Herederas de saberes: la historia de Elsa Noemí, una jubilada posadeña que después de 50 años decidió retomar la creación de “fantasías” a través de sus muñecas artesanales

Más que un emprendimiento propio de sustento económico, las confecciones artesanales de las muñecas «MI K’rol», son en realidad una manera de salir adelante en la vida, fortaleciendo su aspecto emocional día a día. Buscando transformar el dolor que le generó el fallecimiento de su hija Carolina (32) hace unos años, esta fuerte mujer decidió aprender a convivir con él de la mejor manera. «Busqué hacer algo que me haga sentir bien, y busqué la fuerza que necesitaba en la memoria de mi hija, fabricando algo que me nace hacerlo desde el corazón y que me enseñó mi madre. No lo hacía desde hace más de 50 años», relató en la entrevista con Misiones Online.

 

Elsa Noemí Aguiar tiene 66 años, es jubilada, y reside en Posadas, aunque es oriunda de Alvear, Corrientes. Sus primeros contactos con las telas y retazos fueron de niña, ya que su madre Adriana fue modista, y le enseñó el arte del oficio. Eran seis hermanos, tres mujeres y tres varones. Hoy es la única de las mujeres de la familia en la Argentina, ya que una de sus hermanas reside en zonas de la amazanonía, en Brasil, y otra en Paraguay. En la actualidad, ya tienen además una gran familia conformada por 16 sobrinos.

Cuenta que desde los 12 años ya armaba sus propias muñecas y, también, ya se las vendía a las maestras.

Pero después siguió su vida, y abandonó el oficio, hasta que 50 años más tarde, en uno de los momentos más difíciles de su vida, se encontró buscando «algo» que la ayude a escapar de «esa triste realidad» que debía enfrentar, y fue así que volvió a los moldes, centímetros, a las telas, tijeras y comenzó a sanar, al encontrarse nuevamente confeccionando muñequitas para que se conviertan en el mejor regalo de la infancia de niños y niñas.

 

«Era algo que casi ni recordaba cómo hacerlas, pero en mi infancia me había hecho mucho bien crear mis propias muñequitas. Al retomar en estos años el contacto con las telas y la costura, el diseño, el armado, y ver esa primera impresión de alegría que reciben las niñas cuando toman contacto con las muñecas, es cuando siento la misma sensación de bienestar que me brindaba en aquella época de mi infancia. Es por eso que ahora estoy segura que voy a seguir en esto siempre», expresó Elsa Noemí.

 

Muñecas especiales

En la entrevista quisimos conocer los motivos que llevaron a esta emprendedora a fabricar esta línea de muñecas, con tanto esmero y constancia. Entre las mujeres artesanas, los moldes y diseños de muñecas son muy conocidos en el mercado, hay cientos de formas. Pero la colección de «MI K’rol» tenían algo especial, y buscamos a su creadora para conocer su historia.

 

La diferencia está puesta en los sentimientos que palma en cada una de las piezas, los colores, las combinaciones de cada una de ellas: “Son todas especiales, cada una de ellas,  porque irán a manos de pequeñas niñas que son tan queridas por sus abuelas, tías, padres, amigas, maestras, como lo era mi hija Carolina para mí”, explicó Noemí.  “Tuve dos hijos, Carolina y Ulises Damián. Me separé del padre de los chicos de una manera muy conflictiva. Carolina fue mi fortaleza durante muchos años y mi gran compañera de lucha. Ella era periodista y locutora profesional, falleció en 2015, en Buenos Aires”, relató, aún muy conmovida.

Su hijo, Ulises Damián, reside actualmente en México, es artista, bohemio, un músico conocido por “Lij Uka”, un gran aventurero.

Carolina Castelli y Ulises “Lij Uka”, los hijos de Elsa Noemí.

 

Antes de la pandemia por COVID-19, Noemí solía exponer sus muñecas para la venta en ferias de artesanos, en la Expo Mujer, algunas veces le cedían un espacio en el Mercado Concentrador u otros eventos cooperativos en el que se promueve a nivel local y provincial para fomentar el trabajo de los pequeños emprendedores. Pero en estos meses de cuarentena, donde las personas mayores, y consideradas de riesgo, tienen más restricciones por el distanciamiento social, se vieron afectadas en las ventas.

 

«Pero no es solo vender», aclara. «También es el hecho de no poder salir, y necesitamos hacer lo que nos hace bien. Eso del encierro a muchas personas a veces la angustia, porque en el encierro uno vuelve a pensar en cosas que lo entristecen y no saben como salir de esas emociones negativas, y hay que luchar con estos sentimientos, además de todo el resto de los problemas de la economía o salud»,  reflexiona Noemí.

 

Ella decidió seguir dedicando su tiempo a fabricar sus muñequitas en su casa. «Solo tomo pedidos online o por recomendaciones de algunas amigas. Si entrego alguna de las muñequitas, son muy pocos casos que se dan, y siempre salgo cumpliendo con los cuidados de prevención y protocolos establecidos. La realidad es que muy poca gente sabe de mis muñecas», explicó.

 

En la forma que encontró para salir adelante, transformando el dolor por generar inocentes sonrisas que le regalan las más pequeñas al abrazar alguna de sus muñecas. «Confeccionar y diseñar las muñecas artesanales me ayuda a sentirme mejor, útil, me recuerda a momentos felices, cada vez que alguien regala una muñeca me alegra desde el corazón. Por eso sé que no dejaré nunca más esto», manifestó.

 

Rubias, coloradas, morochas, con rulos o alisada, mellizas o amigas, incluso bebes, todas las muñequitas que fabrica tienen un atuendo especial, vivos colores, siempre coquetas y sonrientes.

 

Diversidad, colores vivos y detalles de fantasías

El diseño del vestuario de las muñecas las confecciona con telas que son importadas de Brasil, México, y también le llegan algunas telas de Paraguay. “Los adornos, las cintas, todo es insumo que envía mi hermana que vive en Manaos (en el Amazonas) y mi hijo Ulises desde México. Hace dos años me trajo telas y ojitos para varios años más. Además, tengo contacto con algunas señoras que viendo mis trabajos en algún momento, me acercan telas muy lindas”, indica Noemí, ya más animada en la entrevista.

 

Es que su trabajo tiene mucho de arte, colores y creatividad.  Es una fábrica de “fantasías e ilusiones” para lograr la variedad de muñequitas atractivas y del gusto de las niñas o niños, porque también fabrica muñequitos. “Tomo ideas de armado y moldes de tutoriales de Brasil, donde se trabaja mucho en artesanías de este tipo. Las ventas después salen por medio del boca a boca, de mis amigas que recomiendan mis trabajos o, por facebook, donde pueden ver fotos de las novedades en mis publicaciones. El contacto es por internet para los pedidos o whatsapp para que pasen a retirar. La mayoría de mis seguidoras son las abuelas, aquellas que ya acunaron muñequitas » mullidas»  cuando niñas, y compran para obsequia a sus nietitas”, relata la emprendedora.

 

Para Noemí, no es fácil aceptar que la vida nos enfrenta a situaciones que no podemos comprender, “pero debemos intentar salir adelante”, expresa, como un mensaje que se dice en voz alta y diariamente a ella misma. Además, fue el mensaje que quiso también trasmitir esta mujer en la entrevista, ya que después de jubilada, sigue buscando nuevas alternativas para un mejor vivir, fabricando un mundo de fantasía e ilusiones para lograr una sonrisa en las más pequeñas. «No se puede olvidar la pérdida de una hija, pero sí decidir no caer en la tristeza, convivir con el dolor y transformarlo de alguna manera en algo que nos permita honrar la memoria del ser querido. Por este motivo es que las muñequitas «MI K’rol» llevan el nombre de mi hija, y busca generar una sonrisa y compañía en las más pequeñas», agrega Noemí sobre la esencia de sus creaciones.

 

«Estuvimos muchas semanas sin salir, sin ferias, pero habrá que prepararse para después de la pandemia, volver a empezar, retomar fuerzas y seguir. Salir del encierro y dejar atrás lo negativo. Me preparo para eso, quiero volver a ese momento de ver sonreír a las niñas con mis muñequitas», concluyó ilusionada.

 

 

 

Por Patricia Escobar

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas