Chile | A un mes de haber asumido como presidente, Gabriel Boric tiene 27,8% de aprobación

Prometer poco y cumplir sobre esas expectativas. Esa era la filosofía del ex Primer Ministro de Canadá Jean Chretien. Pero en Chile, la multitudinaria y exitosa campaña del Presidente Gabriel Boric generó altas expectativas que, a medida que pasan los días, han traído consigo una creciente insatisfacción.

La encuestadora Pulso Ciudadano dio a conocer que la aprobación al nuevo mandatario llega a un 27,8%, mientras que su desaprobación ascendió al 51% de la población consultada. El mandatario trasandino obtiene altos niveles de desaprobación en la zona sur de su país, epicentro del conflicto mapuche y en el norte, donde se vive una crisis migratoria sin precedentes.

Entre quienes se identifican como partidarios de la izquierda, uno de cada 4 consultados lo desaprueba. Por su parte, los chilenos que se manifiestan como independientes tienen un juicio aún más crítico, con una aprobación del 22,1% y una desaprobación del 54% en ese grupo.

Otra encuesta, Cadem, fue más benevolente respecto a su adhesión, pero igual de preocupante respecto al rechazo. En su “track semanal”, otorgó un 40% de apoyo y un 50% de desaprobación a la gestión del líder trasandino.

 

Sin luna de miel

¿Qué ha ocurrido en Chile para que la estrella en ascenso de la izquierda latinoamericana no haya gozado ni siquiera de la luna de miel inicial para un nuevo gobernante?

La economía asoma como la mayor preocupación de los chilenos. La perspectiva de un escenario futuro desfavorable se ha encumbrado a niveles propios de la crisis subprime de hace 12 años.

La inflación en Chile, que llega a un 9,4% anual, se ha visto empujada por los estragos de la pandemia y la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, a ello hay que agregar el efecto de los estímulos fiscales y los retiros que se autorizaron desde los fondos previsionales.

Precisamente ahí radica la primera tormenta de Gabriel Boric. El mandatario, que votó a favor de los retiros siendo congresista, hoy puja para que su propia coalición no apruebe un quinto retiro en el congreso y, con ello, empuje más la inflación. El cambio de postura ha sido desconcertante para muchas personas que creyeron que el mandatario mantendría su postura anterior.

El ex dirigente estudiantil no tiene mayoría en la Cámara de Diputadas y Diputados. En rigor, nadie la tiene. Por eso, para frenar un nuevo retiro de las cuentas de las AFP (muy similares a las AFJP que existieron en la Argentina) necesita los votos de la derecha.

Las tensiones

Por su parte, la derecha comparte el diagnóstico inflacionario pero está dispuesto a aprobar el retiro, pues a juicio del congresista Guillermo Ramírez, de la conservadora Unión Demócrata Independiente, “los afanes refundacionales de la convención y de este gobierno ha revivido el fantasma de la expropiación, un miedo que es legítimo que integrantes de nuestra bancada tengan”.

Es decir, dicen preferir pasarle el dinero ahora a la gente antes que, eventualmente, se lo quiten.

Así, la derecha avanzaría con el retiro de los fondos a no ser que Boric persuada a la convención constitucional de garantizar que tanto los fondos pasados como los futuros serán inexpropiables e inalienables.

Un escenario complejo porque, si bien Boric ha puesto buena parte del éxito de su gobierno en la promulgación de un nuevo texto constituyente, el mandatario no ha logrado influenciar el trabajo de los constituyentes, que en una amplia mayoría son de izquierda.

Por el contrario, la Convención Constitucional chilena vive un momento crítico. Según ambas encuestadoras, la opción de “Rechazo” al proyecto que los convencionales trabajan derrotaría a la opción “Apruebo” en el plebiscito del próximo 4 de septiembre. En Cadem el resultado es 45% favorable al rechazo y 38% al apruebo. Pulso Ciudadano otorga un 36.8% al rechazo y un 32.2% al apruebo.

La falta de acuerdos y moderación son sindicados como los nudos críticos del proceso constitucional chileno. Un afán que ha sido tildado por personeros de la derecha y la centro izquierdo como “refundacional”.

Entre otras medidas, los convencionales han impulsado la eliminación del Senado, la Plurinacionalidad del Estado y un sistema de justicia diferenciado para indígenas y el resto de los chilenos. Todas medidas que no logran la aprobación ciudadana.

Así, sin claridad respecto a la futura Constitución, Boric ha debido analizar con qué proyectos avanzar en el interinato, bajo la actual Carta que data de la dictadura militar y que fue reformulada por el ex presidente Ricardo Lagos. Y en esas definiciones ha demorado.

La delincuencia, la crisis migratoria, el conflicto mapuche y las jubilaciones son prioridades que, tras las dos semanas iniciales de gobierno, se han enfriado. La parálisis momentánea se sustenta en la necesidad de resolver la crisis por los retiros –y sus implicancias económicas- y también en esclarecer qué ocurrirá con la nueva Constitución.

Incertidumbres que no logran concordar con la urgencia de las expectativas ciudadanas. Un equilibrio complejo que, a juicio de las cifras dada a conocer, el gobierno chileno aún no logra encontrar.


Clarín

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