Habló la abogada del acusado del parricidio de Pilar: para Leandro cometer el asesinato fue orgásmico

Leandro Yamil Acosta y Karen Klein asesinaron a su madre y su padre, respectivamente, luego los descuartizaron y quemaron en Pilar. La abagada del asesino, dijo que Leandro no siente culpa.

Leandro Yamil Acosta y Karen Klein, son hermanastros y pareja, ambos están detenidos por asesinar a su mamá y su papá, Miryam Kowalczuk y Ricardo Klein. La abogada del joven imputado por el parricidio dijo que su cliente no siente culpa e incluso comparó el crimen con un orgasmo.

«Su psiquis está alterada y eso lo veremos en las pericias», planteó la abogada Mónica Chirivín.

«No siente culpa, sino más bien que se siente aliviado por una carga que tenía desde niño», aclaró y resaltó: «Para él fue como orgásmico».

Además, Chirivín dijo en comunicación con Sobrevivientes: «Me dijo que se comió un pedacito de cadáver». «Me dijo que hubo canibalismo», contó la abogada del acusado por el parricidio en Pilar.

La defensora de Leandro Acosta, el detenido acusado de matar a su madre y su concubino, indicó que el jóven le contó que «se comió un pedacito». Y agregó que su cliente dijo sentirse «aliviado» luego del crimen.

«No lo veo bien. Yo creo que si se prueba la autoría, este muchacho quizá no pudo comprender la criminalidad de sus actos. Este chico es inimputable», afirmó.

«No siente culpa, sino más bien se siente aliviado por una carga que tenía desde niño. Su psiquis está alterada y eso lo veremos en las pericias», explicó la defensora.

Chirivin dijo que Acosta «es un joven que sufrió mucho en su vida, ya que además de tener que usar de por vida una bolsa de colostomía, padeció todo tipo de abusos por parte de sus padrastros cuando era chico».

En tanto, un grupo interdisciplinario conformado por médicos y antropólogos forenses comenzó hoy a analizar el contenido de las 16 bolsas con restos de desechos calcinados, que podrían ser fragmentos de huesos humanos.

Las bolsas fueron halladas en un descampado ubicado a ocho cuadras de la casa donde se cometieron los homicidios de Ricardo Ignacio Klein (54) y su concubina Miryam Esther Kowalczuk (52).

Además, hay una pelvis y un trozo de los que sería una columna vertebral femeninas que fueron encontradas parcialmente calcinadas en un tacho de pintura en la terraza de la casa, que también serán analizados a fondo por los expertos para ver si son de Kowalczuk como se presume.

El fiscal general adjunto de San Isidro, a cargo de la causa, Marcelo Vaiani, ya tiene acreditado por el trabajo de la Policía Científica que hay rastros de sangre y evidencias balísticas en la casa de la calle Sarratea 2726 de Manuel Alberti.

Según la versión que la otra imputada de la causa, Karen Daniela Klein (22), mencionó ante el fiscal cuando declaró en indagatoria, el autor de los homicidio fue su hermanastro y pareja, y ella colaboró con la limpieza y no lo denunció porque estaba amenazada.

Siempre según esa declaración, el crimen ocurrió alrededor de las 8.30 del 2 de septiembre, cuando los mellizos de 11 años hijos de las víctimas y hermanastros de los imputados no estaban en la casa porque Kowalczuk los había llevado al colegio.

La joven le contó a Vaiani que se despertó con un estruendo, que luego se dio cuenta fue el balazo con el que Acosta ejecutó a Klein mientras dormía, y cuando fue a ver lo que sucedía vio que su madrastra llegaba a la casa y que su pareja le disparaba en la cabeza, para luego rematarla con otros dos tiros en el piso.

La chica declaró que sólo vio los cuerpos el día del crimen, que en los días sucesivos Acosta hizo varias fogatas y que a ella le dijo que si contaba algo, también la iba a asesinar.

También relató que por orden de su pareja, a sus hermanos les dijeron que sus padres se habían a jugar al bingo a Uruguay y los habían abandonado.

El doble crimen se descubrió el 13 de este mes a la madrugada cuando luego de una denuncia por paradero de uno de los hermanos de Klein -quien era albañil y se dedicaba a la recolección de cartones y residuos a gran escala-, la Policía allanó la casa de la calle Sarratea 2726 y encontró una pelvis y parte de una columna calcinadas en un tacho de pintura en la terraza de la vivienda.

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