Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «El pecado de la cobardía»

El Pastor Guillermo Decena expresó que "los pecados sutiles son los que pasan desapercibidos por la mayoría. Muy pocos considerarían la cobardía como un pecado, ya que se considera un asunto personal y una cuestión de carácter, pero veamos lo que dice la Palabra de Dios".

«Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8).

Los “pecados sutiles” son aquellos que pasan desapercibidos por la mayoría y aun por los cristianos más sinceros. Muy pocas personas considerarían la cobardía como un pecado, ya que se considera un asunto personal y una cuestión de carácter. Se podría considerar como timidez, diplomacia, sensatez o demasiada tranquilidad, y nadie se podría considerar a sí mismo como cobarde.

Pero vivimos un tiempo donde más que nunca Dios necesita cristianos de verdad, decididos y valientes, que tengan principios espirituales y convicciones firmes, y que puedan jugarse con decisión por los intereses de Dios sobre la tierra.

I) EL EJEMPLO DE JOSUÉ.

Es tan esencial vencer la cobardía para el cristiano que quiera avanzar, como lo fue para el joven Josué. Por esto le dijo Dios: «Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos» (Josué 1:6).

¿Josué era cobarde? Creo firmemente que no, pero los desafíos a enfrentar iban a ser tan difíciles para vencer a los enemigos que debía armarse de tremendo valor y en esto no podía fallar. Recordemos que Josué fue firme en su confianza en Dios y por esto, pudo entrar a la tierra prometida.

Josué es un ejemplo formidable para ser un líder exitoso. El líder espiritual debe mostrar valentía y fe, sino lo que termina haciendo es desanimar a los débiles. Claro que no es llamado a hacer cosas que arriesguen su vida o a su familia, porque esto sería insensatez.

Pero cuando Dios nos muestra una batalla por pelear, como le mostró a Josué, entonces Dios espera que no seamos cobardes, porque la vida del pueblo de Dios puede ser perjudicada.

 

II) EL EJEMPLO DE ABRAHAM.

Abraham es un personaje conocido por su tremenda fidelidad a Dios, a tal punto que está dispuesto a sacrificar a su hijo por obediencia a la voz de Dios (Génesis 22).

Dios muchas veces nos pide cosas que demandan valentía radical. La historia de Abraham nos enseña que la valentía crece con la fe experimental.

Al principio, la fe de Abraham era la fe de un bebe espiritual que fue creciendo, hasta hacerse adulto. En Génesis 12:10-20, Abraham pide a su mujer Sara que mienta a los egipcios diciendo que es su hermana por miedo a que lo maten. Pero luego, rescató a su sobrino Lot y un cuantioso botín de guerra fue recuperado.

La fe inquebrantable que mostró, nos muestra que venció todo tipo de cobardía, pues se dio cuenta que Dios estaba con él y que no iba a ser abandonado.

El diccionario define cobarde como “alguien que carece de valor para hacer cosas difíciles, peligrosas o desagradables”. Un cobarde rehúye conscientemente de las situaciones desagradables, haciendo todo lo posible para salvar su propio pellejo, siendo esclavo del miedo.

 

III) EL EJEMPLO DE PEDRO.

La triple negación de Pedro muestra un acto de cobardía para salvar su propia vida y reveló que aún estaba sometido a los hombres y no a Dios. Después, durante el tiempo de la iglesia primitiva, Pedro en una oportunidad decidió abstenerse de comer con los gentiles por miedo a los judaizantes. Su miedo de ser criticado por sus hermanos judíos le impidió obedecer a Dios, quien le había ordenado, por medio de una visión, recibir a los no judíos en la comunidad de creyentes, comiendo y bebiendo libremente con ellos.

A pesar de la cobardía de Pedro en algunas ocasiones, Jesús le amó y siguió llamándole discípulo. Con el perdón de Jesús y el don de Su Espíritu santificador, Pedro aprendió a vivir una vida de gran fe y valentía, a pesar de enfrentarse a la persecución. Pedro decidió que no dejaría de proclamar lo que había visto y oído.

Al pecado de la cobardía también lo encontramos en Mateo 25:14-30. El versículo 18 nos dice: “En cambio, el que había recibido un talento, tomó el dinero del amo, hizo un hoyo en el suelo y lo enterró”. Esto lo hizo por cobarde y temeroso.

La continuación de la historia nos muestra la severidad de Jesús ante la actitud de este hombre que no usó el talento que Dios le había dado. Posiblemente imaginó que no sería capaz de usarlo bien, por lo que su miedo a lo imaginado lo condujo a enterrar el don recibido.

Estas historias, aunque diferentes nos hacen ver dos formas del pecado de la cobardía: la mentira o la retirada. Ambas son dos caras de una misma realidad. El miedo es el sentimiento que aparece cuando se prevé una amenaza y puede deberse a causas externa o internas. Las personas con este pecado arraigado son especialistas en idear escenarios catastróficos debido a las trampas mentales de este pecado. Este miedo es el resultado del pecado de la cobardía. La realidad nos enseña que la amenaza o sensación de peligro es muy a menudo más imaginaria que real.

La necesidad de vencer este pecado es fundamental pues fijémonos en este pasaje la enseñanza fundamental de Jesús: Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan (Mateo 11:12).

El diccionario Strong, describe al original de la palabra “violento” de manera especial: forzador, figurativamente, energético, violento, pro activo. Una persona que actúa, no espera a ver qué sucede; busca constantemente nuevas alternativas y oportunidades. Anticipa, previene y resuelve problemas, no los genera. Actúa de forma diferente en función de los acontecimientos.

Todo esto nos ilustra lo que Dios espera de nosotros. Es por esto que debemos ponernos en marcha confiando en el Señor. No hay excusas, porque Él es quién nos capacita y nos garantiza el respaldo de su Espíritu.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7).

El Espíritu de Dios viene a tu vida con el propósito de impulsarte a la victoria, para avanzar, para progresar y para conquistar ámbitos espirituales poderosos. Desecha el miedo, vence la timidez y proclama con tus labios la vida de Cristo el Salvador, y Él estará respaldando tu vida.

Cuando el demonio de cobardía nos quiera atacar, recitemos el salmo 91. ¡Dios es nuestro lugar seguro! ¿De qué temeremos? ¡Él está con nosotros!

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

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