Un niño misionero portador de VHI falleció en el Garrahan

Otro bebé oriundo de Jardín América falleció el martes en el hospital de Buenos Aires. Tenía ocho meses y desde hace cinco estaba internado. Su madre es portadora pero nunca asistió al Programa de SIDA. Pocos días después del parto la madre se dio por enterada que padecía el Virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV). La infección alcanzó al niño por nacer y ocho meses más tarde terminó con su muerte. Se trata de un bebé oriundo de Jardín América que falleció el martes en el hospital de Pediatría Juan P. Garrahan de Buenos Aires.

Es el segundo misionero, y de la misma localidad, que fallece en las instalaciones del Garrahan en la últimas semanas. El deceso de Sergio Díaz (7) se debió a un paro cardiorrespiratorio dado que sufria una grave enfermedad oncológica en recaída.

La noticia de la muerte del pequeño despertó un duro cruce de acusaciones entre los trabajadores de la salud y la opinión pública local acerca de la atención se que le brinda a los pacientes durante las medidas de fuerza que en ese momento se desarrollaban en reclamo de una recomposición salarial.

Según el informe de defunción del nosocomio de Capital Federal, la causa del fallecimiento del bebé dos días atrás, fue «un paro cardiorrespiratorio no traumático debido a un fallo multiorgánico como consecuencia del SIDA» que había avanzado tanto hasta eliminar todas sus defensas.

Ni el pequeño ni su madre fueron asistidos en el Programa Provincial de Sida dado que en ningún momento los casos estuvieron denunciados. El traslado del bebé portador al centro de mayor complejidad se realizó por cuenta de la propia familia. El cuadro del niño se agravó rápidamente y desde hace cinco meses estaba internado en el Garrahan.


Agonía


«Tenía solo ocho meses y era portador de HIV, a raíz de que se le abrió un vaso en el pulmón inutilizado que se le abrió porque el no podía respirar tuvo derrames que le produjo un paro cardiorrespiratorio y falleció de eso, ahora lo que quiero es estar al lado de mi esposa y llevarle a mi hija. Mi esposa tiene HIV, tiene que hacerse ahora los controles», señaló Carlos Alberto Real, padre del bebé fallecido.

Desde que tomó conocimiento de la situación, el hombre vino a Posadas buscando los medios para viajar a Buenos Aires para estar al lado de su esposa. «Nosotros nos fuimos, el nene cayo enfermo fui por trabajo por eso me dan tanta vuelta porque como él no tuvo traslado del hospital y no me pueden ayudar. Por eso le dan tanta vuelta, lo tengo al traslado vendí unas alianzas y cosas mías tenemos que traer el cuerpo a Jardín y necesito que me den una mano. Me duele porque es mi hijo no quiero que a otra persona le pase lo mismo», sostuvo ofuscado dado que su único ingreso es un plan trabajar de 130 pesos mensuales.

En cuanto a su esposa también portadora del virus, dijo que «comenzó a hacer un tratamiento le van a proveer de medicamentos, pero nunca fue al programa de sida descubrimos esto me tengo que hacer los análisis estoy asustado».


Los casos


En Misiones asisten regularmente al Programa de Sida unos 270 pacientes infectados y aproximadamente quince son menores de 14 años. Corina Urquiza Dousset, responsable de brindar atención psicológica se mostró alarmada por la cantidad de casos que no son registrados y no acceden al tratamiento de retrovirales.
«Hay muchas personas infectadas y no tenemos idea porque no podemos salir a buscar a las personas, salvo que el médico tratante le diagnostique, si la parturienta conoce su estado se puede prevenir que le transmita el virus en la gestación, se planifica la cesárea y se anula el amamantamiento con la leche materna», explicó. El tratamiento apunta a lograr el «virus indetectable» que significa mantener la carga viral por debajo de los límites de detección de las pruebas diagnósticas. Esto reduce las posibilidades de propagar el contagio.


El test


La tarea de promoción del ofrecimiento del análisis de HIV en todas las embarazadas de la provincia responde a líneas nacionales de prevención y se inicia en la primera consulta médica.

El obstetra tiene la obligación de sugerirle a la mujer encinta que se realice el test de Eliza para descartar el virus, ya que muchas personas pueden vivir años si tener conocimiento que lo padecen.

Se hace imprescindible los controles prenatales y los respectivos análisis clínicos. En el hospital Ramón Madariaga de Posadas, de 4.600 nacimientos que hubo el año pasado el 81 % de las madres accedió a los controles al menos en una oportunidad y de ese porcentaje la mitad accedió a las cinco consultas como lo estipulan los profesionales.

Una vez confirmado el test, recomiendan a partir de la décimocuarta semana de embarazo iniciar el tratamiento médico, que reduce a 2 % la posibilidad de que el niño sea positivo. De no concretarse este estudio la probabilidad es de 40%.

Por otro lado, el pequeño debe realizarse el estudio de P24 hasta los 18 meses de vida. El cóctel de retrovirales es gratuito para los pacientes del Programa Provincial.

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