Análisis semanal: Fracaso, furia y venganza

En menos de 60 días el experimento libertario quemó su primera etapa. Ofuscado por el naufragio de la Ley Ómnibus, Javier Milei dinamitó los puentes con todos los que plantean alguna disidencia. Se dispone a gobernar de espaldas al Congreso y en contra de las provincias. Con el objetivo de construir un enemigo a quien cargarle el costo del ajuste, pregona un relato épico que empuja a la sociedad a una guerra de facciones.

Javier Milei sabe lo que quiere y derrocha decisión política. En eso se diferencia de los dos gobiernos que lo precedieron, que se diluyeron entre marchas, contramarchas y pasos al costado. Lo que está mucho menos claro es su habilidad para llevar a la práctica eso que quiere hacer y si los resultados serán los que él espera.

Los sucesos de las últimas semanas alimentaron las dudas respecto a la capacidad de construcción política de este gobierno nacional. El asunto no es menor, porque la política es la única herramienta para producir cambios, al menos dentro de un sistema democrático.

Milei sufre la paradoja de ser un cultor de la antipolítica puesto a hacer política. La tarea de buscar acuerdos no solamente lo aburre, sino que la considera amoral y antiética. Pero su posición de absoluta minoría en el Congreso y la ausencia de gobernadores que respondan a su partido lo obligan a negociar y eso lo enfurece.

La ineptitud política de los libertarios quedó de manifiesto durante las negociaciones de la Ley Ómnibus. El presidente y su círculo íntimo incurrieron en todos los errores posibles: desautorizaron sistemáticamente a los negociadores que ellos mismos habían designado y se dedicaron a atacar con inusitada violencia a prácticamente todos los espacios políticos que estaban abiertos a aprobar el proyecto.

La impericia legislativa del oficialismo fue escandalosa. Convocaron a sesionar antes de tener preparado un dictamen y, merced al generoso apoyo de la oposición dialoguista, lograron que la ley se aprobara en general a pesar de que nadie sabía muy bien qué era lo que se estaba votando.

Pasar a la votación de cada artículo en particular exigía un texto y para tenerlo, antes había que acordar con los dialoguistas algunos puntos respecto a los cuales no había consenso.

Cinco días tuvo el oficialismo para cumplir esa tarea. Se empeñaron bastante poco, la sorpresa los invadió cuando la votación no se desarrollaba como esperaban y se paralizaron. Entonces el maestro supremo de la rosca política, Miguel Ángel Pichetto, se apiadó y les avisó que estaban perdiendo. El oficialismo acusó recibo y pidió cuarto intermedio.

Como el jefe del bloque libertario, Oscar Zago, no sabía muy bien qué hacer, llamó a Milei que estaba en Israel, quien ordenó patear el tablero.

Zago mocionó que el proyecto volviera a comisión y después evidenció su desconocimiento en materia legislativa al punto de que le tuvieron que explicar en medio de una entrevista televisiva que, al mandar el proyecto de nuevo a comisión, quedaba sin efecto la aprobación en general. El mismo papelón hizo minutos más tarde el ministro del Interior, Guillermo Francos.

El presidente sí sabía que estaba abortando el proyecto que él mismo había considerado fundamental para su plan de gobierno. Entregó la ley a cambio de un argumento para radicalizar su discurso.

En eso, Milei se parece bastante a Cristina: sostener el relato le importa más que obtener un resultado práctico y concreto.

Cómo si se tratara de un tuitero anónimo y no de un líder de Estado, el presidente descargó su ira a través de las redes sociales. Calificó de traidores y de delincuentes a los legisladores y gobernadores que le habían puesto el hombro a la aprobación en general, pero no estaban dispuestos a votar en contra de los intereses de sus provincias en el tratamiento en particular.

Reposteó y le dio “me gusta” a posteos extremadamente violentos, como uno que catalogaba a los radicales como “putitas de los peronistas”.

 

Venganza y reconfiguración

De la amenaza al hecho, el trecho fue más bien corto. Incapaz de lidiar con un fracaso y mucho menos con una disidencia, aunque fuera mínima, Milei incendió los puentes con todos los impuros de espíritu que no se inclinaron dispuestos a cumplir a rajatabla con sus designios y se desquitó con los gobernadores adoptando medidas que perjudicarán de manera directa a la gente.

Empujado por la naturaleza dicotómica de su pensamiento, deja en claro que ya no está dispuesto a distinguir entre aliados eventuales, opositores moderados, partidos independientes con vocación de diálogo y opositores absolutos.

Su discurso ahora acepta solo dos categorías, los que están a favor del cambio y los que se oponen. Invariablemente, lo que se oponen lo hacen por motivos espurios, generalmente porque buscan defender sus privilegios y “sus curros”.

Esta etapa de radicalización llevó al libertario a reconfigurar su gobierno. Menos de dos meses duró el intento de alianza con sectores del “cordobesismo” y su inclinación por conservar buenas migas con gobernadores ajenos a la órbita del kirchnerismo (si es que esa categoría todavía representa algo) con el objetivo de fortalecer al oficialismo en el Congreso.

En el camino fueron eyectados de sus cargos Osvaldo Giordano (ANSES) y Flavia Royón (secretaría de Minería), dos funcionarios que fueron designados por su probada capacidad de gestión, no por su afiliación política. Se espera que en los próximos días también sean desplazados Franco Mogetta (Transporte), Daniel Tillard (Banco Nación) y Luis Giovine (Obras Públicas). La lista se cierra con Guillermo Ferraro (Industria), presentó su renuncia el viernes, 15 días después de que el Gobierno la anunciara.

Que el gobierno de Milei aplique su primera purga de funcionarios a apenas dos meses de iniciado no es un buen indicio para una gestión que en muchos aspectos todavía no arranca y que está a cargo de un espacio en el que no abundan cuadros técnicos.

Quebradas las endebles alianzas que había ensayado el nuevo Gobierno, vuelve al ruedo la posibilidad de cerrar filas con los halcones del PRO, con Mauricio Macri a la cabeza. Habrá que ver si el expresidente está dispuesto a integrar un espacio que no lo tenga como líder, algo que nunca ocurrió.

La venganza del presidente con los gobernadores a los que calificó como traidores no se hizo esperar y tendrá un impacto directo en amplios sectores de la población.

El gobierno nacional que ya había cortado las transferencias no automáticas a las provincias y los fondos para la obra pública, ahora eliminó el subsidio al transporte del interior, lo que repercutirá en un incremento en las tarifas de servicios urbanos y de media distancia, y dejó caer el Fondo de Incentivo Docente, que se deposita directamente en las cuentas de maestros y profesores.

 

No es la ideología, son los recursos

En este punto hay que tener muy en claro que la disputa entre la Nación y las provincias no tiene nada que ver con cuestiones ideológicas, de supuesta oposición al cambio o defensa de hipotéticos privilegios. La pelea es por la distribución de los recursos.

El objetivo principal del plan económico de Milei, al menos en su primera etapa, es eliminar el déficit fiscal, a pleno shock y sin lugar a gradualismos. Lo intenta por la doble vía de suba de impuestos y recorte en los gastos.

Lo que no les cierra a los gobernadores es que los impuestos que aumentaron son los que van solamente a la billetera de la Nación, mientras que a las provincias les toca el rigor de la tijera.

El balance fiscal de las provincias se empezó a complicar cuando Sergio Massa eliminó la cuarta categoría de Ganancias, tributo que se coparticipa en más de 60%, y luego no cumplió con la promesa de coparticipar parte del impuesto PAIS para compensar.

Milei profundizó el sesgo centralista del esquema impositivo al incrementar la alícuota del impuesto PAIS de 7% a 17% y generalizarlo a todas las importaciones y al aumentar las retenciones a las exportaciones. Ninguno de esos dos impuestos se coparticipa.

Renglón seguido, redujo drásticamente el envío no automático de fondos, que incluye entre otros ítems el mencionado FONID. Para el caso de Misiones, el recorte de fondos no automáticos en enero fue de 98% respecto al mismo mes de 2023.

De hecho, una de las cuestiones que empantanó la negociación de la Ley Ómnibus fue la negativa de las provincias “dialoguistas” de ceder ante la pretensión del gobierno nacional de disponer libremente de la plata de fideicomisos y fondos fiduciarios que se destinan a fines específicos, como el “Procrear” para la construcción de viviendas familiares o “de Infraestructura Hídrica”, de “Integración Socio Urbana” o el de “Manejo del Fuego”.

El último golpe a las provincias fue la eliminación de los subsidios al transporte y la no renovación del FONID, cuya última actualización venció en enero último y el gobierno de Milei no muestra interés en renovarlo.

Se trata de dos medidas que no impactarán en las finanzas públicas de los gobiernos provinciales sino directamente en la economía doméstica de los ciudadanos, puntualmente de los usuarios de servicios de transporte público de pasajeros y de los docentes.

 

Misiones contra la grieta

Frente a la escalada de violencia de un gobierno nacional que pretende construir enemigos para disimular sus dificultades, la Renovación Neo de Misiones sigue militando el diálogo y la concordia como herramientas legítimas de la política, con la certeza de que la profundización de los enfrentamientos no conduce a ninguna solución duradera.

Como contrapartida, Misiones reclama una posición sensata al resto de los actores del país. Lo que representa ni más ni menos que honrar el mandato que los misioneros le dieron a Hugo Passalacqua cuando se convirtió en gobernador con el respaldo de más del 65% de los misioneros.

Durante el tratamiento y la votación de la Ley Ómnibus, el bloque misionerista le dio el voto al proyecto en general, atento a que era una herramienta que reclamaba el presidente, pero después pidió corregir algunos artículos que perjudicaban a la provincia. No incurrió en traición alguna ni puso trabas, al contrario, colaboró en la búsqueda de consensos, pero sin resignar el mandato de defender los intereses de los misioneros.

Otros bloques no oficialistas imitaron la postura de Misiones, que durante el debate ganó un espacio de referencia en el nuevo contexto político nacional en el que ningún bloque tiene los números para aprobar o rechazar un proyecto y están todos obligados a la construcción, terreno en el que la Renovación Neo tiene amplia experiencia.

En coincidencia con el extenso debate del frustrado megaproyecto de ley, el gobernador Hugo Passalacqua fue evaluado por los propios misioneros como el gobernador con mayor imagen positiva en todo el país, de acuerdo con los resultados de una encuesta de CB Consultora.

La postura de buscar siempre la construcción política, de saber plantear disidencias sin renunciar a la búsqueda de acuerdos y de entender el valor de la concordia en tiempos en los que proliferan discursos cargados de odio, destacaron al gobernador misionero en el contexto nacional.

 

A plena crisis

La agresividad de Milei en su búsqueda por construir enemigos coincide con su necesidad de encontrar chivos expiatorios en quienes descargar el enorme costo político que generará su plan económico.

El presidente tiene un camino claro: ajustar y licuar para que resulte más barato dolarizar, al mismo tiempo reducir al Estado a su mínima expresión y confiar que las fuerzas de una economía liberada de la presión estatal impulsen un nuevo crecimiento desde las cenizas.

Es un camino largo, doloroso y con destino bastante incierto.

Lo que pudo verse hasta ahora del programa de Milei es un ajuste pronunciado del gasto, que a diferencia de los que el libertario prometió en su campaña, recae mayormente en la gente común y casi nada en “la casta”.

Datos preliminares del monitor fiscal que la consultora Analytica elabora con datos oficiales muestran una radiografía del ajuste del gasto público en el primer mes de 2024. El trabajo marca una contracción promedio de casi el 37% interanual en términos reales del gasto público.

La partida que aportó la parte más gruesa del recorte está vinculada a los jubilados: el gasto se contrajo en pesos constantes en unos 1,1 billones en enero, lo que representa una baja de 43,2% interanual los gastos en jubilaciones, pensiones y erogaciones del PAMI. La fuerte aceleración de la inflación durante los meses de noviembre y diciembre, sumado a que no se otorgaron incrementos en el bono que venían percibiendo quienes cobran hasta dos haberes mínimos colaboraron en la preexistente licuación del gasto previsional.

Luego le siguieron las obras públicas, con una caída del 70%, que se explica por la parálisis de más de 3.000 proyectos en distintos lugares del país. La cámara que agrupa a las empresas del sector declaró a la actividad en “estado de emergencia” por pedido de sus bases. Aseguran que 1.400 empresas y 200.000 puestos de trabajo están en riesgo.

La licuadora también pasó entre los trabajadores formales que en diciembre sufrieron la pérdida de poder adquisitivo más pronunciada de los últimos 30 años. El aumento de sueldos en diciembre fue del 8,3%, según el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) contra una inflación del 25,5% en el último mes del 2023. Los salarios se desplomaron casi 14 puntos porcentuales en lo referido al poder adquisitivo en el primer mes de gobierno de Javier Milei.

 

El riesgo dólar

Buena parte de la posibilidad de éxito de esta primera etapa del programa de Milei depende de la relación entre la inflación y el tipo de cambio.

El salto devaluatorio con el que el nuevo Gobierno inauguró su mandato recalentó la inflación que en diciembre llegó a 25%, el registro más alto desde la última híper de principios de los 90. El salto de más de 100% en el tipo de cambio oficial tuvo un alto costo social, pero le permitió al Gobierno recuperar reservas, achicar la brecha y ganar competitividad exportadora.

Pero la inflación que disparó la mencionada devaluación está limando día a día esa competitividad cambiaria. De acuerdo con estimaciones de Aurum Valores, el precio del dólar oficial de 800 pesos del 13 de diciembre, a valores actuales sería de 614 pesos, lo que marca el cierre acelerado de la competitividad. Si no se detiene ese proceso sería necesario un nuevo salto del dólar que volvería a repercutir en los precios, lo que a su vez obligaría a una nueva devaluación en un círculo nefasto.

Desde el Gobierno confiaban en que los precios se tranquilizarían por el efecto de la caída del poder adquisitivo de la gente. Pero por más que la demanda cae en prácticamente todos los rubros, los precios no dejan de aumentar.

Es que la inflación en este momento no está impulsada por la demanda, sino por una suba generalizada de los costos que se produjo por la combinación de la suba del dólar, con aumento en combustibles y tarifas.

Los más recientes anuncios del gobierno de Milei, como la quita de subsidios, acelerarán ese proceso.

 

Tomaron Notta

La férrea resistencia que los productores yerbateros pusieron a la designación del puertista Daniel Notta como presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), rechazo también impulsado desde el Gobierno provincial, provocó que la secretaría de Agricultura de Nación revisara la cuestión y ahora todo indica que Notta no se haría cargo del instituto yerbatero.

Desde el gobierno nacional parecen haber entendido que pararse del lado del puertismo y de la molinería correntina equivale al rechazo de prácticamente todo el eslabón primario yerbatero de Misiones, donde el presidente libertario supo cosechar numerosas adhesiones en diciembre último.

Los productores también se posicionaron en contra de la pérdida de facultades del INYM mediante el DNU y a favor del Instituto Misionero de la Yerba Mate.  Se habla en las chacras de un “INYM blue”, que va a tener la verdadera representación de los productores para garantizar un precio justo.

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