¿Cuáles fueron los pedidos de Gallardo para formar su renovación con River?

El entrenador, que extendió su contrato hasta 2017, tiene planes desde lo deportivo hasta lo institucional. Los proyectos a largo plazo movilizan, provocan ilusión, aunque para desarrollarlos es indispensable que se cumpla una suma de factores. La vorágine resultadista que invade al fútbol impide que los ciclos se disparen en el tiempo.

River pudo romper con ese paradigma, conjugó logros con planificación. La renovación del contrato del director técnico Marcelo Gallardo es la imagen contundente de los festejos en fila, pero también de la tarea en equipo que le devolvió la gloria al club y que cotizó al Muñeco entre los estrategos de alta consideración en el planeta

La sonrisa indisimulable del presidente Rodolfo D’Onofrio en el acto en el que se representó la extensión del vínculo, hasta diciembre de 2017, remarcó la estrecha confianza y configuró un sueño personal del dirigente: finalizar su mandato con Gallardo al frente del plantel. Esa idea, sin embargo, podría desintegrarse, porque aunque no exista ninguna cláusula de rescisión, hay un pacto de caballeros, tal como lo presentaron las partes: ante un ofrecimiento de un club de primera línea de Europa o una selección, el entrenador que revolucionó Núñez tiene libertad para aceptar la propuesta. Pero los objetivos en River se reciclan y las exigencias que delinea Gallardo, que prefiere trabajar con plazos cortos, se multiplicarán hasta fin de año.

Desde que tomó el control, en reemplazo de Ramón Díaz, Gallardo se involucró mucho más allá de lo que el cargo demanda. El Muñeco es más que un DT, un hombre que organiza una sesión de entrenamientos o planifica la táctica de un partido. Sin dudas, esas son responsabilidades que los hechos marcaron que cumplió con eficiencia: cuatro campeonatos internacionales en 244 días es una cifra fabulosa. Pero el trabajo que ejerció fue más global y lo seguirá siendo, ya que son los detalles que componen el nuevo contrato.

Tres aspectos resaltan en los papeles:

  • 1) El reacondicionamiento de los campos de juego del Monumental y del predio de Ezeiza es una prioridad para el entrenador, que en alguna oportunidad se quejó, en público, del estado de las canchas.
  • 2) Reformas y mejoras edilicias, desde la concentración hasta los vestuarios y los gimnasios.
  • 3) El control del desarrollo técnico-táctico de las divisiones inferiores, algo que empezó a tomar forma con el cambio que se produjo en febrero pasado, cuando Facundo Villalva tomó el mando de la Reserva en reemplazo de Gustavo Zapata.

Así como antes Gallardo reconstruyó la fisonomía de un equipo que venía de consagrarse dos veces campeón en el ámbito local (torneo Final 2014 y Supercopa argentina 2014), ahora el deseo es que el plantel no se siga desmembrando. Ante las bajas, deslizó que River podría intervenir en el mercado de pases: «Estamos haciendo gestiones para incorporar un jugador, esperemos llegar con el tiempo. La prolongación significa seguir alineados. Nos pone en un desafío mayor. No le tenemos miedo, pero no es fácil repetir lo hecho en este año.

El no conformarse nos permite seguir creciendo. El equipo se va reinventando. Hay jugadores que se van y llegan. Tenemos que adaptarnos y ser competitivos», dijo Gallardo, en la rueda de prensa, en el salón Auditorio del Monumental.

La nueva aventura ya está en marcha, porque aunque sean 9 los puntos que separan a River de los punteros San Lorenzo y Boca en el torneo local, la proyección tiene como consigna revalidar el título de la Copa Sudamericana y jugar la final del Mundial de Clubes, en Japón. «Es un partido puede pasar cualquier cosa. Mentalmente, somos un equipo preparado para jugar finales. Podemos ganar o perder, pero no creo que este equipo te deje a gamba. Podés enfrentar al mejor equipo, con futbolistas extraordinarios, pero este equipo tiene hambre y futbolistas con temperamento que nos hacen levantar el nivel», dice el Muñeco, sobre una hipotética y soñada final con Barcelona.

Para restaurar la competitividad al grado que Gallardo quiere, el grupo transita por una etapa de recuperación: Maidana, Barovero y Vangioni serán licenciados para el partido con Huracán, como sucedió con Ponzio, Sánchez y Mercado, el pasado fin de semana, frente a Estudiantes.

Los jugadores que vuelven de una lesión son resguardados -caso Mora- y los juveniles tienen una participación mayor. «Nos da consejos, nos hace ver el fútbol de otra manera: te anticipa cosas que van a pasar. Somos privilegiados de tenerlo y hay que sacarle el jugo», comenta Sebastián Driussi, uno de los que más rodaje tuvo.

Para llegar a este presente, antes precisó de charlas grupales, conocer en profundidad a quienes desarrollarían su fórmula exitosa. Así, reconvirtió a los uruguayos Carlos Sánchez y Rodrigo Mora y también a Ariel Rojas, que se marchó a Cruz Azul; eligió con ojo clínico a Ramiro Funes Mori por sobre Álvarez Balanta y no falló: el Mellizo se cotizó, llegó a la selección y fue transferido a Everton, de Inglaterra; Kranevitter y Ponzio, dos nombres que transitan distintos momentos de su carrera, se revitalizaron, crecieron en sus funciones: el tucumano, como distribuidor y patrón; el santafecino, siendo el termómetro anímico del equipo.

Esperó y convenció a Cavenaghi, un ídolo popular, de que tendría presencia calificada y no cuantificada. Y los mercados de pases lo enseñaron como un mánager: Pisculichi, Alario, Viudez, Mayada, apellidos que demostraron que es un distinguido para elegir.

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