denle ustedes de comer”.

En este Corpus, celebramos el don de este  alimento, el pan y el vino que se hacen “el cuerpo y la sangre de Cristo”. También el mandato: “Denles ustedes de comer” como un llamado del Señor para que como cristianos experimentamos  aquello que dice el lema elegido en esta celebración: “Eucaristía: camino de fe y misión de Amor”. Esto implica nuestra responsabilidad cristiana que desde la caridad trabajemos por aquellos que padecen distintos tipos de exclusión, queriendo que replique en nuestro corazón el mandato del Señor: “que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. Por todos los prójimos, pero especialmente por los más pobres y excluidos. Ellos son nuestros hermanos y queremos tenerlos presente en nuestro corazón. No tiene mucho sentido cuantificar la pobreza, si hay más o menos pobres, sabemos con certeza que los hay; lo importante es que todos, sobre todo la dirigencia social no sólo los políticos, tengamos presente a los pobres en las diferentes manifestaciones y busquemos siempre incluirlos en toda proyección. Incluir a los niños desnutridos, a los adolescentes y jóvenes con adicciones que son víctimas de estructuras de corrupción. A nuestros hermanos indígenas que son marginados y manipulados en su pobreza. A los sin un trabajo digno.

Desde la necesaria Caridad que alimenta nuestra fe, sentimos el pedido del Señor “denles ustedes de comer”. En la celebración del Corpus, en la Eucaristía celebrada, comprendemos con hondura que el “Amor donado”, es aquello que nos plenifica, humaniza, y presenta la “verdadera felicidad”

¡Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas

 

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