El actor, que era protagonista de la saga, murió en 2013 cuando la grabación del film estaba en la mitad de su proceso.
Paul Walker murió en un trágico accidente automovilístico el 1 de diciembre de 2013. Por entonces, el actor norteamericano se encontraba en el pináculo de su carrera. Tal es así que en esos momentos trabajaba en la filmación de la séptima película de «Rápido y furioso», la saga que lo catapultó a la fama internacional. El film, que ya se exhibe en los cines del país, cuenta, de todos modos, con su participación. Cómo hizo el director Peter Jackson para enmendar esta ausencia estelar.
En principio, los propios hermanos del actor se hicieron presentes ante la producción. Ambos, de contextura física similar a la de Paul, pudieron ser aprovechados para realizar las clásicas escenas de «extras». Sin embargo, en el resto de las secuencias el problema se tornaba verdaderamente desafiante para los realizadores.
Para rellenar el gran vacío de Walker en el resto de la película, Jackson decidió utilizar escenas filmadas en películas anteriores de la saga y que no fueron utilizadas en las versiones originales. De esta manera, las escenas lucen genuinas sin necesidad de recurrir a efectos digitales que pueden atentar contra la calidad de las imágenes.
Sin embargo, el uso de la tecnología no pudo ser completamente descartado. La CGI (computer-generated imaginery) fue la técnica que se utilizó para reproducir imágenes que el actor nunca grabó en persona. Con esta tecnología se pudo «poner» el rostro de Walker sobre un cuerpo que no le era propio. Según la BBC de Londres, el costo de esta tecnología aumentó en 50 millones de dólares el presupuesto de la película.
