Estiman que hay 100 mil caracoles africanos en Iguazú

Se trata de una plaga que puede perjudicar cultivos y la salud humana, además de  afectar seriamente al medio ambiente. Advierten que es casi imposible erradicarla.

Técnicos del Senasa llegaron a Puerto Iguazú para informar respecto al detallado relevamiento que hicieron de la invasión del caracol gigante africano (Achatina Fúlica) detectada en esa ciudad. Advirtieron que se trata de una plaga que genera un fuerte impacto en el medio ambiente, además puede producir considerables pérdidas en el agro y hasta puede ser perjudicial para la salud, porque es transmisor de un parásito. Estimaron que en Iguazú ya hay alrededor de 100.000 ejemplares y detectaron cuatro focos donde es muy alta la densidad poblacional de estos moluscos.

El ingeniero agrónomo Guillermo Gaudio, de la dirección de vigilancia de plagas del Senasa, explicó que la tarea de mapeo de la presencia del caracol y la instrumentación de las primeras medidas de control de la plaga demandaron más de seis meses de trabajo.

Sobre la aparición de esta especie en esta provincia, el profesional estimó que se habría introducido ilegalmente por pescadores que pretendieron usarlo de carnada y los terminaron liberando. Estimó que estos caracoles habrían ingresado hace cuatro o cinco años. Gaudio especificó que los focos de riesgo son -por ahora- el arroyo las mariposas, los Barrios Riveras del Paraná, Villa Nueva y Santa Rosa. En los tres primeros casos, la densidad es muy alta.

Sobre las complicaciones de la salud explicó que podrían presentarse desde malestares gástricos hasta una forma de meningitis. El parásito que transmite este vector, radica en su baba, por eso si uno lo toca y después se toca los ojos, la nariz o la boca puede infectarse. “En Brasil hay casos, acá en Iguazú sabemos que está el vector pero no sabemos si está el parásito, estamos avanzando en estudios para determinarlo” agregó.

Desde el Senasa recomendaron evitar el contacto directo con el caracol, indicaron que para eliminarlos hay que “usar guantes descartables, tomarlos en una bolsa colocar sal en la bolsa y cerrarla herméticamente y si es posible colocarlo en una segunda bolsa”, detallaron.

El especialista consideró que es casi imposible erradicar la plaga, lo que obliga a mantener atención constante en bajar la población  al mínimo posible para que el riesgo para la agricultura y para la salud humana sea el menor posible.

 

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