A cinco años del inicio del cepo cambiario y la aparición del «dolar blue»

El viernes se cumple el quinto aniversario del comienzo del cepo cambiario que instauró la expresidenta Cristina Kirchner y que duró cuatro años y el diario El Cronista realizó una reseña de esta medida que marcó los últimos años del Gobierno de Cristina Kirchner.

En ese momento, la economía comenzaba a mostrar signos de alarma y en el mercado sostenían que era necesaria una devaluación. Sin embargo el costo de esa decisión en año electoral no era algo que estuviese dispuesto a pagar el Gobierno.

Es así como la entonces presidenta, todavía con Amado Boudou en el Ministerio de Economía (ya había sido elegido vicepresidente) deciden instaurar las restricciones cambiarias que arrancaron el 28 de octubre de 2011 y se profundizaron durante los cuatro años que estuvieron vigentes.

A cinco años de ese comienzo y a poco más de un mes de que se cumpla el primer aniversario de su fin, las consecuencias de esa decisión sobre la economía local están a la vista: Las reservas se deterioraron con fuerza y cuando el kirchnerismo dejó el Gobierno, las divisas en poder del Banco central eran de apenas u$s 25.000 millones, la balanza comercial tuvo un fuerte desequilibrio, el tipo de cambió se atrasó y hubo un mercado paralelo del dólar que generaba fuertes expectativas devaluatorias que impactaban sobre la inflación. Estos son sólo algunos de los problemas macro que registraba la economía y el cepo afectó, en diferentes escalas, a los distintos sectores de la economía.

“Las alternativas que había en 2011 no eran gratis. Sin embargo, el cepo fue una mala decisión. Permitió ganar un poco de tiempo para evitar una devaluación. La presión sobre las reservas eran mucha y estaban cayendo con fuerza. Además, controlar el tipo de cambio nominal y defender eso a toda costa cada vez salía más caro”, recordó Eric Ritondale, economista de Econviews en diálogo con Cronista.com

En el mismo sentido, Marina Dal Poggetto, economista del estudio Bein​​​​​​, describió: “En un principio, no se quería decir que se trataba de un cepo. Hasta 2011, la tasa de interés era negativa y representaba la mitad de la inflación. Además el tipo de cambio se atrasaba con una devaluación del 4% en 2010 y 6% en 2011. El resultado de esto es que la demanda de pesos se desestabilizó y a fines de 2011 o se devaluaba o se imponía el cepo”.

El 28 de octubre de 2011, la comunicación A 5239 el Banco Central creó el Programa de Consulta de Operaciones Cambiarias, mediante el cual la AFIP valida o no las solicitudes de compra de divisas con un régimen que implementó mediante la resoluciones 3210 y 3212 a partir del 31 de octubre. Así quedó formalmente instaurado el cepo.

Instaurado el cepo, el Gobierno siguió creando distintos mecanismos que restringían aún más la tenencia de divisas. Lo que restaba de 2011 y 2012 fue el período en el que se publicaron la mayor cantidad de medidas, pero también se siguieron sumando restricciones hasta pocos meses antes de que Cristina finalizara su mandato en diciembre del 2015.

Por ejemplo, el 27 de octubre de 2015 el BCRA recortó los dólares que tendrían autorizados las empresas en forma semiautomática de u$s 150.000 a u$s 75.000.

Otras de las medidas recordadas fueron la creación del régimen de Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), la limitación de la extracción de divisas en cajeros automáticos del extranjero, la reducción del límite de compras que el público podía hacer para ahorro y el incremento de las retenciones a cuenta de Ganancias y Bienes Personales.

Costos

“El costo del cepo fue la generación de un mercado cambiario paralelo que alentó diversas operaciones de elusión del mercado oficial para ganancias especulativas con las diferencias de cotización de la divisa entre los diversos mercados. Además del descontento en algunos sectores sociales (empresas transnacionales, grupos económicos locales, sectores medios, importadores) por las restricciones a la compra de divisas”, opinó Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.

“La Argentina se quedó sin dólares y en ese momento el país tenía dos opciones. Para evitar la salida de los depósitos, se fueron generando etapas prohibitivas, que en un comienzo fueron fiscales y luego se trasladó a los ahorros”, describió Dal Poggetto.

“El costo del cepo está a la vista. Las exportaciones se movieron después del cepo con una performance peor al promedio regional y cayeron en volumen. Muchos precios estaba valuados a precios superiores a $ 8 y eso no le era útil a nadie. La alternativa al cepo no era gratis y hacer que el tipo de cambio saltara también tendría consecuencias. Hubiera provocado una recesión en 2012 pero se habría evitado el control de cambios manteniendo abierto el mercado”, remarcó Ritondale.

Los economistas coinciden en que las opciones eran dos y estaban entre la devolución o la restricción que finalmente se aplicó. Finalmente la evolución de la economía provocó que el Gobierno tomara la decisión de una suba del dólar frente al peso en 2014.

“Tanto el cepo como la devaluación son dos formas de administrar coyunturalmente un problema (la falta de dólares) pero ninguna de ellas es su solución, que pasa por el desarrollo de sectores exportadores y de sustitución de importaciones, la constitución de instrumentos de ahorro que eviten la dolarización del excedente, etc”, sostuvo Asiain.

El fin

En diciembre de 2015, el Gobierno de Mauricio Macri decidió ponerle fin al cepo y el 16 de diciembre el Ministro de Hacienda anunció su levantamiento.

“La gente no se sintió cómoda con la decisión del cepo, sobre todo la clase media. Era una dinámica no sostenible en el tiempo y se terminó cuando se agotaron las reservas. Esto sucedió en 2015”, afirmó Rotondale.

“Ya a fines de 2015 se salió del cepo  y esta decisión tuvo un impacto en la inflación, ya que los precios no estaban considerados con un tipo de cambio a $ 15. Había que salir, la discusión era cómo. Una forma era primero atendiendo la cuenta capital, emitiendo deuda y recién se salía del cepo. La otra opción, que es lo que se aplicó, es con préstamos de algunas cerealeras, pero después faltaron dólares y eso provocó que el dólar subiera a $ 16 y se trasladará a precios, aumentando la inflación en los primeros meses de 2016”, recordó la economista del estudio Bein.

Por último, Asiain advirtió que “la toma masiva de deuda externa para financiar el déficit comercial y la fuga de capitales, tampoco es una solución al problema de falta de dólares sino tan sólo la descarga del costo agravado (por intereses y amortizaciones acumulados) de su solución hacia el futuro”.

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