Hoy se cumple un año del inédito tornado que azotó los parajes de Tobuna y Santa Rosa y que se cobró la vida de once misioneros. La angustia melló para siempre la memoria de los pobladores que reviven las dramáticas horas vividas en la localidad del Norte de Misiones. A las 17 habrá un acto para conmemorar a las víctimas y se inaugurará un monumento en su honor.
Hoy se cumple un año del mayor desastre natural que se registro en Misiones en los parajes de Tobuna y Santa Rosa, y que se cobró la vida de once personas. El violento tornado que descargó su furia contra los pueblos del Norte misionero marcó a fuego la memoria de los sobrevivientes que recuerdan las horas de horror y el acontecimiento que mostró la entereza de un pueblo que se levantó y sigue adelante. A las 17 se realizará un acto y se dejará inaugurado un monumento que recordará a las víctimas fatales del fenómeno metereológico.
En primera persona
“Es inexplicable como pasó todo tan rápido, hubo un solo ruido y me asusté mucho del tornado”, recordó Darío Núñez, quien estaba en su trabajo cuando el fatídico fenómeno natural arrasaba con su casa y las de sus vecinos del paraje Santa Rosa. “Hoy en lo posible no se habla del tema porque queremos olvidarnos de lo que pasó”, dijo el joven de solo 18 años.
Con la entereza Núñez contó que hoy vive solo en su vivienda reconstruida, en el paraje Santa Rosa y recordó la trágica noche cuando un insólito y violento tornado golpeó a su localidad y enlutó a toda una Provincia.
“Yo estaba en mi trabajo, en Los Polvorines, cuando pasó el tornado. Lo sentí muy cerca porque también había pasado por ahí”, es lo primero que se le vino a la memoria a Darío quien perdió a tres familiares, de los cuales uno era un primito de 12 años. Con respecto a sus sensaciones al ver desvastada su zona, el joven relató que “el tornado azotó mi casa y las de mis vecinos. La gente volaba, es cierto lo que dicen sobe eso”. “Fui hasta la casa de mi familia y mis hermanos lloraban con mi mamá”, contó. A un año del tornado, San Pedro está reconstruido materialmente aunque muchos de los vecinos actualmente siguen padeciendo psicológicamente. “Tienen miedo cuando está feo el tiempo o se nubla, algunos se quieren ir a veces”, manifestó Darío.
“Hoy estamos mejor que hace algunos meses, ya no recordamos tanto”, finalizó el hombre que reconoce que sólo el tiempo aplaca el dolor de las heridas pero no borra el recuerdo de sus seres queridos que cayeron presa de el peor fenómeno metereológico registrado en la tierra colorada.
La peor pesadilla hecha realidad
La pequeña colonia de Santa Rosa, junto a Tobuna y Pozo Azul a unos 60 kilómetros de la ciudad de San Pedro, en el límite con Bernardo de Irigoyen, fue el epicentro de una fuerte tormenta en la noche del lunes 7 de septiembre de 2009 con ráfagas de viento de más de 120 kilómetros por hora, que dejaron once muertos y casi un centenar de heridos de distinta consideración y cientos de casas arracadas por la fuerza del viento.
El drama comenzó pasadas las 20 de ese lunes. La primera llamada de auxilio en la comisaría de San Pedro se registró a las 22. Una hora después, cuando los efectivos llegaron a la zona afectada, rodeada de mucho monte virgen, las imágenes desgarradoras confirmaron la magnitud del desastre. Cuerpos mutilados, golpeados, casas arrancadas de cuajo, animales muertos, cubrían un amplio espacio. «»La tormenta mató todo», dijo un vecino.
«Hizo camino en el monte», relató un bombero. «A una mujer el viento le arrancó al bebé de sus brazos», expresó el intendente Orlando Wofalrt, en medio de los primeros socorros, en lo que fue el más dramático de los relatos. Los policías vieron imágenes más dantescas: cuerpos estrellados en los árboles y partes dispersas en la espesura de la selva.
La reconstrucción de la zona afectada
Mucho se hizo desde la trágica noche del tornado hasta la fecha. Desde la Nación se invirtieron unos 29 millones de pesos a los que se sumaron y otros 9 que aportó la Provincia, según explicó prensa el presidente del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) Santiago Ross.
Pese al dolor y las perdidas la comunidad ganó en infraestructura escolar y viviendas.
