¿Qué y cómo comer en la playa para no engordar?

Las viandas más livianas y las opciones de los paradores que conviene evitar, si nuestra misión es lucir una figura delgada bajo del sol.

Quien sostuvo alguna vez que el calor quita el hambre, poco entiende del apetito que arrecia después de algunas horas de sol y mar. Echémosle la culpa a las olas por ese cono de rabas aceitosas y saladas, o por ese choclo con manteca que no pudimos rechazar.

 

La playa ofrece un mar de tentaciones y en los paradores se consigue de todo menos comida light. La artillería fundamental contra estos «pecados» será la heladerita que cargamos con dificultad por la arena, pero que nos acompaña, fiel, durante todo el día y nos permite guardar alimentos saludables.

 

Para que una comida en la playa no se convierta en el aguafiestas de las vacaciones, hay que tener en cuenta qué alimentos aguantan las altas temperaturas y cuáles definitivamente necesitan del frío para no echarse a perder. El calor es un caldo de cultivo para las bacterias que causan enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).

 

Para evitarlas, las estrategias son dos: disponer de una conservadora portátil que pueda mantenerse a una temperatura inferior a los 4ºC o elegir alimentos enlatados. Por ejemplo, una lata de atún puede abrirse en el momento para preparar sándwiches con tomate, condimentados con un sobre de mayonesa light. Una lata de jardinera a la cual se le agregue mayonesa o un sobrecito de aceite, también es una rica opción. Estas dos alternativas aportan entre 200 y 300 calorías, lo mismo que un pancho o un choclo con manteca, pero sacian más y contienen menos grasas.

 

Otro alimento que puede prescindir del frío de la heladera durante un par de horas es la ensalada de tomate, lechuga, zanahoria, huevo duro, jamón, pollo o atún. Las frutas también pueden mantenerse a temperatura ambiente.

 

Sobre todo en esta época en la cual la piel está expuesta durante largas horas al sol, es clave consumir verduras y frutas anaranjadas que aportan betacaroteno. Además de prevenir el envejecimiento prematuro y combatir los problemas dérmicos, favorecen el bronceado porque estimulan la formación de melanina, sustancia responsable del color de la piel.

 

Estas son algunas opciones de viandas livianas y nutritivas:

  • Las ensaladas que combinen verduras de todo tipo y color (las de hojas verdes aportan escasas calorías), con algún alimento que contenga almidón, en menor proporción, como papa, choclo, arroz parboil o fideos tipo moñito, tirabuzón o mostachol, y un huevo duro con una cucharadita de aceite.
  • Uno o dos sándwiches de pollo, atún, jamón cocido magro o lomito, y verduras de color, al que se le podría agregar un sobre de mayonesa light.
  • Para el postre, frutas. Si la intención es adelgazar, las de menos calorías son el melón y la sandía. La banana, el higo y las uvas son las que contienen más hidratos de carbono.
  • Un salpicón de pollo, palmitos, lechuga, tomate y mayonesa light aporta solo 200 calorías. Las gastamos jugando una hora al tejo.
  • El matambre que sobró de Navidad también es una alternativa saludable, sobre todo si está hecho con carnes magras, peceto o carré de cerdo. Una rodaja fina suma 250 calorías.
  • El arroz con atún y mayonesa light, otra comida típica para los días más calurosos, acumula 190 calorías. (La Nación)

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas