Reflexión del Pastor Guillermo Decena: “El rechazo y la amargura”

Fuimos diseñados por Dios para ser personas que no lleven cargas como la amargura. Dios te ha llamado para que tengas una transformación, para que la amargura sea derrotada, porque hay victoria y hay solución en Cristo Jesús. La amargura nunca está sola, siempre es acompañada por la autocompasión, la falta de perdón, las heridas profundas, el enojo y otras. Veamos qué nos dice la Palabra de Dios.

Es la amargura una de las consecuencias del rechazo y el rechazo es falta de amor, del puro, ese amor del santo, ese amor desinteresado que te ama a pesar de cualquier molestia que causes. El rechazo está latente en la humanidad porque fruto de la rebeldía fuimos rechazados por Dios.

Y cuando la falta de amor la vivimos de nuestros seres queridos, de los más allegados entonces puede aparecer la amargura, sencillamente porque el amor puro es dulzura y suavidad, el amor puro produce bondad, amabilidad mansedumbre que seria todo lo contrario a la amargura. Esta amargura no te permite enfocarte en la necesidad del prójimo.

“Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica” Santiago 3:14-15 RVR60.

 

 

La amargura, algo que no debe existir en nuestro interior y que es contrario al diseño de Dios. Es fortalecida en el alma a lo largo de los años, porque se afirma hasta en la personalidad por situaciones duras y lamentables. Situaciones injustas que han hecho padecer, que han hecho mucho sufrir en diversas situaciones, que evidentemente no son la voluntad de Dios que la padezcamos, pero que suceden en un mundo de pecado, en un mundo de maldición, en un mundo lleno de injusticia.

Amargura es una palabra que significa punzar, y se refiere a algo clavado en lo más profundo de tu ser. En el griego clásico, el concepto revela algo fuerte, algo pesado, que esta clavado, y es una carga que lleva la persona. Por esto no se puede ocultar y aun en los gestos, en la cara se nota que tiene un peso.

“Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas” Salmo 73:21RVR60.

Fuimos diseñados por Dios para ser personas que no lleven cargas como la amargura. Dios te ha llamado para que tengas una transformación, para que la amargura sea derrotada, porque hay victoria y hay solución en Cristo Jesús. Vamos a romper la atadura de la amargura, y la opresión que genera ese poderoso demonio que esta clavado en lo profundo del ser. La amargura nunca está sola, es acompañada por la autocompasión, la falta de perdón, las heridas profundas, el enojo por ejemplo.

Hay 3 razones por la que es difícil eliminar la amargura.

Primero, la persona no considera que la amargura sea un pecado: No considera que la amargura sea algo de lo cual arrepentirse y tal vez a vos te ha pasado, nunca pensaste si tenías amargura, ni siquiera lo meditaste. No podemos sentirnos culpables de un montón de cosas, pero menos de la amargura. La amargura es un pecado delante de Dios.

 

 

El Señor Jesucristo padeció en la cruz del calvario para vencer la amargura, para que seas feliz, para que seas una persona con dulzura, con un carácter realmente parecido al de Cristo. Entonces la amargura no tiene que ser parte de tu personalidad, la amargura es un pecado, es una actitud pecaminosa que debe ser sacada y derrotada para siempre.

En segundo lugar, la gente en general, no te ayuda a vencer la amargura: Todo lo contrario, si te hicieron algún daño, te aconsejan y te dice bueno; toma venganza, hace lo que tienes que hacer, dale su merecido porque estas en todo tu derecho, entonces la persona guarda odio, toma rencor.

 

 

Los consejos de esta sociedad, es muchas veces para seguir con la amargura en el corazón; vivimos en medio de injusticia y se hace justicia por mano propia, ódiale a la persona, nunca le perdones lo que te hizo. Y te amarga mucho más, las personas se acercan a tu lado, pero muchas veces no tienen sabiduría, no son malas personas, pero no tienen sabiduría del Espíritu Santo, e incentivan la amargura, incentivan ese yo herido, irritado y te afirmas en la amargura y te afirmas en la posible injusticia que has padecido.

 

 

Tercero. Por que la persona amargada es difícil de aconsejar: Una persona con amargura no es fácil que tome un consejo. Si queremos hacerle reflexionar seguramente se va a ofender, una persona amargada no es fácil de tratar. Porque el consejero o el líder le va a decir, arrepiéntase de la amargura. Y el amargado se victimiza. Hay muchas enfermedades físicas que vienen a través de la amargura. (Proverbios17:22).

La amargura espanta (Efesios 4:30 – 32)

La amargura termina entristeciendo al Espíritu Santo y se evidencia con ira enojo gritos y chismeríos y comentarios maliciosos, en cambio todo lo contrario es bondad, compasión un espíritu perdonador.

La amargura es una actitud tan pero tan oscura, que produce a la persona debilidad emocional.

La amargura es altamente contaminante (hebreos 12:14 – 15)

La amargura como vemos es contagiosa, es muy contaminante. Hay familias totalmente enfermas con el espíritu de amargura y esto ha enfermado el alma del matrimonio y aun de los niños. Por eso tenemos que ser sanos, debemos ser liberados del tema de la amargura porque esto entra también por la falta de amor, por la falta de ayuda, por la falta de contención, por el rechazo, por la discriminación.

Hay un estorbo fundamental para la bendición en tu vida y se puede llamar amargura. ¿Entonces como Dios va a fluir, como Dios te va a bendecir?

Hasta que no se arranque la amargura del corazón, hay mucha bendición y muchos milagros que quieres ver, vivir, palpar y experimentar que no van a venir a tu vida porque la gracia del Señor tiene un estorbo, el estorbo se llama amargura.

Hay personas que han padecido mucho en la vida, y tienen grandes amarguras y lo expresan y te hacen sentir mal. Aprende a reírte con los que ríen, alegrarte con los que tienen alegría, a ponerte contento con aquellos que tienen una gran bendición y aprendes a entristecerte con los que tiene tristeza, a llorar con los que lloran.

Entonces, has vencido la amargura. ¿Por qué? Porque el pariente de la amargura es la envidia, es el decir ¿y por qué a mí no? ¿Y porque si a ella? ¿Y porque a ella le dan toda la bendición? ¿Por qué Dios bendijo a esta persona? Porque tal vez es una persona que no tiene amargura, no tiene estorbo. Cuanto Dios ha querido bendecirte, cuantas bendiciones están preparadas para tu vida y para tu familia, pero están todos llenos de amargura.

El Espíritu Santo es un espíritu de dulzura, va a venir a tu vida, es el Espíritu Santo el que trae el milagro de parte del Señor, es el Espíritu Santísimo de Dios que tiene que hallar cabida en tu corazón. Dice; el espíritu triste, (que es el amargado) seca los huesos. Cuando aprendes a reír con los que ríen y a llorar con los que lloran, es porque sos una persona sensible a la necesidad de los demás, a la alegría y la bendición que han recibido los demás.

La amargura no es para vos, la amargura es para el infierno. Donde nunca tendrá salvación, donde nunca tendrán salida. La amargura es para el infierno porque vos tenés vida eterna y libertad para siempre y victoria por la sangre de Cristo.

 

 

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano Eldorado

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