Las agresiones verbales gratuitas que debió soportar nuestro colega Hugo Bruenner, editor del sitio www.tendenciadeportiva.com.ar, el pasado domingo durante y al final del partido Guaraní-Mandiyú, es una prueba más de la intolerancia de gente que se identifica plenamente con una camiseta y que no acepta la expresión, el pensamiento, la visión ni el análisis diferente que puede tener otra persona respecto a un mismo tema, en este caso la realidad futbolística de un equipo.
Quizás, si ello hubiese sucedido en una desconcentración de público del estadio o en la calle, cuando cualquier humano se cruza con los de la popular, el hecho -no por menos repudiable- no habría adquirido los ribetes de lo que vimos el domingo en Villa Sarita.
No puede ser que un trabajador de prensa sea molestado de la manera que se lo hizo con nuestro colega, con quien nos solidarizamos.
Alertamos para que las autoridades de Guaraní tomen las medidas del caso y protejan un poco más a los periodistas, quienes en definitiva no hacen más que retratar una realidad, que a veces gusta y otras no, depende del resultado que obtenga su equipo, porque el hecho en cuestión sucedió en plena platea techada, donde -se supone- concurren las personas más cultas y educadas.
Tiempo atrás fuimos testigos de discusiones entre parciales de Guaraní porque a alguien se le ocurrió «putear» a Cravero, en el partido contra Patronato. Algunos de esos caracterizados parciales que de inmediato no permitieron que otro insultara, debieron también recriminarle la actitud de quienes molestaron a Bruenner, porque en definitiva lo único que hacen con estas reacciones es dañar la imagen de un club que quiere ser el mejor del fútbol posadeño. Educando a su gente también se puede ser grande.
