En octubre de 2015, William Sam Crum maniobró adrede para colisionar a una moto que circulaba en infracción. Recientemente fue condenado por hacer de su automóvil un arma mortal. El video y una doble lección de vialidad.
«No me importa», repetía una y otra vez William Sam Crum en octubre de 2015. Era increpado por un hombre que había filmado su comportamiento asesino. Fue un video viral, uno de los más repetidos de aquel año. Eric Sanders y su novia circulaban a bordo de una moto Kawasaki por una ruta de Tin Top, en Texas, Estados Unidos. Se habían propuesto adelantarse al auto del hombre que por entonces tenía 69 años. El desenlace de esa maniobra quedó reflejada para la posteridad.
La pareja hizo el adelanto de manera ilegal, por fuera de la doble línea amarilla, en una vía de doble sentido, haciendo gala de las prestaciones de su moto. En su intento por sobrepasar la hilera de autos, el conductor del vehículo en cuestión decidió desviarse sin aviso previo hacia su izquierda con intención de asustar o derribarlos, en una manifiesta expresión de desagrado por el adelantamiento improcedente.
La maniobra de William Sam Crum provocó una colisión y la moto perdió estabilidad. Aunque los ocupantes de la Kawasaki derraparon de forma dramática, afortunadamente se mantuvieron vivos y conscientes. Acción posterior, Crum detuvo el vehículo y reaccionó con altanería y soberbia frente al otro conductor de moto que filmó el hecho mediante una cámara ubicada en su casco.
Desde el 19 de octubre de 2015 que el conductor del automóvil se encuentra detenido. Recientemente su condena fue establecida: 15 años de prisión por doble asalto con arma mortal. Sucede que un vehículo mal usado puede ser considerado un arma mortal. Más allá de la acción deliberada del conductor, más allá de que el siniestro no haya registrado víctimas fatales, más allá de cuestiones burocráticas y legales, más allá de la sanción a William Sam Crum, un caso tan fidedigno como éste opera en línea de la responsabilidad vial y la vulnerabilidad de las personas en situaciones de tránsito. Un genocidio por goteo: en Argentina, en accidentes de tráfico suceden por año 39 tragedias como las de Cromañón o 51 accidentes como el de Once; y entre 1992 y 2014 fallecieron 175.050 personas, el equivalente a toda la población de la capital de La Rioja. (Infobae)
