Foro Mundial en Davos: especialistas de organismos internacionales coincidieron en que habrá una «evolución» de la economía global en 2020

Representantes de organismos internacionales como el FMI, el BCE, el Tesoro de Estados Unidos y el Banco de Japón coincidieron en la sesión de clausura del Foro Mundial Económico en Davos, en Suiza, con una proyección «esperanzadora» de la evolución de la economía mundial en 2020, pese a la ligera rebaja en las previsiones de crecimiento.

 

El pasado lunes, en la sesión inaugural, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó ligeramente sus previsiones de crecimiento de la economía global al 3,3 % en 2020 y al 3,4 % en 2021, por una desaceleración mayor a la esperada en la India y por el impacto de un malestar social creciente. Sin embargo, en un debate celebrado este viernes 24 de enero, los representantes de estos organismos han destacado que «2020 será mejor que 2019».

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha destacado que «estamos mejor en enero de 2020 que en octubre de 2019», fundamentalmente por la rebaja de las tensiones comerciales gracias al acuerdo entre Estados Unidos y China, que ha desatado una oleada de confianza y ha aumentado las inversiones.

Aunque admitieron que un crecimiento del 3,3 % «no es fantástico», y que «hace falta ir más allá en las políticas monetarias y fiscales con «reformas más agresivas», señalaron que en «todo el mundo han mejorado las expectativas, y 40 países emergentes van a crecer por encima del 5 %, buena parte de ellos en África».

 

También se expresó con esta visión de la economía global el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, quien señaló que «gracias a la agenda económica del presidente Donald Trump el país vive un momento brillante».

Mencionó que se ha firmado un acuerdo comercial con Canadá y México, la inflación y el paro están en niveles muy bajos, el empleo en su mejor momento, y los beneficios de las empresas están al alza, ha enumerado.

 

La presidenta del BCE, Chirstine Lagarde 

La gobernadora del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que por primera vez acude al Foro de Davos al frente de este organismo tras varios años en el FMI, indicó que tanto en la Unión Europea como en la zona del euro se detectan signos positivos, con buenos niveles de empleo y el sector comercial en recuperación tras la incertidumbre provocada por las tensiones entre China y Estados Unidos.

Agenda «verde»

Con excepción de Mnuchin, el resto de ponentes, entre los que también estaban el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, y el vicecanciller y ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, han destacado las oportunidades que ofrece para impulsar el crecimiento la «agenda verde» que incluye, entre otras cosas, la descarbonización.

Mnuchin no ha secundado este discurso, y ha matizado que el del cambio climático «es una cuestión más, pero no la principal», que debe preocupar a los agentes económicos.

Otras cuestiones, como la seguridad nacional o las armas nucleares, tienen un lugar preferente en la agenda de Estados Unidos, que puede presumir de tener aire y agua limpios y además es muy eficiente en términos de la industria del carbón.

Sin embargo, el Cambio Climático ocupó un espacio relevante en el Foro Económico Mundial, que tiene como objetivo dar forma al futuro y resolver problemas del tamaño de un planeta. Este año, cuando el aumento de las temperaturas y la reducción de emisiones finalmente dominan la agenda, parecía que casi nadie podía dejar de hablar de eso.

“Algo que estaba en gran parte en la periferia de las finanzas ha entrado en la corriente principal”, asegura Mark Carney, un habitual de Davos y presidente del Banco de Inglaterra, durante el Foro Climático Bloomberg. “Estos problemas han pasado muy rápidamente de ser problemas de responsabilidad social corporativa o más problemas de nicho dentro de las finanzas a impulsores de valor fundamentales”.

Las contradicciones habituales entre la conversación ecológica y el rico e influyente descenso del mundo hacia la estación de esquí suiza en aviones privados y limusinas se hicieron más evidentes por este enfoque climático.

 

Sin embargo, los llamados a la acción no vinieron principalmente de jóvenes activistas como Greta Thunberg, quien regresó para su segundo año consecutivo de discursos y planeó una huelga climática el viernes para marcar el final del evento. “El clima y el medio ambiente son un tema candente”, dijo Thunberg sobre este nuevo enfoque. “Pero si se ve desde otra perspectiva, prácticamente no se ha hecho nada, ya que las emisiones globales de CO2 no se han reducido”.

Por primera vez, los problemas ambientales ocuparon los cinco primeros lugares en la clasificación de riesgos de los miembros del FEM. Incluso los nombres dados a las sesiones de reunión en el programa habían cambiado. Hace dos años, los asistentes escucharon un debate titulado “The New Energy Era” (La nueva era de la energía). Este año, fue “The Future of Fossil Fuels” (El futuro de los combustibles fósiles).

La forma de abordar las cuestiones climáticas fue el centro de los debates, y personas poderosas hicieron sonar las alarmas.

“El cambio climático se está convirtiendo en un riesgo de inversión”, estuvo de acuerdo el director ejecutivo de Blackrock, Larry Fink, en declaraciones esta semana. “Esto se está convirtiendo en un tema dominante entre más de nuestros inversores”.

 

Crisis climática

La comunidad internacional aún no se puso de acuerdo sobre las reglas para establecer un mercado global de carbono en la COP25, la conferencia anual de Naciones Unidas sobre el clima celebrada en diciembre. Eso dejó a los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas luchando por calcular cuánto valen las emisiones y cuánto pagar voluntariamente por compensar su costo en el clima.

Sin reglas para un mercado global de carbono, la Unión Europea está decidida a proteger el suyo, que ha estado funcionando durante más de una década.

La región apunta a la neutralidad de carbono para 2050 y está considerando imponer impuestos a las importaciones vinculadas a las altas emisiones de dióxido de carbono, como parte de una estrategia para obligar a sus socios comerciales a ser más ecológicos.

 

 

Fuente: ABC España, EFE y Estrategias y Negocios

 

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