Elevaron a juicio uno de los casos de abuso más aberrantes

Es el que tuvo como víctima a una adolescente. El acusado es su padre. El hombre habría embarazado a la chica y luego, según ella, la obligó a abortar. Podría ser condenado a 20 años de cárcel. Un hombre acusado de violar y presuntamente embarazar a su hija adolescente será enjuiciado tal vez este fin de año en uno de los Tribunales Penales que funcionan en la ciudad. Pasa que la fiscal Amalia Spinnato pidió la elevación de la causa a debate y el juzgado de Instrucción Uno dio luz verde a la solicitud.
Eugenio fue imputado del aberrante delito de «abuso sexual con acceso carnal triplemente agravado, por el vínculo, la convivencia y por haber sido gravemente ultrajante».
Si los camaristas que lo juzgan lo encuentran culpable, podría recibir un castigo de hasta 20 años de encierro.
El caso sucedió en la capital provincial. La denuncia contra el hombre la radicó su pareja el 7 de octubre del 2003.
La mujer dijo que el acusado ultrajaba a la chica desde que ésta tenía cinco años. Luego, la propia jovencita detalló ante los investigadores que, en los primeros años, su papá la manoseaba, luego se masturbaba delante de ella, y finalmente la violaba cada vez que la madre se ausentaba de la casa para ir a trabajar.
Agregó que ella no le contó a su mamá lo que estaba viviendo porque tenía miedo, pues aseguró que el padre la había intimidado.
En varias ocasiones, recordó durante la declaración que hizo en la instrucción del caso, el hombre la amenazó con negarle la comida si ella no se acostaba con él.
En agosto del 2002, la adolescente se dio cuenta de que estaba embarazada. Cuatro meses después, tuvo un aborto. Perdió la beba de cinco meses de gestación que llevaba en el vientre.
La nena, de apenas 530 gramos, vivió apenas quince minutos en el hospital Ramón Madariaga.
En la denuncia, la joven dijo que ella había sufrido un aborto inducido. Acusó a su padre de haberla obligado a tomar una pastilla para expulsar a la criatura.

Sorpresa


El 3 de marzo del 2004, el juez de Instrucción Uno, Horacio Gallardo, ordenó que exhumaran a la pequeña. El propio magistrado, con su secretario Marcelo Ozuna, y un equipo de forenses del Poder Judicial fueron hasta el cementerio La Piedad a cumplir con el trámite. Pero la diligencia terminó en sorpresa, porque en la parcela que excavaron los pesquisas habían enterrado nueve fetos, que compartían el foso con los restos de una persona mayor.
La idea de extraer muestras para la realización de un ADN a fin de establecer si la chiquita era efectivamente hija del acusado quedó en la nada.
Los pequeños cuerpitos, procedentes del hospital, fueron enterrados allí presuntamente por la falta de espacio que evidencia el camposanto.
Gallardo y sus colaboradores elevaron las actuaciones relacionadas con el hallazgo a la Fiscalía en turno a fin de que investigara si lo detectado configuraba algún tipo de infracción.
La situación del imputado Eugenio es muy comprometida. Su hija también dijo que él, en una ocasión, también violó a una sobrina, de nueve años.

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