La inspiradora historia de una productora misionera que hizo de su chacra un próspero negocio en la producción de pollos

Mabel Machado, trabajadora rural, logró con esfuerzo y dedicación mantener un exitoso negocio que incluye la producción de pollos, cerdos y cultivo de maíz. Su trabajo incluye tareas desde limpiar camas hasta alimentar a los animales. Con su labor, ha contribuido al bienestar de su familia y demuestra que las mujeres pueden ocupar un papel fundamental en la agricultura y la economía familiar.

Mabel Machado – Canal 12

Mabel Machado, productora avícola de Misiones, señaló que su trabajo es producir pollo casero que son criados a maíz. “También, nos aventuramos en la crianza de cerdos. En la chacra, nos dedicamos a una variedad de actividades, desde el cultivo de maíz hasta la venta de nuestros productos. Lo hacemos casa por casa y en los mercados. Tenemos una clientela sólida», explicó, destacando la diversidad de sus operaciones.

El punto de partida de su empresa se remonta a un momento de oportunidad. «La producción comenzó cuando un señor renunció a su proyecto avícola y nos brindó la oportunidad de hacer el galpón en nuestra casa, en nuestra chacra. Así que decidimos asumir el proyecto nosotros mismos», compartió con orgullo la productora.

Desde entonces, el camino de Mabel ha estado marcado por el esfuerzo constante. «Al principio, criábamos 300 o 200 pollos, pero con el tiempo, aumentamos a 500 pollos por tanda. Llegamos a tener 2 o 3 tandas en el galpón», indicó, señalando el crecimiento constante de su negocio.

El sacrificio no ha sido escaso en su jornada laboral. Machado describió los desafíos de la carneada. «Hasta hace dos años, todo era manual, incluso el desplume de los pollos. Todo se hacía a mano». Su pasión y compromiso se destacan en medio de estas dificultades.

Mabel no se inmuta ante la ardua labor que implica su trabajo. «A veces, nos sentimos cansadas. Mantener el galpón y los animales requiere atención diaria. Limpiamos las camas, cambiamos a los pollos de sector y realizamos todas las tareas necesarias para mantener el galpón en óptimas condiciones», reveló.

Además de los desafíos físicos, Mabel enfrenta las limitaciones propias de ser mujer en este campo. «No tengo la fuerza para levantar una bolsa de maíz de 50 kilos, y hay muchas otras tareas, como cosechar maíz y ayudar a trillar», expresó, destacando las barreras de género que ha superado con dedicación.

Sin embargo, su amor por su trabajo y su familia la impulsan a seguir adelante. «Amo mi trabajo porque gracias a él, pude proporcionar a mis hijos la educación que merecen y garantizar su bienestar. Es emocionante poder contribuir en casa y no depender únicamente de mi esposo. Él ha sido un gran padre y proveedor, pero yo también juego un papel importante», afirmó con gratitud Mabel.

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