La Selección Argentina de handball masculino fue de mayor a menor y sumó su segunda derrota en la Copa del Mundo de Polonia y Suecia. Fue caída ante Noruega por 32 a 21. El martes 17 chocará con Macedonia del Norte.
A veces, hay derrotas y derrotas. Si bien para el registro estadístico ninguna suma puntos, sí existe una diferencia a nivel de sensaciones. Y eso es lo que pueden rescatar los Gladiadores de la caída ante Noruega por 32 a 21, en el segundo partido del Grupo F del Mundial de Polonia-Suecia.
“Durante el cuadrangular Barcenas (torneo amistoso anterior a la Copa del Mundo) tuvimos pasajes de 20 o 15 minutos muy buenos, pero no supimos sostenerlos”, había dicho Guillermo Milano en la previa del torneo. Y nuevamente los pasajes de alto nivel de handball del conjunto nacional duraron ese mismo lapso. Es que en la primera mitad del partido, Argentina se le plantó de igual a igual a una potencia y a uno de los candidatos a la corona.
A diferencia del flojo debut contra Países Bajos, Argentina dio un paso para adelante. De hecho, mostró muchas variantes en ataque en los primeros 30 minutos del juego. Además, Juan Bar, que reemplazó a Leonel Maciel en el arco, se posicionó bien debajo de los tres palos y en ese período mantuvo más del 30% de paradas. Todo ese combo le permitió al equipo irse al entretiempo abajo por apenas cuatro goles (16-12) y con un optimismo de que la situación podía continuar de la misma manera.
Sin embargo, todo cambió en el último cuarto de hora. En ese momento, Noruega metió una racha de seis goles consecutivos, aprovechó las pérdidas nacionales en el ataque posicional y sacó una diferencia imposible de remontar.
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Más allá de la caída, Milano regresó al hotel con algunas certezas: Vainstein otra vez se mostró como un pilar en la defensa, Diego Simonet fue el arma principal en campo contrario y tanto Ramiro Martínez como Ignacio Pizarro, los dos extremos titulares, respondieron con creces en cada uno de sus lanzamientos.
Eso sí, también se llevó en su libreta varias anotaciones a corregir: las desatenciones defensivas y la falta de soluciones en el recambio. A dar vuelta la página y pensar en la última final del grupo. Una que es a todo o nada.
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Fuente: Olé