Con el objetivo de evitar cortes de calles, Patricia Bullrich asumirá el control de puntos estratégicos. El protocolo permite la intervención de fuerzas federales sin autorización judicial. La ministra busca implementar medidas rigurosas, incluyendo la prohibición de manifestantes con menores y la identificación de piqueteros en estaciones de tren bajo jurisdicción federal.
El gobierno porteño coordinó con Nación el protocolo para la primera marcha piquetera. Patricia Bullrich tendrá a su cargo el control del Congreso, Casa Rosada y los puentes de acceso a la Ciudad, mientras que Waldo Wolff buscará impedir los cortes de calles.
El nuevo protocolo antipiquetes de Bullrich abre un conflicto con las provincias, especialmente con Buenos Aires y la Capital, el epicentro de las protestas. La ministra autorizó a que las fuerzas federales intervengan sin autorización de un juez. El objetivo es impedir que los manifestantes ingresen a la Ciudad, algo que con seguridad provocará una ola de presentaciones judiciales.
El protocolo se activará ante cualquier corte de calles y prevé denuncias contra los manifestantes que lleven menores a las marchas, que quemen neumáticos, que tengan palos o la cara cubierta.
Si bien desde el Gobierno de la provincia de Buenos Aires anticiparon que no aplicarán el protocolo antipiquetes, pero Bullrich encontró la forma de intervenir: las estaciones de tren son jurisdicción federal y allí habrá un dispositivo especial para frenar micros e identificar piqueteros.
La ministra se reunió con Diego Kravetz, que tiene a su cargo la conducción de la Policía, y le adelantó que la custodia del Congreso y de Casa Rosada quedará a cargo de Nación.
Piqueteros afirman que la primera marcha contra el Gobierno de Milei, convocada para hoy, será masiva
