Agustina tiene 27 años y, como muchos jóvenes argentinos, se independizó: con su trabajo propio, consiguió un alquiler y proyectó su vida. Pero un día quedó desempleada y desde entonces no consigue ningún puesto laboral.
Sin embargo, su historia tiene un agravante. Tuvo varias entrevistas, pero en todas, o la gran mayoría, fracasó. O al menos eso siente ella. Con un currículum interesante que incluye conocimientos de diseño, comunicación y atención al público, las miradas de los que la entrevistan no se apartan de su físico, para ella hoy una desventaja: “No me toman por gorda”.
Agustina habló y contó que no es la primera vez que le pasa algo así, tuvo muchas entrevistas de este tipo. “No fue la única. Ya me había pasado y seguramente va a seguir pasando. Mis experiencias son malas, en general me miran de arriba abajo, es como el estudiante que tiene un título pero no tiene experiencia laboral”, admitió.
“Muy pocas veces sentí que no era por mi físico, te lo hacen saber, te miran de arriba a abajo, ves el contexto y son todas flaquitas y con cierta estética igual. Mismo algunos puestos te piden fotos de cuerpo completo, de cara, no es una sensación”, enfatizó.
Muy angustiada, hizo un pedido desesperado, exigió dignidad y basta de discriminación laboral. “¡De verdad quiero laburar! Es injusto, lo único que quiero es laburar dignamente. Una persona gorda también tiene que comer, pagar alquiler y demás… hoy no tengo ni obra social, es desesperante, necesito ayuda”, exclamó.
“Mi CV tiene un perfil de redes sociales, publicidad y es atractivo, pero me ven y es como que deben pensar: ¿esta persona tiene este cv? Como que se imaginan otra imagen y eso duele», agregó y completó: «Hoy sólo me importa conseguir laburo, necesito trabajar, por favor”.
Fuente: Minuto Uno
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