Ayer fueron sepultados los restos mortales de quien en vida fuera el presidente del Colegio de Abogados. Resaltaron la trayectoria de Luis Thomas.
[su_note note_color=»#cdcdcd»]El Negro Thomas tenía 46 años, un hijo de 15, muchos sueños y cientos de amigos.[/su_note]»Al Negro no lo mató el cigarrillo, fue este sistema perverso», soltó entre resignación y dolor la jueza del Civil y Comercial N° 8, Rossana Venchiarutti, minutos antes que el cuerpo sin vida del abogado Luis Vicente Thomas sea trasladado al cementerio Parque Tierra de Paz.
El presidente del Colegio de Abogados de Misiones falleció durante la mañana del pasado domingo de un paro cardiorrespiratorio. Se encontraba disfrutando de unas cortas vacaciones junto a su esposa y su hijo de 15 años, en una casa quinta de la localidad correntina de Paso de la Patria.
Su cuerpo llegó a la ciudad de Posadas durante los primeros minutos de la madrugada de ayer. Desde ese momento la sala donde se lo velaba se fue llenando de familiares, colegas, funcionarios provinciales y nacionales, pero sobre todo por amigos.
Una gestión intachable
Después de haber sido vicepresidente del Colegio de Abogados, Thomas quedó durante el 2001 al frente del cuerpo colegiado. Al año siguiente encabezó una lista y logró ser electo presidente. El pasado 2 de diciembre se llevaron a cabo las elecciones para renovar sus autoridades, y volvió a ser elegido como presidente de la entidad, ya que nadie presentó una lista para disputarle su continuidad.
Fue Thomas quien impulsó el pedido de jury contra la ex jueza del Civil y Comercial N° 1, Graciela Salvado de Sotelo. La ex magistrada terminó siendo destituida y procesada por liderar una asociación ilícita que se dedicaba a la extracción de fondos bajo custodia judicial mediante órdenes de pago truchas. También pidió un jury contra la jueza del Civil N° 5, Alicia Isasa de Zapelli, por su cuestionada participación en el libramiento de medidas de amparo que beneficiaba a ciertos ahorristas durante los vertiginosos tiempos del corralito financiero.
Caravana de amigos
La caravana de automóviles que partió acompañando sus restos desde la calle Santiago del Estero parecía interminable. Habían pasado las 12 del mediodía cuando unas 200 personas le daban el último adiós al «Negro» Thomas.
Fue el abogado Antonio Amarante el encargado de decir unas palabras en nombre de los letrado de la provincia. «Fue el presidente del Colegio de Abogados que más se entregó a las funciones de su cargo y en defensa de los colegas. Se caracterizó por su trabajo y profundo compromiso. Era un ejemplo para los colegas», explicaba mientras caían sus lagrimas y la voz se entrecortaba por el dolor que significaba la pérdida de un amigo.
Ante todo, Amarante dejó claro que Thomas «era una persona honesta y correcta», y que su muerte significaba «una gran pérdida para la Justicia misionera».
Thomas no sólo fue un hombre que amaba el Derecho, sino que además era un entrañable poeta que supo darle letra a las canciones del grupo Salamandra. La música y la poesía formaban parte de su vertiginosa vida.
«Hablar de fútbol parecería empequeñecer la figura del Negro Thomas», señaló a su turno Ricardo Miranda, uno de los amigos del equipo de fútbol al que pertenecía el letrado. Pero cómo no hablar de una de las pasiones de quien en vida «era un excelente compañero, iba de frente y nunca hacía una jugada artera».
«Dejaba todo en la cancha, dejó todo en la vida», dijo Miranda con un acento firme y cargado de esa resignación que tiene uno cuando pierde un verdadero amigo. Quienes lo conocían sabían bien que «el Negro, por sobre todo, amaba la vida».
El presidente del Colegio de Abugados tenía 46 años y muchos sueños por cumplir. «De sueños y orgullo», es el nombre del último CD del grupo Salamandra y de uno de los temas que fue escrito por Thomas. El poema estaba dedicado a su padre.
