Cristina Olivera, docente de Andresito: “Ver los logros de mis alumnos es un regalo, algo mágico”

Fueron las palabras de Cristina Olivera, una maestra de la escuela Nº 791 de esta localidad. Desde ese rincón de la Patria y con mucha vocación pone en valor la tarea docente misionera. A través de su historia saludamos a todos los maestros en su día. 

 

Hace veinte años atrás, Cristina se recibió de Profesora para la Enseñanza Primaria y hace 12 años que es maestra en la escuela provincial Nº 791 de la localidad de Andresito, ubicada a casi 40 kilómetros del pueblo en el “Paraje El Tigre”, en la Escuela Nº3 Rural, con un aula satélite sobre la ruta 24.

 

“Desde pequeña, provengo de una familia muy humilde y de la zona rural de Misiones, no tuve muchas opciones para elegir una carrera, pero cuando comencé a trabajar descubrí que la docencia era mi vocación. Amo lo que hago, considero que desde este rol puedo aportar a mejorar el mundo y el afecto de mis alumnos, no tiene precio y es lo mejor que recibo”, contó Cristina. 

 

Con respecto a su tarea docente, dijo que a diario siente orgullo de como avanzan sus alumnos: “Sin dudas ver los logros de los chicos en su aprendizaje, es lo más gratificante de este trabajo y tuve lindas experiencias con niños con dificultad, ellos me ayudaron a mejorar como maestra y como persona”, explicó emocionada. 

 

La fuerza del ejemplo

 

Para cristina, el aprendizaje se da siempre en todos los ámbitos de la vida, pero se formaliza en el aula, donde más allá de los contenidos curriculares los niños aprenden valores para toda su vida. “Uno no deja de docente al salir del aula o de la escuela, yo sigo siéndolo siempre, de alma, y fuera del ámbito escolar uno sigue siendo un modelo a ejemplo para los niños”, relató.

 

También, haciendo referencia a sus anécdotas en la tarea docente, comentó que una de las más fuertes que vivió en Andresito, fue la de tener un ciclo lectivo donde muchos chicos fueron abandonados por sus madres. 

 

“Tener que suplir esa falta afectiva y luchar a diario para que ellos salieran adelante, demostrarles que son capaces de aprender a leer, y que luego ellos avancen, fue como un regalo, algo mágico, eso me dio motivos suficientes para seguir adelante y compartir la experiencia con mis colegas. 

 

Finalmente, dejó un mensaje a quienes comienzan a transitar la tarea docente: “Hay que amar esta profesión, cultivar la vocación, porque es la única que deja huellas grabadas en nuestros alumnos. Entendí que lo que le decimos, nuestras palabras…nuestro afecto, influyen en sus vidas para siempre”, concluyó.

 

 

AVD

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