Día Mundial del Parkinson: ¿qué recaudos deben tomar quienes sufren esta enfermedad en tiempos de coronavirus?

El Parkinson afecta principalmente a las personas mayores de 60 años. Esta edad coincide con la del principal grupo de riesgo definido para el COVID-19. Qué se sabe al momento y cómo deben cuidarse los pacientes durante la pandemia.

 

En tiempos de pandemia de coronavirus es importante no desatender otras enfermedades importantes que tiene la población y tal como ocurre con el COVID-19, afecta a las personas mayores de 60 años. Hoy se conmemora el Día Mundial del Parkinson, una enfermedad que en la Argentina se estima que afecta alrededor de 90 mil personas y que preocupa a los especialistas por el incremento de la cifra de hombres y mujeres menores de 50 años que sufren esta patología.

 

“La enfermedad de Parkinson (EP) es un proceso neurodegenerativo complejo que aparece en la edad adulta y que constituye la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente luego de la demencia tipo Alzheimer. Su etiología es desconocida y, en términos generales, la causa subyacente sería la combinación de factores ambientales y genéticos”, explicó el doctor José Luis Etcheverry (MN 103758), médico neurólogo de INEBA especializado en Enfermedades Raras, Enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento.

 

Y agregó: “La mayoría de los pacientes son mayores de 60 años y su aparición se da de forma esporádica, siendo el envejecimiento el principal factor de riesgo. Este dato no es menor en el contexto actual ya que esta población coincide con la población de riesgo determinada para el nuevo coronavirus, ya que se estableció como principal grupo de riesgo a las personas de más de 65 años de edad y con comorbilidades. A medida que este nuevo virus respiratorio continúa propagándose por todo el mundo comienzan a surgir las preocupaciones de las personas con EP en relación a lo que esto podría significar para ellos y su salud”.

 

Para la mayoría de las personas el COVID-19 causa síntomas leves, similares al resfriado común, pero para otros puede causar síntomas más significativos, como dificultad para respirar y neumonía.

 

“Si bien no se sabe aún cómo afecta el virus a las personas con Parkinson u otras enfermedades neurológicas, sí se sabe que los adultos mayores y las personas con afecciones médicas graves, como enfermedades cardíacas o pulmonares, pueden tener un mayor riesgo de sufrir una enfermedad más importante. Hoy nadie es experto en COVID-19 y Parkinson, y la información al respecto cambia a diario”, precisó Etcheverry.

 

El especialista buscó aclarar un poco el panorama a quienes sufren Parkinson en medio del miedo que genera esta pandemia por el nuevo coronavirus. “Por un lado, el COVID-19 es como una gripe muy, muy mala. Aún estamos aprendiendo más sobre cómo se propaga, las probabilidades de obtenerlo, cómo podemos tratarlo. Por otra parte, debido a que el Parkinson es tan individualizado, es difícil hacer una declaración general aunque lo que sí se puede recomendar es que si el paciente no está seguro de a qué categoría pertenece, que hable con su médico, aunque todos deben tener cuidado y no correr riesgos en vano”, afirmó.

 

Y aclaró que tener Parkinson por sí solo puede no aumentar el riesgo de contraer COVID-19 ni tampoco implicar el desarrollo de una enfermedad más importante si uno lo contrae.

 

«A modo de ejemplo, si un paciente tiene 50 años, está recién diagnosticado y de otra manera, sano, se le debe pedir que tome las precauciones estándar. Pero si el paciente es mayor y tiene un Parkinson avanzado que afecta significativamente su movimiento, o si tiene otras afecciones como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales, es posible que deba tomar más precauciones, como no viajar o evitar las visitas médicas de rutina», remarcó.

 

Respecto a las formas específicas en las que el COVID-19 podría afectar a alguien con Parkinson de manera diferente a alguien que no tiene, Etcheverry contestó: “Todavía no conocemos detalles sobre cómo el virus podría afectar a una persona con Parkinson, pero cualquier infección (del tracto urinario, una neumonía o una gripe) puede empeorar temporalmente los síntomas de la enfermedad. Por lo tanto, alguien con COVID-19 probablemente vería un aumento en sus síntomas habituales, como podrían ser más dificultades para moverse o más tiempo ´apagado´. Es importante tener en cuenta que el tratamiento del COVID-19 se enfoca en controlar sus síntomas: tos, fiebre y dolor; ya que todavía no existe un tratamiento que se dirija al virus en sí”.

 

Y recordó que “es importante no automedicarse y siempre hablar con el médico tratante o farmacéutico de confianza antes de tomar cualquier medicamento, incluidos los de venta libre. Algunos remedios para la tos y el resfriado no deben tomarse con ciertos medicamentos para el Parkinson (inhibidores de la MAO-B, como Azilect / rasagilina o Xadago / safinamida), por lo que siempre es bueno verificarlos”.

 

La doctora Gabriela Ferretti médica neuróloga (M.N. 81.108) precisó a Infobae que “el aislamiento social impacta negativamente sobre todas las personas, pero especialmente en los más vulnerables. Las personas mayores que además padezcan un menoscabo en su función motora, son más sensibles ante el confinamiento. La incertidumbre de la situación de la pandemia puede generar una sensación de inseguridad adicional a su estatus previo. Cuando una persona afectada por la enfermedad de Párkinson, sufre el contagio del coronavirus, requerirá las mismas medidas que la población general, que actualmente es la internación”.

 

“Según ha comunicado el Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española se Neurología, no hay evidencia científica que los tratamientos farmacológicos para el Parkinson aumenten el riesgo de desarrollar la infección. Asimismo, señalan que el padecer la enfermedad de Parkinson no supone en si un peor pronóstico en caso de contraer la infección por Covid-19. Si bien el contacto social presencial cercano es lo ideal para las actividades recreativas, la tele asistencia es una herramienta eficaz ya que conserva la voz y la imagen humana en la interacción”, indicó Ferretti, divulgadora Científica de Grupo Medihome.

 

La especialista afirmó que además de las actividades guiadas “online”, existen planes de actividades pautadas que los pacientes pueden adoptar para incorporar a su rutina y los hace partícipes de la planificación de la actividad diaria. Y que mientras dure la pandemia y el aislamiento social, se suspenderá el contacto social cercano como lo requiere el bailar tango. Los programas de terapia física y/o terapia ocupacional deben incluir ejercicios de coordinación, fuerza, equilibrio, movilidad articular en forma aislada o como actividad lúdica más compleja.

 

“Sin lugar a dudas, las personas con Parkinson, deberán recibir la atención multidisciplinaria en su domicilio: médico neurólogo, kinesiología, terapia ocupacional y foniatria en los casos que lo requiera. El mantenimiento del tratamiento de rehabilitación extremando los cuidados de contagio constituyen una herramienta excepcional habitual, que se jerarquiza en tiempos de aislamiento”, concluyó la experta.

 

Parkinson en medio de la pandemia

 

Rubén, marido de una paciente llamada Norma, de 78 años, bajo internación domiciliaria con Grupo Medihome relató cómo vive el Parkinson de su esposa en medio de la pandemia: “Norma comenzó con Parkinson hace 12 años afectándole la parte motriz, sobre todo las piernas. Le costaba caminar, se le pegaban las piernas al piso. Con el tiempo eso se fue haciendo más notorio. Hace ya un año está con silla de ruedas».

 

«Con la medicación que toma, levodopa, se le producían dolores en las piernas. De la nada aparece con dolor y también se le pasa de repente. Eso la tiene prácticamente sin movilidad. Va de la silla de ruedas al sillón, de ahí a la silla y de ahí a la cama. El medicamento con el tiempo ya no le hacía efecto. Ahora usa una bomba de apomorfina, cuya aplicación es cada 12 horas, y la dosis de levadopa que se le da es más baja. Últimamente, Norma tiene afectada la parte cognitiva, con falta de memoria. Se olvida de cosas, a veces se desubica, piensa que está en otro lado, que no está en su casa. Trabajar la parte cognitiva la mantiene más ágil o por lo menos retrasa el problema. En cuanto al ánimo, tiene sus momentos, a veces se pone depresiva, a veces no. Y no hay ningún horario. La dependencia y darse cuenta de que no puede hacer cosas por su cuenta a veces la entristece. No oculta su enfermedad. En la situación que ella se encuentra, dependiendo su estado de ánimo, mira TV, lee, jugamos a las cartas», dijo Rubén.

 

Y agregó: «Les ejercicios kinesiológicos la ayudan a mantener el movimiento en las piernas, en los pies. Desde que empezó el tema del coronavirus se cortó todo pero antes la iban a visitar los nietos. Tenía relación también con otras personas. Estar aislado te pone distinto. Ahora se limita mucho más todo. Por ejemplo antes uno podía ir a la casa de alguien o ellos venían. Si bien hablamos por teléfono ahora, no es lo mismo que estar en persona».

 

Fuente: Infobae

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