En tono de campaña

La primera presentación del presidente Mauricio Macri en la Organización de las Naciones Unidas tenía todo para ser impecable. Un discurso medido y aprendido de memoria, repitiendo tópicos de campaña como “pobreza cero”, “combatir el narcotráfico” y “abrirse al mundo para atraer inversiones”, alcanzaba para rendir el primer gran examen internacional. Apenas un llamado a los ingleses para “solucionar amigablemente” la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas para “avanzar en nuestra relación bilateral, que puede y debe ser mutuamente beneficiosa”.

Más allá de gustos y posiciones ideológicas, el discurso fue incuestionable. Su paso por la ONU cerró con “casuales” fotos de un beso con Juliana y un paseo en bicicleta por el Central Park de Nueva York.

La cuidada estrategia se desmoronó con un desliz del Presidente que dejó al desnudo una enorme improvisación. Macri reveló ante los periodistas que la premier británica Theresa May aceptó discutir la soberanía de las Islas Malvinas, en un giro diplomático que contraría la postura inglesa de los últimos 150 años, con una guerra incluida. Todo en un contacto informal de unos tres minutos en medio de un almuerzo.

La noticia era una bomba internacional. La nueva Dama de Hierro del Reino Unido había aceptado discutir soberanía después de años de desplantes y sin necesidad de ositos Winnie the Pooh. Sonaba raro que en un diálogo informal de apenas tres minutos con la Margaret Tatcher del siglo XXI, hubiera logrado lo que años de presión diplomática y una guerra de por medio, no pudieron. Pero el asombro duró poco. La misma canciller Susana Malcorra, tuvo que salir a aclarar que no hay ningún avance en la discusión de soberanía, sino más bien una idea edulcorada de avanzar sobre otros temas, como había firmado –con enormes concesiones- ella misma con el vicecanciller británico. Peor aún, el propio Foreign Office desmintió que May haya accedido a hablar de la soberanía de Malvinas. Descubierto, Macri no tuvo más que reconocer que, en realidad, la palabra soberanía ni siquiera había estado en el breve encuentro con la primera ministra. Triple desmentida y una estrategia comunicacional hecha añicos.

El Presidente, cuya obsesión es “volver al mundo”, comprobó en unos pocos instantes que lidiar con la diplomacia no es lo mismo que tratar con medios complacientes que ayudan con el maquillaje.

También debería ser una lección para el equipo presidencial. Hace falta más que una estrategia de marketing.

Como si fuera poco, apenas regresó de Estados Unidos, Macri protagonizó otro episodio de realidad virtual. En su propia cuenta de Twitter se mostró a bordo de un colectivo urbano como “un vecino más”, dispuesto a escuchar críticas y reclamos. Unas horas después aparecieron fotos y videos que lo desmentían. El colectivo estaba parado, rodeado de guardaespaldas y con móviles de Gendarmería cerca. Los “vecinos” eran todos del PRO movilizados por el intendente del municipio bonaerense de Pilar. Otra vez, el montaje se desbarataba.

El PRO hizo de la estrategia comunicacional un pilar de su campaña electoral y tiene un lugar privilegiado en las acciones de Gobierno, con los grandes medios como aliados, junto a una enorme red dispuesta a atacar al kirchnerismo, aunque no pueda celebrar méritos propios. Así, la imagen del Presidente se mantiene con niveles de aceptación elevados puesta en contraste con la “herencia” que todos los días es machacada en titulares de diarios y noticieros de televisión. Pero el paso de los meses hace necesarios cada vez más esfuerzos. Y las fallas se hacen visibles. La herencia ya no alcanza para justificar las políticas de Gobierno que empeoraron la calidad de vida de millones de argentinos y parecen ir a contramano del eslogan de pobreza cero.

El Producto Bruto Interno tuvo en el segundo trimestre una caída en todos los componentes, algo que no ocurría desde 2001, en lo peor de la crisis de la Argentina. La inversión cayó cinco por ciento y el consumo dos por ciento. Con esta caída, en la primera mitad de este año la economía retrocedió el 1,7 por ciento. El Instituto Nacional de Estadística y Censos revela los efectos de las políticas aplicadas desde diciembre: “La caída de la inversión se debió a la disminución del 15,7% de la inversión en construcciones, de 13,6% de otras construcciones, un incremento de 5,3% en maquinaria y equipo y una caída del 0,8% en equipo de transporte”. Y agrega que “dentro de maquinaria y equipo, el componente nacional decreció un 4,2%, mientras el componente importado aumentó un 11,9%”. El segundo trimestre fue peor que el primero. Los precios implícitos crecieron 6,7 puntos porcentuales más en el segundo trimestre, en la comparación interanual, que en el primero: lo hicieron un 45,2%, cuando entre enero y marzo lo había hecho un 38,5%. En la composición, los precios de consumo aumentaron un 39,9%; los de consumo público, un 33,2%; los de las exportaciones, un 49%; y los de formación bruta de capital fijo, un 34,9%.

Las políticas de ajuste derivaron en esta contracción. Recién ahora el Gobierno promete reactivar inversiones, especialmente en obras públicas –Rogelio Frigerio prometió construir 70 mil viviendas el año que viene-, pero la recuperación parece estar todavía lejos. La promesa era construir 400 mil viviendas en cuatro años y entregar un millón de créditos hipotecarios, pero en el presupuesto 2017, se anticipa que apenas serán 120 mil viviendas y 175 mil créditos en los próximos tres años, es decir, en lo que queda de mandato. Las promesas incumplidas no sólo se notan en el bolsillo, sino que afectan la imagen internacional que pretende pulir el Presidente.

De todos modos, si hay una inyección de recursos, la ecuación puede variar, aunque eso repercuta en metas como inflación y déficit fiscal. Las metas autoimpuestas son elevadas, pero en el Gobierno saben que si no mejora el humor social, las chances electorales irán disminuyendo y el PRO se juega su primera parada brava en las legislativas del año que viene. Si gana, el proyecto se consolida. Si hay derrota o una victoria ajustada, se hará cuesta arriba el final del mandato y las posibilidades de continuidad a través de Macri o un heredero.

Sergio Massa, quien le da gobernabilidad al PRO, sabe que hoy aparece primero como opción de recambio. Por eso marca las diferencias y lanza las críticas más ácidas, aunque después vote y garantice los proyectos del macrismo. De paso por Misiones, el tigrense advirtió que Malvinas debe ser política de Estado y no “manoseada” en relación a las idas y vueltas del macrismo. Cuestionó “errores de gestión muy serios, que generaron pérdida de puestos de trabajo o la suba de tarifas que ahora fue frenada por la Corte” y aseguró que “queremos estar dentro del mundo, pero cuidando el trabajo argentino”.

Massa vino a Posadas para ser declarado insólitamente “huésped de honor” por el Concejo Deliberante. La iniciativa fue impulsada por el presidente del cuerpo, el camionero Alejandro Velázquez, pero contó con el voto de toda la alianza opositora, incluso los radicales Francisco Fonseca, nuevo prresidente de la UCR y Ariel Pianesi, presidente de la Juventud Radical Nacional, que deberán explicar a sus socios PRO porque homenajearon a un rival directo de Macri. Nadie puede responder cuál es el mérito de Massa para merecer semejante honor . Casi al mismo tiempo, la declaración también le fue otorgada a la cantante brasileña María Creuza, intérprete excelsa de “Garota de Ipanema”, del padre de la Bossa Nova, Vinicius de Moraes.

Quedó claro que la visita de Massa no fue institucional, sino en tono de campaña. Junto a José Ignacio De Mendiguren se reunió con empresarios, productores y partidarios. Sorprendió al revelar que acompañará el proyecto del diputado nacional Maurice Closs para que las provincias manejen directamente los recursos del Fondo Especial del Tabaco y de la yerba mate –la iniciativa fue elevada al Senado por los representantes misioneros- y prometió el voto de los 40 diputados de su Frente Renovador para presionar por el ITC diferenciado para los combustibles que los funcionarios macristas se niegan a otorgarle a Misiones, como una herramienta para combatir las asimetrías con Paraguay y Brasil.

Massa le tiró varios centros a la Renovación local –la original– y dejó claro que no quiere confrontar ni poner “palos en la rueda”, sino construir una alternativa propia “con visión de futuro”, frase usada para marcar distancia con el kirchnerismo y su “mochila de causas judiciales”.

Sorpresivamente tomó distancia de su ex candidato a diputado nacional, Ramón Puerta, hoy embajador de Macri en España. “No soy una franquicia de Coca Cola. Los que tomen nuestra agenda, son los que trabajan conmigo. Otros se cuelgan del saquito para conseguir un carguito, lo que hace a la mediocridad de la dirigencia política”, apuntó en diálogo con los periodistas.

Después, en una reunión con sus seguidores, abundó: “Los embajadores no deberían meterse en política local”, opinó, en relación a la pretendida candidatura de Puerta en las legislativas del año que viene. “Hay 12 mil kilómetros entre Posadas y Madrid y a mí me gusta trabajar con la gente codo a codo, que los diputados, concejales, estén al tanto de la realidad que les toca vivir a sus ciudades”, aseguró Massa.
Aunque el líder del Frente Renovador pidió no poner “palos en la rueda” y se mostró conciliador con el frente homónimo local, sus referentes locales no comparten al pie de la letra el concepto. El Concejo Deliberante manejado por el massista Velázquez opera siempre en contra del intendente Joaquín Losada y la alianza opositora con radicales y el PRO buscará mañana acordar una estrategia para hacer caer la ley de Lemas.

La embestida es pour la galerie. Hace pocos días el diputado nacional Luis Pastori admitía que la ley de Lemas serviría para salvar sus diferencias con el PRO sin necesidad de ir a internas, pero ahora el nuevo presidente, Francisco Fonseca, buscará su caída o, como mínimo, una reforma para limitar el uso de sublemas. La oposición tiene la mayoría suficiente para derogar la adhesión de Posadas a la ley, pero necesitará de los dos tercios si es que Losada veta la ordenanza. El objetivo es que Losada vete la norma y quedar como víctimas, aunque sean beneficiarios de la sumatoria de sublemas.

En la Legislatura la alianza PRO-UCR tiene la misma estrategia. Presentaron proyectos para limitar reelecciones de intendentes y diputados a sabiendas de que no cuentan con los votos para avanzar. Sirve como argumento político, aunque tenga poco que ver con el respeto a la voluntad popular.

Todavía demasiado lejos de las especulaciones electorales, en el Gobierno provincial están enfocados en la gestión para sortear los efectos de la crisis cuya solución no depende de decisiones locales. El gobernador Hugo Passalacqua logró cerrar un muy beneficioso acuerdo para refinanciar los bonos Seniors y Juniors, emitidos por cien millones de dólares en los últimos días del gobierno de Ramón Puerta, durante el festival de endeudamiento de los 90. Los bonos fueron pactados en condiciones gravosas para Misiones, con altos intereses y prioridad sobre otras obligaciones del Estado. Por eso, dejaron de pagarse en 2003. En 2009 pasaron a manos de la Anses cuando recompró acciones de las AFJP que eran las tenedoras. En los primeros meses de este año se inició una negociación silenciosa que derivó en un acuerdo que implica beneficios para Misiones. Una extensión de los plazos –a quince años- con una tasa de interés más baja que la inflación estimada y, sobre todo, en pesos, blindando la economía ante los vaivenes del tipo de cambio. Así, casi el cien por ciento de la deuda pública misionera está en pesos, un escudo protector que se fue formando desde 2003.

La negociación que encabezó el secretario de Hacienda, Adolfo Safrán, incluyó en paralelo un reconocimiento de la Anses de la deuda que tiene con Misiones por la caja previsional.  Según datos preliminares, se trata de al menos 1.600 millones de pesos en los últimos cinco años, de los cuáles 500 millones corresponden al año pasado. La Anses vendrá a determinar cuánto reconocen. Misiones es una de las pocas provincias que conservó su caja previsional y acumula una acreencia con la Nación que debía girar recursos que nunca llegaron.

De este modo, la Provincia podrá compensar un poco la pérdida de recursos producto de la caída en la actividad económica. En lo que va del año, son más de 600 millones de pesos menos los que recibió en concepto de coparticipación.

Passalacqua marcó las diferencias con el modelo de los 90. En un acto junto a cinco mil docentes en Ruiz de Montoya trazó una línea con los valores que le dieron forma a la Renovación. “Hay que acordarse de la crisis del 2001. El país se deshacía, Misiones se deshacía, los partidos tradicionales no estaban en condiciones de contener a la sociedad y proyectarla hacia delante, habían sido contribuyentes de la caída de la Argentina. Éramos cinco personas cuando nos convoca Carlos Rovira y nos invita a una aventura, romper todo y empezar de nuevo, y hacerlo todo en base a una doctrina que tiene una sola palabra, el misionerismo», enfatizó.

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