El desarrollo y la salud de nuestros niños en nuestras manos desde antes de su nacimiento

Si se logra que los niños tengan la mejor nutrición durante los primeros mil días de vida, la batalla por un desarrollo saludable estará cerca de ser ganada”. Así lo afirmaron especialistas durante el 3er Simposio Internacional ‘Nutrición Temprana, impacto para el futuro de nuestros niños’, que se llevó a cabo recientemente en Buenos Aires.

“Mientras la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), tales como obesidad, alergia, diabetes y enfermedad cardiovascular, está incrementándose rápidamente, la última evidencia científica sugiere que un gran porcentaje y probablemente más del 50% del desarrollo de la salud futura del bebé y del riesgo de enfermedad, está determinado por factores ambientales (nutrición, cuidados de la salud, higiene, educación) y no sólo por factores genéticos, de modo que es posible para nosotros actuar sobre ellos”, manifestó el Dr. Esteban Carmuega, médico pediatra especialista en nutrición y Director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI).

La mayor ventana de oportunidad para que la nutrición tenga un impacto en la salud es durante los primeros 1000 días de vida, cuando se desarrollan los órganos y los sistemas biológicos. Numerosas investigaciones evidencian que la nutrición durante los primeros mil días de vida, contados desde la concepción y abarcando toda la gestación y hasta los dos años de edad, juega un papel preponderante en el potencial de desarrollo físico e intelectual del adulto futuro.

Para el Dr. Ricardo Uauy, médico especialista en Nutrición y profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, “entre los factores determinantes, se encuentra la alimentación de la mujer antes y durante el embarazo y por supuesto la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida. Dos terceras partes de los niños reciben otros alimentos antes del sexto mes. Lograr la lactancia exclusiva hasta los seis meses implica que las familias reconozcan la importancia de no introducir otros alimentos (especialmente leche de vaca) pero así también el apoyo de toda la sociedad, la existencia de un marco legal y el acompañamiento de los pediatras, entre otras medidas”.

Durante el encuentro científico, organizado por Nutricia Bagó, los especialistas coincidieron en que el desafío consiste en llevar de la teoría a la práctica cotidiana medidas concretas que promuevan cambios en las conductas de los médicos y las familias. “El objetivo es que el niño reciba en los estadios iniciales de su crecimiento la mejor alimentación para su desarrollo futuro”, insistieron.

“Ocurre que cuando más temprano se empieza, mayor es el impacto. Se está incrementando la evidencia que muestra que la plasticidad inherente, durante la cual la exposición ambiental puede influir en el progreso de los sistemas del cuerpo, es mayor durante el desarrollo que se produce desde la fase de embrión hasta la infancia. Esta plasticidad disminuye rápidamente con la edad, lo que significa que la primera etapa de vida (desde la concepción hasta los primeros años) es un momento crucial para asegurar que se provee la nutrición óptima. Además, es vital poner foco en cambios de comportamiento y estilos de vida”, recalcó el Dr. Carmuega.

Por su parte la Dra. Adriana Fernández, médica especialista en nutrición infantil y Jefa del Servicio de Nutrición y Dietoterapia del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, destacó la importancia de la situación nutricional de la embarazada y de los niños pequeños, especialmente respecto de nutrientes críticos como vitamina A, ácido fólico, hierro, zinc y vitamina D: “hay acciones en términos nutricionales que se pueden ejercer sobre las poblaciones vulnerables, que si bien están descriptas desde hace mucho tiempo, no siempre llegan a la población de manera oportuna, como por ejemplo la suplementación con ácido fólico, hierro y la adecuada ingesta de calcio en la embarazada”.

“La alimentación durante las primeras etapas juega un rol fundamental para el desarrollo de los niños”, consignó la Dra. Fernández, destacando también la importancia de las políticas públicas, tanto en educación como en salud, en las que “se deberían emitir mensajes muy consistentes a las mujeres respecto del cuidado previo al embarazo”.

La Programación Nutricional Temprana comienza desde el vientre materno; luego del nacimiento, la alimentación ideal es la leche materna, por lo que es esencial promover la lactancia materna, es por esta razón que la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a UNICEF crearon la iniciativa ‘Hospital Amigo de la Madre y el Niño’, que consiste en acreditar a los Centros que cumplen 10 pasos referidos a la promoción y protección de la lactancia materna. En la Argentina, el primer centro que obtuvo la acreditación fue el Hospital Sardá, y ya hay cerca de 60 hospitales con esa distinción.

También es importante, y de aparición muy frecuente en las investigaciones, la carencia de micronutrientes como hierro y la vitamina A y C, y de DHA (ácido docosaexanoico), cuya escasez puede dejar consecuencias para el desarrollo; ya que cuando el bebé comienza a incorporar alimentos, éstos no siempre poseen la calidad nutricional imprescindible para sostener la elevada velocidad de crecimiento de esta etapa de la vida.

Los médicos coinciden en que en general, estos conceptos no son ampliamente conocidos. La mayoría de los padres (o futuros padres) no saben que las elecciones nutricionales hechas en las etapas tempranas de la vida impactan en el desarrollo a largo plazo de su hijo. Además, la falta de conocimiento y comportamientos inadecuados pueden programar negativamente los sistemas corporales del bebé, reduciendo sus oportunidades de óptimo desarrollo y alcance del máximo potencial.

Aunque los padres están continuamente buscando información, lo que encuentran no siempre es confiable. Entre las fuentes de información utilizadas (familia, amigos, Internet, profesionales de la salud: médicos, nutricionistas, enfermeros, etc.), sin dudas las fuentes más confiables son los profesionales de la salud: una buena nutrición puede tener un gran impacto en el futuro de esos niños, y es preciso que los profesionales aprovechen cada consulta para recordárselo a los padres.

Influenciando los genes

Aunque los genes heredados al nacimiento no pueden cambiarse, el cuidado integral del bebé durante el período que va desde la concepción, gestación y después del nacimiento a lo largo de la primera infancia, puede influir en la forma en que funcionan los genes. Esto se logra por mecanismos epigenéticos que responden a diversos factores ambientales, entre los que la nutrición juega un rol fundamental.

“Un claro ejemplo que explica el concepto de la ‘epigenética’ se da en las abejas, donde la abeja obrera y la abeja reina comparten la misma información genética, pero mientras la obrera vive 15 días y no se puede reproducir, la reina, al ser alimentada con jalea real, logra una supervivencia de un año y medio y se reproduce en la colonia: son los mismos genes pero una y otra no recibieron lo mismo luego de nacer. En las personas dependerá de la alimentación y del medio ambiente desde antes de que la mamá se embarace hasta los primeros años de vida del bebé”, concluyó el Dr. Ricardo Uauy.

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