El crimen del abogado Valdez: crueldad, saña y venganza, en medio de una separación matrimonial

Las salidas transitorias de la escribana García. Y el trámite que en el mismo sentido está haciendo otro de los asesinos, Bertoldo Neumann, vuelven a traer a la mente de los posadeños el cruel asesinato del abogado Guillermo Valdez.
El hallazgo de un cadáver al costado de la avenida Cabo de Hornos movilizó a toda la Policía en la mañana del 20 de junio de 2003. El hombre había sido asesinado a tiros y alguien se encargó de arrancarle el rostro.
Sin embargo, a las pocas horas se pudo establecer que ese cuerpo pertenecía al abogado Guillermo José Valdez, ex esposo de la conocida escribana Adriana García.
En un primer momento se mencionó la posibilidad de un crimen mafioso e inclusive un ajuste de cuentas; pero la investigación policial permitió descubrir en pocos días cómo sucedió todo.
En la noche del 19 de junio, la mujer convocó a su ex pareja a la escribanía -sobre la calle La Rioja- para tratar temas vinculados a la separación.
Cerca de las 19.30 llegaron al mismo lugar Bertoldo Roberto Neumann y Jorge Alberto “Mosquito” Ramírez, quienes se ocultaron en la parte superior del inmueble, a la espera del momento para entrar en acción.
Las dos empleadas de la escribanía partieron a las 20.00 y un rato más tarde llegó Valdez sin sospechar que en ese lugar lo esperaba la muerte.
Los médicos forenses constataron que recibió varios balazos y sus más de cien kilos fueron a parar al piso de la sala de reuniones.
De allí lo arrastraron hasta el baño, lo sentaron sobre el inodoro y se calcula que durante una hora “trabajaron” con un cuchillo sobre el rostro, que fue quitado totalmente y arrojado, presumiblemente, al sistema cloacal.
El cuerpo fue arrastrado y cargado en la camioneta del abogado, una Nissan Limited 4×4 y llevado hasta la avenida Cabo de Hornos.
Los investigadores establecieron que García mantenía una relación amorosa con Neumann y las sospechas se centraron sobre el joven. En el torpedo de su Crysler Stratus se encontró la pistola calibre 11.25 con silenciador utilizada en el crimen.
A partir de allí todo se derrumbó como un castillo de naipes. Tres días después fue detenida la escribana y también Ramírez. Todos fueron procesados por homicidio calificado por el vínculo, con ensañamiento y por el concurso premeditado de dos o más personas. En 2007 les llegó la condena.
Durante la investigación del caso Valdez, los detectives encontraron en el hotel que explotaba Neumann, sobre la avenida Roque Sáenz Peña, computadoras que habían sido robadas en una sede del IPS sobre la calle Córdoba. El sereno de ese lugar, Alfonso Pintos Cardozo, fue asesinado tras ese robo en febrero de 2003. No hizo falta mucho para atar los cabos: Neumann había sido el autor de ese crimen, y para llevarlo a cabo había utilizado la misma arma.

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