Alerta fitosanitaria por el virus rugoso del tomate en toda la región: todo lo que tenes que saber

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y los institutos nacionales de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de Semillas (INASE) conformaron un equipo de trabajo interinstitucional para generar información, investigar y elaborar un plan de acción en prevención de esta nueva virosis, conocido como “virus rugoso del tomate”, que daña cultivos de tomate y pimiento en distintos países.

En los últimos años, el virus rugoso del tomate se ha convertido en una preocupación a nivel mundial, según explicó el ingeniero agrónomo Hernán von Baczko, quien forma parte de la Dirección de Informática Estratégica Fitosanitaria del SENASA.

Además, dijo que este virus fue detectado por primera vez en 2014, se ha propagado rápidamente en todos los países productores de tomates, ya sea para consumo directo o para la producción de semillas que se comercializan a nivel global. En este contexto, Argentina, siendo un país netamente importador de semillas, enfrenta un constante riesgo fitosanitario asociado a este virus.

El ingeniero von Baczko remarcó que aunque aún no se ha confirmado de manera concluyente la presencia del virus en Argentina, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) notificó al SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) sobre la presunta detección del virus en una muestra de tomate.

Esta situación ha llevado a activar diversos mecanismos para evaluar la situación, incluyendo la declaración del alerta fitosanitario. Hasta el momento, no se ha identificado ninguna zona en el país donde el virus haya sido detectado. Por lo tanto, se están llevando a cabo monitoreos preventivos para determinar la situación actual.

Von Baczko explicó que El SENASA está trabajando en la evaluación diagnóstica para determinar la presencia y el alcance del virus. Una vez que se tenga información completa, se evaluarán caso por caso las medidas a tomar. Dependiendo del tipo de producción (tomate para consumo directo, para la industria o para consumo seco), se podrán implementar diferentes acciones.

 

Es importante destacar que los productores privados también pueden tomar medidas preventivas en sus sistemas de producción, prestando especial atención al origen del material utilizado. Estas acciones contribuirán a mitigar el riesgo fitosanitario y proteger la industria del tomate en Argentina.

La detección temprana del virus rugoso del tomate es crucial para tomar las medidas necesarias y evitar su propagación en los cultivos.

En el caso de la importación de semillas, se exige que estas cuenten con la certificación fitosanitaria correspondiente, lo cual contribuye a reducir el riesgo de introducción del virus en los lotes de tomate. Se implementan todas las medidas preventivas necesarias para asegurar la salud de las plantas y prevenir la aparición de la enfermedad.

En caso de que se detecte la presencia del virus, se debe llevar a cabo acciones inmediatas para controlarlo, como procede al aislamiento del sector donde se encuentren plantas con sintomatología sospechosa y comunicar de manera inmediata al SENASA. Esta comunicación es fundamental para que el organismo pueda realizar una evaluación diagnóstica a nivel regional y recopilar información de diferentes lugares afectados, sostuvo el ingeniero.

Por otra parte, remarcó que el virus rugoso del tomate presenta una sintomatología particular que puede generar confusión con otros problemas fitosanitarios en el cultivo de tomate. En Argentina, se han identificado alrededor de 16 a 17 virus en el tomate y el pimiento, lo que complica aún más el diagnóstico. El complejo de virus presente en estos cultivos ya genera confusión por sí mismo. En el caso específico del virus rugoso del tomate, se observa un síntoma de mosaico en las hojas.

Sintomatología

El profesional explicó que este síntoma se caracteriza por alteraciones en la coloración de las hojas, que van desde tonos amarillos hasta verdes claros y oscuros, con parches medianamente amplios en la lámina foliar. Además, se produce un arrugado marcado de las hojas y una distorsión en su crecimiento, lo que provoca un aspecto arrugado y deformado. También se pueden observar manchas verdes en la fruta, que muestran un retraso en su madurez.

Respecto a la resistencia genética, Von Baczko sostuvo que no se disponen de datos sobre la presencia de variedades resistentes en el país. Sin embargo, destacó que es importante tener en cuenta que la resistencia actualmente disponible es parcial. Las plantas pueden ser afectadas por el virus, pero aún así pueden mantener cierto nivel productivo y calidad, aunque menor. No existe una resistencia absoluta que las vuelva inmunes en ningún momento.

Es fundamental destacar que el virus rugoso del tomate no representa un riesgo para la salud humana ni animal. Los tomates afectados por el virus son seguros para el consumo, aunque su calidad sea inferior. Estéticamente pueden no ser tan atractivos y su sabor puede verse comprometido, pero aún así son aptos para su uso y consumo, excepto en la industria, donde se pueden ver afectados los estándares de calidad.

«Si bien el consumidor no se verá gravemente afectado por la presencia del virus rugoso del tomate, la principal repercusión se dará en el ámbito de la producción. Los productores serán los más afectados por la pérdida de calidad y rendimiento en sus cultivos» subrayó el ingeniero.

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