El Papa Francisco llega a Canadá para enmendar relaciones con la comunidad indígena

El Papa Francisco tiene planeado aterrizar en Canadá este domingo, en un viaje que lo llevará por varias localidades del país norteamericano. Su objetivo será pedir penitencia a las comunidades indígenas del país, históricamente afectadas por las políticas abusivas de las escuelas residenciales católicas.

La invitación se le fue extendida por autoridades civiles y eclesiásticas de Canadá, después de una reunión que el líder de la Iglesia Católica tuvo con representantes de las comunidades indígenas en Roma. Allí afirmó que «desafortunadamente, muchos cristianos canadienses, incluyendo miembros de instituciones religiosas, contribuyeron a las políticas de asimilación cultural que, en el pasado, dañaron enormemente a las comunidades indígenas de varias maneras».

El viaje se extenderá hasta el 30 de julio. Una de las primeras paradas será este lunes, en la antigua Escuela Residencial de Ermineskin de la ciudad de Maskwacis. Allí se registraron al menos 15 muertes de niños indígenas, víctimas de abuso físico, psicológico, y sexual. En 2021 los directivos de la escuela comenzaron a explorar el terreno en búsqueda de fosas comunes, pero todavía no publicaron sus hallazgos.

Durante el vuelo rumbo a Canadá, el Papa Francisco dialogó con los 80 periodistas y camarógrados que lo acompañaban, presidiendo un rezo del Ángelus en honor a la 2º Jornada Mundial de Abuelos y Personas Mayores que se celebra hoy. El Papa explicó que «los abuelos y las abuelas son los que han transmitido la historia, las tradiciones, las costumbres: volver a ellos con el pensamiento de hoy es importante».

«Los jóvenes deben tener contacto con sus abuelos, volver a ellos, volver a sus raíces. No para quedarse ahí, sino para llevarlas adelante, como el árbol que toma fuerza de sus raíces y la lleva adelante en las flores, en los frutos», indicó el que antes era Arzobispo de Buenos Aires.

El líder del Concejo Tribal de Maskwacis, representando a las Naciones Originarias de Canadá, manifestó que el viaje es un «punto de inflexión» que permitirá que el mundo vea y entienda «el impacto del trauma intergeneracional» sufrido por la población indígena en las escuelas residenciales de Canadá y el mundo. «Este es un paso importante hacia la reconciliación del que todos deben ser parte», indicó.

El Papa visitará el lunes a miembros de la comunidad parroquial de la Iglesia del Sagrado Corazón del Pueblo Originario, ubicada en la ciudad de Edmonton. En la misma ciudad, el martes presidirá una misa organizada en el Estadio de la Mancomunidad, y después asistirá a un peregrinaje dirigido a las comunidades originarias.

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Un sobreviviente de los maltratos propiciados por las escuelas residenciales en Canadá, Rod Alexis, expresó en una conferencia de prensa que el proceso es necesario, aunque difícil. «Para reconciliarse, se debe tener paz interna», dijo, agradeciendo al pontífice por su viaje. Sin embargo, algunos miembros de la comunidad indígena se muestran preocupados por los efectos que tendrá el reabrir heridas.

«Esto evolucionó hasta convertirse en más un beneficio para los peregrinos canadienses e internacionales de la Iglesia Católica y menos en un intento real por reconciliarse con la comunidad originaria, que fue tan afectada por las instituciones de asimilación y genocidio», escribieron Roseanne Archibald y Gerald Antoine, representantes de la Asamblea de Naciones Originarias.

Francisco visitará Quebec el 27 de julio para reunirse con el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau y la gobernadora general (representante de la Corona canadiense) Mary Simon. El 28 presidirá una misa en la localidad de Sainte-Anne-de-Beaupre, y el 29 se reunirá con representantes indígenas de la zona oriental de Canadá. Después, el pontífice viajará a Iqaluit, donde mantendrá reuniones privadas con sobrevivientes y familiares.

Una infancia dolorosa

En una declaración a Al-Jazeera, Flora Northwest, quien fue obligada a abandonar a su familia para asistir a una de las infames escuelas residenciales, contó que comenzó a llorar al enterarse de que el Papa se estaba disculpando. Ahora con 77 años, la víctima comparó a las escuelas con una prisión: «No podías decir nada, sin importar lo que veías. Siempre existía ese miedo».

El programa de educación indígena, desarrollado por la Iglesia Católica en colaboración con el gobierno canadiense, inauguró su primera escuela en el siglo XIX y cerró la última recién en 1997. En ellas, las autoridades prohibían el uso de cualquier lenguaje indígena y erradicaban en sus estudiantes cualquier costumbre originaria por la fuerza.

Para Northwest, esto supuso un reto. Al igual que la mayoría de sus compañeros, ella no sabía ni una palabra de inglés. Su experiencia para aprender el nuevo idioma no fue fácil. «No sé cómo lo aprendí. Me retraje, no entendía lo que estaba pasando. Todo lo que recuerdo es el miedo y el trauma», aseveró.

A pesar de existir animales de granja y variadas opciones de comida, sólo los sacerdotes y monjas que presidían los centros de educación tenían acceso a ellos. Para sobrevivir, muchos de los niños se vieron obligados a robar. «Aprendimos cómo robar comida. Nos enseñaron que no hay que robar, pero si no nos alimentan, entonces robaremos», reflexionó.

Los niños eran también obligados a aprenderse los principios de la religión católica y eran víctimas de rutinarios castigos si así no lo hacían. Sin mucho que hacer, la idea de diversión que los alumnos tenían era tocar la cerca eléctrica que rodeaba el predio y sentir cómo la electricidad se transmitía por sus cuerpos. «Ahora que lo pienso, era cruel. Era algo horrible que nos tengan encerrados con esa cerca eléctrica», afirmó Northwest.

Northwest espera ver al Papa cuando este visite el antiguo sitio de la Escuela Residencial de Ermineskin, para así conseguir una disculpa más directa. «Esto es por nuestra gente, por las futuras generaciones. Necesitamos seguir con nuestras vidas. Todavía no somos libres», concluyó.

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